La IIla da Toxa, en O Grove, es uno de los lugares más turísticos y reconocidos de las Rías Baixas. Esta pequeña isla, enmarcada en la boca de la ría de Arousa, se hizo famosa gracias a sus aguas termales y su consagrado casino. Aunque en su entorno existe más de un tesoro desconocido. Sin ir más lejos, la Capilla de San Caralampio es la única en el mundo recubierta en su totalidad por conchas de vieira.
La mayoría de las personas la reconocen como la “capilla de las conchas”, pero lo cierto es que cuando se construyó, en el año 1909, su fachada no vestía estos elementos. Hoy en día, el conjunto presenta un aire marinero que pone en valor la riqueza natural de su entorno. Desde lejos, sus paredes proyectan un tono entre blanco y rosado, pero una vez se fija la mirada pueden apreciarse una a una los millares de conchas que la rodean. Su historia es más bien fruto de la casualidad, o de la lluvia, según como se mire.
La fachada donde se encuentra el altar está orientada cara al sur. Un dato casi irrelevante de no ser porque las fuertes lluvias azotaban continuamente las paredes de esta iglesia, lo que producía humedades y un gran deterioro en su estructura. A finales de los años 40, el entonces Marqués de Riestra, Raimundo Riestra Calderón, hizo llamar a un albañil del pueblo para buscar una solución al problema que la capilla venía arrastrando durante casi cuatro décadas.
El albañil en cuestión, Anselmo Millán, propuso una técnica tradicional para impedir que el agua penetrase las paredes: cubrir toda la superficie con conchas de vieiras. De esta manera, el agua resbalaría por todas ellas sin mojar el interior. Esta forma de cobertura se utilizó durante años en casas próximas al mar.
El Marqués de Riestra aceptó la propuesta y poco después la fachada quedó cubierta por estos tesoros marinos. Al Marqués le gustó tanto el resultado que ordenó cubrir la iglesia en su totalidad. Conseguir la imagen que hoy en día tiene la Capilla de San Caralampio llevó varios años. Los trabajos, que habían comenzado a finales de los años 40, no se vieron terminados hasta principios de los 50.
La singular arquitectura de la capilla no deja de tener su simbolismo. Las leyendas de la Illa da Toxa hablan del fuerte poder medicinal que poseen las aguas de esta isla. Curiosamente, la vieira es un molusco al que también se le atribuyen propiedades curativas. Así es que la Ermita da Toxa se encomienda desde su origen, en el siglo XII, a San Caralampio, patrón de las enfermedades de la piel. Desde su remodelación, siglos más tarde, se empezó a guardar devoción también a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.
La boda que puso a la capilla en el foco
Era el 28 de diciembre de 1996, día de los Santos Inocentes, cuando Mariano Rajoy, por aquel entonces ministro de Administraciones Públicas, y Elvira Fernández contraían matrimonio en la Ermita da Toxa. Pese a las bajas temperaturas, casi un millar de personas se congregaron alrededor de la capilla para recibir a los novios más ilustres hasta el momento. Personalidades públicas y políticas de la época asistieron a la celebración. El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, estuvo presente en el acto religioso pero decidió no asistir al banquete por encontrarse de luto. La ausencia más reseñable fue la del presidente del Gobierno, José María Aznar, aunque su mujer, Ana Botella, sí asistió al convite.