Es difícil condensar en una sola exposición la trayectoria de más de 40 años de un excepcional proceso creativo por parte del pintor y escultor cambadés, Francisco Leiro (Cambados, 1957). Pero eso precisamente es lo que intenta “Bronces”, una muestra que abre una ventana a reconocidas obras del artista en petit format, creadas desde 1980 hasta la actualidad.
Leiro vuelve a presentar una obra individual en Cambados después de 45 años. La primera y única vez que lo hizo fue en 1975, en la Sociedad Cultural de la villa cuando sólo tenía 18 años. Desde entonces su arte y su figura han conseguido traspasar fronteras, llegando a conquistar galerías, plazas y jardines a lo largo y ancho del globo. De hecho, durante años ha realizado su trabajo en talleres a caballo entre Nueva York, Madrid y su ciudad natal.
Francisco Leiro podría definirse como un artista social, esculpe esa colectividad universal que a todos nos preocupa y nos rodea, a veces en tono humorístico o ciertamente irónico, otras dramatizando o expresando sin mayor miramiento. La madera, el granito o el bronce como material y la figura humana en toda su expresividad son los elementos fundamentales de las obras del cambadés. En ellas nunca falta un hilo narrativo que gira entorno a esa sociedad cultural, mítica e incluso política. Un proceso que corre de la idea al bosquejo, y que una vez ahí no encuentra límites.
El origen de las grandes obras de Leiro
El pasado octubre el Pazo de Torrado abrió sus puertas a estas 45 maquetas de bronce y bocetos de diferentes piezas realizadas por el autor. Un proceso previo de creación casi siempre desconocido para el espectador final y que ahora se ha situado en primera línea en una exhibición histórica para la villa. Referencias a la figura humana, crisis mundiales, guerras o desastres naturales, pero también a la cotidianidad, tienen cabida en las piezas del autor.
Entre las obras seleccionadas se encuentran algunas miniaturas tan significativas como la figura del “Sireno” que luce en la Puerta del Sol de Vigo desde 1991; el “Gaiteiro” (2005) de bronce que levanta unos cuatros metros de altura en Ortigueira; la obra escultórica de “Don Quijote apaleado por unos arrieros” (2005) a propósito del IV Centenario de la publicación del libro, o el “Astronauta” (2001) de Valdemoro.
La perspectiva histórica y personal que confiere “Bronces” es inigualable. En la exposición, los amantes del singular arte del autor podrán encontrarse incluso trabajos previos a su despegue internacional, como “Libélula”, creada en 1980. También podrán rescatar de la memoria colectiva momentos guardados en el imaginario de miles gallegos, como el desastre del Prestige, con sus cuatro “Recolectoras” (2003). Talladas en madera en su serie original, supusieron en su día un homenaje a las voluntarias que pelearon contra los efectos del chapapote. Además de todas estas maquetas, la muestra incluye dibujos y hasta cuatro esculturas en su tamaño definitivo.
“Bronces” en Cambados hasta el 4 de abril
Aunque los “Bronces” de Leiro tenían previsto terminar su andadura por Cambados en enero, la exposición se prolongará hasta el día 4 abril con la intención de llegar a un mayor número de personas. La decisión, acordada entre el autor y ayuntamiento, ha sido propiciada por el gran número de restricciones que está viviendo Galicia en las últimas semanas y que han impedido a muchos poder disfrutar de los trabajos.
Durante el mes de enero la muestra sólo abrirá los fines de semana en horario vespertino, como así lo han indicado a la entrada de la sala. El resto de semanas el horario se amplía y el pazo de exposiciones de Torrado abrirá sus puertas de martes a viernes de 11.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas, y los sábados y domingos, al igual que en enero, de 17 a 20 horas.
Leiro en el Salnés, Pontevedra y Vigo
Pese a su indiscutible proyección internacional, Francisco Leiro atesora a su Galicia natal y la lleva consigo allá donde va. No es de extrañar que la tierra que le vió nacer albergue en sus diferentes pueblos y ciudades las pegadas escultóricas del autor. En el caso de Vigo y su zona de influencia estas son algunas de las más destacadas:
En Cambados no podía faltar una referencia al vino albariño. En la plaza de Ramón Cabanillas, no muy lejos de la sala de exposiciones, se encuentra el “Baco”, una figura de bronce dedicada al Dios del vino de la mitología romana. También en el municipio, en las Ruinas de Santa Mariña preside desde hace un par de años una pieza de la autoría de Leiro, supliendo el hueco que dejó el cristo en el altar debido a su mal estado de conservación.
En Sanxenxo, allá por el 2005, aterrizó en la plaza del Mar del puerto deportivo una estatua gigante que recibe el nombre de “El Atlante”. Este, según la mitología griega, es un Dios que vive en las profundidades del mar. La escultura de bronce mide hasta 14 metros de largo y pesa unas 20 toneladas, y sus partes del cuerpo se mantienen separadas. De hecho la idea del autor era replegarlas en la plaza según cayesen, pero la idea pronto se descartó por la imposibilidad de hacerlo debido al peso de las piezas.
En Pontevedra, en la Isla de las esculturas, se sitúa la conocida por todos como “batea del río Lérez”, aunque el nombre original es “Saavedra”. Esta representa una sala de estar, con sus dos sillones y estantería de piedra que flotan sobre el río en una superficies de madera. Y Vigo, más allá del famoso “Sireno” de Puerta del Sol, alberga otra de las obras más emblemáticas del autor: “El Nadador”, conformado por “El Salto”, junto a la Estación Marítima de la Ría, y otra estatua en la Praza da Estrela que representa al nadador ya en el agua.