En la cabecera norte de la comarca de O Salnés, en línea con la ría de Arousa, se encuentra el municipio de Vilagarcía de Arousa, uno de los puntos más populares y activos de las Rías Baixas. La localidad destaca especialmente por su fuerte vinculación marítima, su más que clara vocación turística y por ser el centro de grandes historias a lo largo del tiempo. Desde Treintayseis hemos querido indagar un poco más sobre la toponimia de esta villa de O Salnés. Un territorio que ha visto pasar a unos y otros durantes siglos, con diferentes denominaciones y límites territoriales hasta llegar a ser lo que es hoy.
Así, nos encontramos con que Vilagarcía de Arousa pudo acabar siendo- si se hubiesen seguido otros derroteros- Arealonga, Ciudad de Arosa o incluso Carril, cuando en 1869 se había propuesto unir los ayuntamientos y fijar la capital en esta localidad. Aunque a diferencia de lo que ocurre con los orígenes etimológicos de otras ciudades y pueblos, en el caso de Vilagarcía parece estar bastante claro, o al menos existe un gran consenso al decir que este se deriva del conjunto formado por el término latino Villan, que viene a significar "explotación agrícola" y el nombre de su fundador y explotador, García-Caamaño.
"Area Longa", la primera denominación del territorio
Vilagarcía se fundó sobre un territorio denominado en el siglo XII como "Area Longa", zona donde actualmente se ubica la Iglesia de Santa Eulalia de Arealonga. La teoría más extendida sobre el origen de este primer nombre hace referencia al entorno natural en el que se encontraba, ya que fue antaño una pequeña ínsula o lengua arenosa que cerraba un amplio seno marítimo. Esta cala se metía tierras a dentro por el Sur hasta lo que hoy se conoce como Porto do Río, al Este alcanzaba el pequeño alto de Louro y por el Norte, hasta el actual entorno de la Plaza de Calvo Sotelo, y que en aquel entonces servía como un pequeño puerto y refugio para las barcas.
Por su posición estratégica y su riqueza natural, la zona sobre la que hoy se levanta Vilagarcía de Arousa ha sido siempre foco de grandes asentamientos. Existen numerosos vestigios que indican la presencia vida humana en épocas prehistóricas. De la cultura celta, por ejemplo, hay constancia de restos en los castros de Carril, Castrogudín y Lobeira, desde inscripciones rupestres, a diferentes cerámicas o utensilios.
Estos y otros hallazgos llevaron a muchos historiadores a descifrar y asegurar que en esta zona de la ribera y alrededores llegaron a prosperar diferentes villas romanas. De hecho, la calzada romana "Per Loca Marítima" atravesaba el territorio.
De esta época (siglo IV) y del tiempo de los reyes godos católicos (siglo VII) ha quedado en la actualidad la adoración cristiana a Santa Eulalia de Arealonga, pequeña mártir de Mérida y patrona arcaica de la villa. Por lo que otra de las teorías, si bien menos extendida, es que este primer nombre pudiera derivar del culto a dicha santa.
García-Caamaño y la "Vila de García"
El lugar donde se asentaba la antigua "Area Longa" (hoy convertida en parroquia) fue donado en numerosas ocasiones, entre 910 y 1184, y sirvió de base para levantar los cimientos de la actual villa. La última donación, por parte de Alfonso VI, se realiza al monasterio de San Martín Pinario de Santiago, siendo ya en el año 1458, arzobispo del mismo García-Caamaño.
Fue García-Caamaño "el hermoso", el fundador del burgo marinero de “Villa de García”. Eran tres los atributos que en aquella época servían de incentivo para crear dichos burgos: el primero, los "cambos", unas porciones de peces que debían ser entregadas al señorío; también los "quebrazos", todos aquellos despojos de los naufragios que una vez en tierra también pertenecían a los Señores; y por último el "portazgo", una especie de arancel que los Señores se guardaban el derecho de cobrar por las cargas y descargas de los barcos. Eso sí, todo aquel que quisiera instalarse en la villa era provisto de piedra, madera, pan y vino.
Cabe señalar, que García de la Riga, en su obra Galicia Antigua (1904), opinaba que la palabra Vilagarcía podría provenir también de los términos Karshita o Karsita.Y el Padre Sarmiento afirmaba que el origen se encontraba en "Garsiae", así como Villajuán de "Joannes".
La época dorada de Carril
En el año 1500 se funda Carril como villa, con un puerto en pleno apogeo y considerado uno de los mejores de toda Galicia. El puerto servía como fin de viaje por mar de cientos de barcos llegados de América, Inglaterra y otros puntos del mundo que tenían como destino Compostela.
El ritmo de crecimiento que tenía Carril prometía un gran futuro para esta localidad, pero el auge que estaba alcanzando Vilagarcía con el ferrocarril, su zona marítima y otros menesteres acabaron por quitarle todo el protagonismo. Así, cuando en 1869 se había propuesto unir los ayuntamientos bajo el nombre de "Carril" y fijar la capital en esta localidad, el ofrecimiento no llegó a buen término.
La "Ciudad de Arosa" y la fusión de los tres municipios
En la primera década del siglo XX, Vilagarcía, Vilaxoán y Carril todavía conformaban tres ayuntamientos diferentes, cada uno con sus particulares y virtudes. Carril, por ejemplo, era por aquel entonces el segundo puerto más importante de Galicia, tan sólo por detrás de Vigo. Vilaxoán destacaba en el ámbito conservero, y Vilagarcía ya despuntaba como centro neurálgico de la vida autóctona y foránea.
La necesidad de fusionar estas tres villas surgió en parte por el incremento del tráfico portuario y la ampliación del mismo hacia Vilagarcía, fruto también de un proceso de desecación de las marismas y una imparable sucesión de rellenos.
Ya a finales del siglo XIX se dieron en la zona diferentes pronunciamientos a favor de la unión de estos tres ayuntamientos. En un primer escrito de 1900, donde se solicitaba a la regente María Cristina la anexión, se proponía el nombre de la "Ciudad de Arosa" para constituir el nuevo municipio. Un nombre que englobaba la voluntad de convertirse en una gran ciudad, aprovechándose de las ventajas marítimas y ferroviarias de la zona, tal y como dejaba entrever la prensa de la época.
No sería hasta el año 1913 que Vilagarcía, Carril y Vilaxoán se constituyesen como un único municipio bajo el nombre de Vilagarcía. Este hecho levantó alguna que otra rencilla, sobre todo en un primer momento, entre los habitantes de las otras dos localidades, que vieron perdida su identidad con la nueva nomenclatura.
Vilagarcía fue "de Arousa" gracias a la llegada del tren
A pesar de lo que muchos puedan pensar, en los primeros años de unificación al municipio se le denominada únicamente como Vilagarcía. Para llegar a la toponimia actual habría que esperar hasta el año 1922, aunque en documentos anteriores a la fecha ya aparecía nombrado en alguna ocasión Vilagarcía de Arousa.
La oficialidad llegaría gracias al ferrocarril. La antigua estación de Carril adquirió tras la unión el nuevo nombre de Villagarcía-Carril. En Extremadura, concretamente en la provincia de Badajoz existía también una parada con el nombre de Villagarcía. Así quepara evitar confusiones entre los viajeros se decidió añadir el "de Arousa" en referencia a la ría que baña las costas de esta localidad gallega.