Hace algunos años, con la colocación de los bancos con las mejores panorámicas gallegas en pleno apogeo, en este rincón de las Rías Baixas decidieron que ya era hora de tener también el suyo propio. Fue una inocente idea de taberna, como recuerda el impulsor de la iniciativa, Fernando Martínez, dueño del Bar A Nova Ponte. De una de esas charlas entre cafés y vinos surgió la historia de los bancos más famosos de Noalla.
Martínez explica que "o banco é unha ferramenta para enseñarlle a xente o que temos aquí". Sanxenxo, sol y playa son tres palabras que suelen escribirse una detrás de otra. Pero el buen tiempo no dura eternamente y más allá de la imagen turística que se vende, este municipio de O Salnés esconde un gran número de rincones y atractivos por descubrir. "Atraer el turismo" fuera de la temporada estival y mostrar una cara desconocida del litoral estaba entre los objetivos de este grupo de vecinos de Noalla. Lo que quizás no se podían imaginar en aquel momento era lo lejos que llegarían sus bancos.
Fue un 24 de diciembre de 2016 cuando Punta Faxilda quedó coronada con el primero de los bancos de Noalla. No había pasado un día y el boca a boca y las redes sociales consiguieron que cientos de personas visitasen el emplazamiento aquellas Navidades. Hasta entonces, la costa serpenteante de Portonovo a la Lanzada pasaba prácticamente desapercibida a excepción de sus playas. Punta Faxilda reapareció en el mapa y sacó a relucir un auténtico tesoro paisajístico: el mar rompiendo contra los acantilados, las islas del Parque Nacional como telón de fondo y la mejor panorámica para disfrutar del ocaso en cualquier época del año, pero sobre todo en invierno.
Justo dos meses después sería el turno de su homónimo de madera en otro enclave privilegiado y onírico de Noalla: la Illa do Outeiriño, muy próxima a la playa de A Lanzada, y conocida por muchos como el “Islote do Médico”, en referencia a un antiguo propietario. Las ubicaciones no son casualidad, “son os puntos máis representativos da zona”, aclara Martínez, cuya idea era “poñer un en cada punta”. Y como no hay dos sin tres, el siguiente asiento de la lista acabó en la Punta de Montalvo, aunque con una vida mucho más efímera. La misma noche de su colocación fue tirado al mar a consecuencia de unos actos vandálicos.
El banco con el mensaje más bonito del mundo
A estos dos de madera se sumaría en noviembre de 2017 otro banco de piedra sobre la playa de Pragueira, con un simbólico mensaje en su respaldo: "Grazas pola vida". Su origen va más allá de lo que muchos erróneamente piensan: ni un mero atractivo turístico, tampoco un canto al optimismo, ni el relato de una despedida o incluso una historia de amor. Su frase esconde, en su sentido más literal, la historia de un rescate en el mismo lugar en el que se ubica.
Y como no es lo mismo dar las gracias que agradecer, Manolo Piñeiro, vecino de Noalla, quiso tener un bonito gesto con la persona que le salvó de morir ahogado en dicha playa unos años antes. Detrás de la idea volvió a estar Fernando Martínez, quien animó al hombre a instalar el banco justo en frente de la casa de la primera persona que acudió a socorrerle. "Foi simpático porque estábamos en complot co irmán do rapaz para colocar o banco cando el non estivera na casa", recuerda Fernando. El hombre trabajaba por turnos en O Grove, así que se organizaron para poder poner el banco de la forma más discreta. Pero caprichos del destino, el muchacho había cambiado el turno ese mismo día y les pilló in fraganti en plena faena. "Choraron alí todos, foi moi bonito", rememora Fernando.
Y después de los bancos… llegaron los marcos
Otro de los grandes aciertos de este grupo de vecinos tiene que ver con un marco instalado en Punta Faxilda, muy próximo al primero de los asientos. "No mes de maio a posta de sol cadra no marco e ves como se mete no norte da Illa de Ons", describe Fernando. Con tal estampa no es de extrañar que las fotos empezasen a correr como la pólvora por las redes ya en su primer fin de semana de vida, siguiendo la misma estela que los bancos.
Más allá de la estampa artística, la ubicación y el marco ocultan un auténtico relato popular. "Aquí hai unha lenda que fala da Santa Compaña, que conecta Noalla e Ons xusto nese punto", relata Martínez. Según el conocido mito, la Santa Compaña bajaba desde el cruceiro de Monte Faro recorriendo todo el pueblo para dirigirse a la isla por mar. Al borde del acantilado se aparecía mágicamente una puerta por la que cruzaba la procesión de almas hasta llegar a Ons, donde más tarde desaparecía bajo tierra en el cementerio de Canexol.
Punta Faxilda por y para el mundo
La repercusión de los bancos y el marco ha sido tal, que Punta Faxilda ya presume de haberse convertido en un lugar de paso internacional. "Alí antes non iba nadie e agora ves sempre a xente coa cámara colgada", afirma Fernando. Personas de todo el mundo han acabado, casualidad o no, en este rincón de Sanxenxo admirando la belleza del paisaje y sus atardeceres. Martínez aún recuerda la historia de una pareja de japoneses que, en referencia al marco, le preguntaron "¿por qué estaba ese torii aí?" y si él "era algún tipo de monxe" (ríe). Los toriis son unas puertas sagradas que suelen encontrarse a la entrada de los santuarios sintoístas y su presencia indica que más allá hay un lugar sagrado.
Pero esta no es la única anécdota curiosa que relata el pionero de los bancos de Noalla. "Ahí atrás un amigo que está en Suiza, foi pasar o fin de semana a Austria e mandoume unha foto que parecía que estaba na Faxilda", explica. Nada más lejos de la realidad, la imagen en cuestión lucía en una agencia de viajes austriaca que situaba Punta Faxilda "como o quinto mellor lugar de Europa para ver a posta de sol", cuenta Martínez con orgullo. "Non sei se a zona se revitalizou o non, o que sei e que deu moito de que falar".
Más tesoros a la redonda
Con las iniciativas querían "demostrar- y lo consiguieron- que se poden facer moitas cousas con poucos cartos e un poco de traballo que poña cada un". A Fernando Martínez ideas no le faltan, aunque reconoce que le gustaría que hubiese una mayor implicación para poder llevarlas todas a cabo. Sólo en la zona que va desde Punta Faxilda a la Lanzada existen tres o cuatro historias que se pueden dar a conocer y explotar. "Pouquiño a pouco iremos facendo cousas", sentencia Martínez.
Donde se ubica el banco de A Lanzada, por ejemplo, "apareceron uns petroglifos contemporáneos. Todo o mundo sabe que están ahí, pero ninguén sabe o que son", cuenta Fernando. Tienen tan sólo unos 30 o 40 años y todos ellos están relacionados con el conocido rito de las nueve olas. También alrededor del islote pueden encontrarse un gran número de "animales pétreos dos que moi pouca xente se deu conta" y que sin embargo, podrían ser otro curioso atractivo.
Bajo las aguas de la vecina playa de Foxos se esconden los restos de un galeón hundido del siglo XVII, que fue descubierto en el año 1955 por unos pescadores. En ese momento se rescataron hasta 4 cañones. La historia cayó en el olvido hasta 1974, cuando la OJE (Organización Juvenil Española), junto a unos chavales del Grupo Galatea, volvieron al lugar y sacaron a la luz otro cañón y varias armas.
Y allá por los años 40, los acantilados de Faxilda también sirvieron como posición militar. Martínez explica que durante la Segunda Guerra Mundial "Franco fixo fortificar todas as costas. Aquí tiñamos Cabo Udra e San Vicente do Mar, e no medio faltaba algo, así que fixeron unha bateria de costa". Este es sólo un relato más que sirve para reivindicar la faceta más cultural e histórica de Sanxenxo.