Hay espacios que pasan desapercibidos y que cuando se dan a conocer nadie entiende cómo han podido estar alejados de las miradas ajenas durante tanto tiempo. El Pazo de Vista Real, en Vilanova de Arousa, es uno de esos lugares. Situado en la parroquia de Caleiro, en una zona semiurbana en la carretera que une Cambados y Vilagarcía de Arousa, esta casa solariega esconde entre sus muros un pasado ligado al narcotráfico y un presente que apuesta por la formación laboral.
Desde que el ayuntamiento se hiciese con la propiedad en el año 2011, Vista Real se ha convertido en un bien al servicio de la ciudadanía, pues la entrada a sus exteriores puede realizarse de manera pública y gratuita. Borja Gondar es técnico de cultura y turismo del ayuntamiento de Vilanova, y el Pazo de Vista Real se ha posicionado como una de las paradas obligatorias en muchos de sus itinerarios turísticos. Según nos explica, la propiedad se levantó allá por el siglo XVIII, y "aunque los datos históricos son escasos, sabemos que perteneció a la familia Martínez de Ourense, una de las familias más poderosas y ricas de las tierras del Salnés". De hecho, esta saga gallega también tenía en propiedad otro caserío situado a orillas de la playa de Compostela, en Vilagarcía de Arousa.
El lugar en el que se sitúa la construcción principal se encuentra sobre lo alto de una colina y permite disfrutar de unas privilegiadas vistas a la ría de Arousa. Además, gracias a su riqueza histórica y arquitectónica, el Pazo de Vista Real se encuentra catalogado con el mayor grado de protección integral por la Dirección General de Patrimonio. En la actualidad, la finca abarca una superficie de unos 38.600 metros cuadrados, de los cuales 2,5 hectáreas están dedicadas en exclusiva "a viñedos trabajados por la bodega Condes de Albarei, mediante el cual se elabora la Denominación de Origen Rías Baixas", comenta Gondar.
El tesoro mejor guardado de los Charlines
Pese a ser una joya patrimonial en sí misma, el Pazo de Vista Real no empezó a ser sonado al menos hasta que el clan de los Charlines ―apelativo con el que se conoce a uno de las familias del narcotráfico más importantes de toda Galicia―se hizo con su titularidad en el año 1991, tras la muerte de Martínez de Ourense.
La historia de este pazo vilanovés se asemeja a la de otros caseríos de la zona, como el vecino Pazo Baión, propiedad de Laureano Oubiña durante la época ferviente del narcotráfico en la ría de Arousa, y que vivió su particular metamorfosis para convertirse a día de hoy en una auténtica meca del enoturismo.
El patriarca del clan, Manuel Charlín Gama, ―detenido durante la Operación Nécora y que estuvo en prisión entre 1990 y 2010― fue quien decidió llevar a cabo numerosas obras en el pazo "sin autorización previa", tal y como nos recuerda Gondar; así, la estructura original del edificio se fue perdiendo entre unas y otras reformas. Entre los límites del pazo todavía se conservan algunos de los objetos más característicos del conocido narco, en particular unas vidrieras compradas en Holanda; una chimenea de piedra de cantería "en la que se puede apreciar a ambos lados las figuras de dos niños que se dice que son los nietos del patriarca"; e incluso en las farolas que se distribuyen por toda la propiedad todavía puede distinguirse el escudo de la familia Charlín.
El fin del clan de los Charlines como propietarios del Pazo de Vista Real llegaría en el año 1995, en pleno proceso judicial de la Operación Nécora: "se le expropia no sólo este pazo a los Charlines, sino también el Pazo Baión a Laureano Oubiña, y se les prohíbe habitar en ellos directamente", recuerda Gondar. Después, la casa solariega quedó sumida en un limbo durante varios años, hasta que en 2011 el ayuntamiento de Vilanova de Arousa adquirió las llaves de la propiedad "en una subasta pública por algo más de un millón de euros". El gobierno municipal consiguió darle una segunda vida al Pazo de Vista Real, que desde entonces ha servido tanto para uso y disfrute de visitantes, como para acoger un centro de referencia en formación de toda la comarca do Salnés.
Así es el Pazo de Vista Real
Estas antiguas casas señoriales, tan propias de las zonas más rurales de Galicia, tienen unos claros rasgos distintivos que les han servido para ganarse la denominación de pazo. En el caso del Pazo de Vista Real en Vilanova de Arousa, Borja Gondar nos aclara que este recibe tal título "porque cuenta con unas partes imprescindibles para serlo, y estas son: capilla, palomar, ciprés, jardines y cuadras".
A pesar de que gran parte de la historia del pazo se ha ido perdido con el paso de los años, y en muchas ocasiones sólo quedan los recuerdos del conocimiento popular, se sabe con certeza que el conjunto arquitectónico original poseía un aspecto muy característico de estas edificaciones rurales, con fachadas muy austeras y sin apenas ornamentación, o escaleras de acceso en la puerta principal, entre otros detalles.
En la actualidad, el pazo todavía reúne parte de estos elementos de los que hablaba Gondar, tales como una capilla, una pequeña plaza y un edificio anexo (las antiguas cocheras) hoy en día convertido en taller de empleo. Las amplias zonas verdes de Vista Real se completan con "varios árboles centenarios, como un alcornoque o algún magnolio", señala el guía, así como numerosas camelias. Según se recuerda, la propiedad contaba antaño con una excelente biblioteca, hoy desaparecida y soterrada bajo la propia finca.
El Pazo de Vista Real puede ser visitado de lunes a domingo, entre las 9 y 21 horas, y dispone de dos entradas: la principal desde la carretera general, y otra unos metros más arriba que da a la zona del aparcamiento, entre los viñedos y el pazo. El primero de los accesos nos dirige hacia un jardín acondicionado con pequeños estanques, un mini puente de hierro e incluso una especie de gruta a los pies de la finca, que le confieren al lugar una belleza muy singular y lo convierten en un entorno ideal para disfrutar en familia.