El relato de vida de John C. Trulock ―al que desde pequeño llamaron "Juan"― es otro de los muchos capítulos en la historia de lazos entre Vilagarcía de Arousa y Reino Unido; una historia que se lleva escribiendo desde hace más de dos siglos. Las visitas de la Royal Navy a la ría de Arousa, entre los años 1847 y 1936, o la llegada del ferrocarril a Galicia con la gestión por parte de la compañía inglesa The West Galician Railway Company, dejaron una huella imborrable a nivel social, cultural y económico en esta localidad de la comarca do Salnés.
Estas relaciones entre ambas zonas geográficas valió a los vilagarcianos el mote de "ingleses", por el que aún hoy día son reconocidos. Por aquel entonces fueron muchos los trabajadores ingleses que se dejaron cautivar por el encanto de Galicia y sus gentes, estableciendo en las Rías Baixas su residencia habitual y dando lugar a múltiples matrimonios interculturales.
En ese sentido, los Trulock fueron una de las familias más importantes vinculadas de alguna forma a esta localidad. El cabeza de la misma, John Trulock Glascott ―abuelo del literato Camilo José Cela―, fue gerente de la compañía de tren y propietario de la primera línea de ferrocarril entre Santiago de Compostela y Vilagarcía de Arousa. Pero, ¿dónde encaja exactamente Juan Trulock en este árbol genealógico? Él era uno de los siete hijos del empresario, piloto de la Royal Air Force (RAF) y héroe de la aviación británica durante los años de guerra.
Trulock antes de la Primera Guerra Mundial
Al igual que sucede con muchos otros personajes de la historia, la crónica de vida y muerte que se conoce de Juan Trulock está trazada a medio camino entre los datos certeros y las vivencias ficticias. Lo que se sabe a ciencia cierta es que el joven Trulock desarrolló gran parte de su infancia y adolescencia en Vilagarcía de Arousa. De hecho, fue alumno del Colegio León XIII, el cual contaba a nivel escolar con una gran colonia de retoños ingleses.
En un artículo de Galicia Nueva ―primer diario de la localidad― firmado el 24 de febrero de 1908, el escritor y periodista Manuel Lustres Rivas escribía unas líneas en las que recordaba a su amigo de adolescencia, dando cuenta al mismo tiempo de las relaciones alumnos-profesor de dicho instituto: "John era un rapaz todo candor. Lloró cuando don Roque, el arisco y sabio profesor de Física le reñía porque se le atascaba una ley de óptica. Se afligía cuando la lección de psicología le complicaba su simplísimo concepto de la vida y de las gentes".
El joven Trulock destacó desde bien pequeño en todo tipo de deportes, así que no era de extrañar que en 1912 llegase a entrar como ayudante de la Junta Directiva del Club de Regatas con base en Vilagarcía. Este histórico club gallego fue fundado en 1902, tras absorber una entidad de mayor antigüedad conocida como "La Peña", fue presidido por el padre del mismo, Trulock Glascott. Apenas unos años más tarde, Juan Trulock se vería partiendo hacia América del Sur para ocupar un puesto principal en el Ferrocarril Central Argentino, y ya no regresaría a Europa hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.
El héroe de la aviación
El destino del muchacho de raíces inglesas quedaría marcado para siempre tras su regreso de Argentina. Durante la guerra, viajó a Inglaterra y se alistó como voluntario entre las filas inglesas. Poco después, se formaría como aviador experimentado (Capitán de Artillería y Piloto Aviador del Ejército inglés) y acabaría destinado en Flandes. En el año 1917, a los oídos de las gentes de Vilagarcía llegaba una noticia que la prensa local terminaría por confirmar: Jonh C. Trulock era declarado héroe en Inglaterra tras haber derribado varios aviones alemanes en una sola jornada. Las crónicas de por aquel entonces ―escritas desde la óptica de la exageración y el engrandecimiento del personaje― destacaban la valentía y osadía del piloto ante los numerosos enemigos aéreos de Alemania.
Al finalizar la guerra, ya hacia finales de 1918, Trulock regresaría a Iria Flavia con el legado eterno de haberse convertido en un héroe de la aviación británica. Sin embargo, se dice que aquel no sería su último recuerdo como piloto de la RAF, ya que tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial la leyenda de la aviación habría vuelto a sumarse a las filas de combate. Según relatan varios periódicos locales e ingleses, John Trulock Bertorini habría perecido a finales de 1939 como consecuencia de las heridas sufridas en combate durante la contienda.
Camilo José Cela sobre John Trulock
Sobre los últimos días de vida del aviador John Trulock también existen ciertas discrepancias que el propio Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura y sobrino del mismo, llegó a dilucidar en un artículo titulado "Los habitantes del aire". En el reportaje, publicado en octubre de 1997 en el número 667 de la Revista de aeronáutica y astronáutica, el escritor gallego aseguraba lo siguiente: "Mi tío John Trulock, el hermano mayor de mi madre, fue uno de los trece fundadores de la RAF, de la Royal Air Force inglesa, y quedó ciego en la guerra del 14, lo derribaron sobre Holanda y no se mató pero se quedó ciego".
El párrafo continuaba entre recuerdos familiares y anécdotas propias de los tiempos: "John era un poco el héroe familiar y el espejo en el que todos nos mirábamos. Algunos viejos aviadores españoles me hablaban de John con cariño y me decían que habían aprendido a volar con él. Creo que fue mi amigo el general Vives Camino quien se me lamentaba de que John hubiera muerto en accidente y en aguas de Gibraltar; lo saqué de su error, cosa que me costó algún trabajo porque no me creía, pero al final lo convencí de lo que era verdad: que John había muerto en la cama, en Londres y en 1937". De un modo u otro, y a pesar de las incertezas avivadas por el paso del tiempo, en la memoria colectiva de gallegos e ingleses todavía perdura el recuerdo de John C. Trulock como leyenda de la aviación.