Galicia es un territorio repleto de leyendas y vinculado a una gran variedad de criaturas mitológicas que se han convertido en las grandes protagonistas de las historias populares. Los mitos son narraciones tradicionales protagonizadas por estos seres extraordinarios y asociados a la cosmogonía de un pueblo, es decir, que la mayoría de las veces buscan dar sentido a determinados hechos o fenómenos naturales. En las Rías Baixas, una de las fábulas más conocidas es la de la sirenita gallega que vivió entre las aguas de la ría de Arousa, la cual habría tenido un romance con un caballero en la isla de Sálvora y dado lugar a la estirpe de los "Mariños".
Ahora bien, la isla de Sálvora y su nereida no son las únicas critaturas y escenarios relacionados con la mitología gallega en la ría más grande de Galicia. También la isla de Cortegada esconde en el imaginario popular uno de los relatos fantásticos de la región, aunque en este caso se trata de una leyenda mucho menos romántica y más aterradora. Hablamos de la figura del Urco, un perro del demonio que atemorizaba a los vecinos de Carril y cuya presencia en las noches de tormenta siempre vaticinaba muy malas noticias.
El origen del Urco en Cortegada
Era principios del siglo XX y en la isla de Cortegada todavía quedaban algunas huellas de civilización, pues los últimos colonos abandonaron la isla alrededor del año 1907. Por aquel entonces, los vecinos de Carril, Vilaxoán y Vilagarcía habían decidido hacerse con la misma como regalo para el rey, al tratarse de un lugar de gran belleza y valor inestimable. Así, los habitantes de Cortegada recibieron sus respectivas parcelas en tierra firme, aunque la isla terminó por entrar en un largo período de abandono ya que Alfonso XIII nunca llegaría a interesarse por el islote gallego.
La naturaleza recuperó su espacio en Cortegada, dando lugar a una riqueza biológica muy amplia e interesante, llegando a albergar en la actualidad el bosque de laureles más grande de Europa. Según cuenta la leyenda, también la maleza se apoderó de la isla; y entre aquella multitud de vegetación y animales salvajes que fueron surgiendo se encontraba el temible Urco. Este ser mitológico se define como un animal que adopta la forma de un perro enorme de color negro ―o blanco en otras versiones―, con dientes afilados y grandes cuernos entre otros rasgos. Su apariencia no era lo más terrorífico del Urco, sino más bien su presencia: la visita de este enorme lobo negro siempre traía consigo pésimas noticias.
Se dice que en las noches de niebla y fuertes tormentas, el Urco cruzaba a nado la ría de Arousa hasta Carril para anunciar con su característico aullido el mal presagio. La inusual visita del Urco hacía a los habitantes de la villa de Carril recluirse en sus hogares, esperando que el animal no frenase su marcha delante de sus casas, ya que aquello significaría el porvenir de alguna desgracia para la familia. De hecho, en el año 2019 incluso la propia RTVE ahondó en este mito con el estrenó de Néboa, una serie grabada íntegramente en Galicia que resucita de alguna forma la leyenda de los urcos.
El Urco más allá de la ría de Arousa
La leyenda del Urco se fue transmitiendo de generación en generación, dando lugar a múltiples versiones de la historia con una misma esencia. Si bien el origen del mito podría situarse en la ría de Arousa, la realidad es que su figura e historia han volado más allá de la comarca do Salnés ―incluso más allá de las fronteras gallegas. En la ciudad de Pontevedra, por ejemplo, se decía que el temido animal cruzaba las aguas del río Lérez con el mismo propósito. Sin embargo en este caso, el Urco se convirtió con el tiempo en una figura más del carnaval pontevedrés.
Lo cierto es que este personaje mitológico se considera típico del noroeste peninsular, siendo más conocido en las zonas de Galicia y Asturias. De hecho, en la comunidad autónoma vecina este perro del infierno es designado con el nombre de Huerco, o Güerco, y su representación más común lo presenta saliendo del mar arrastrando unas pesadas cadenas.