En el año 2016, en una entrevista para El País, el escritor gallego Manuel Rivas dijo que "Argentina y Galicia son como un país simbiótico". El puente tendido entre ambos hemisferios empezó a forjarse sobre los cimientos del éxodo y la necesidad. Entre los siglos XIX y XX se produjo un apogeo de la emigración hacia América, siendo Argentina el principal país para la diáspora gallega. De hecho, según datos aportados por el historiador Ruy Farías, se estima que desde el año 1857 hasta 1960 en el país de la plata se llegaron a afincar de forma permanente más de 600.000 gallegos. No es de extrañar por tanto que Buenos Aires sea conocida como la quinta provincia gallega, y que en el imaginario argentino actual al grueso de los españoles se les continúe llamando gallegos.
En el caso concreto de Vilagarcía de Arousa, hasta bien entrado el año 1936, el destino de más del 90% de los embarcados era la República de Argentina. En la capital arousana, la emigración tuvo lugar primero a través del puerto de Carril y más tarde, de forma gradual, en exclusiva desde el puerto de Vilagarcía, que terminaría por convertirse en uno de los componentes más importantes para la economía del municipio y de la comarca. Cabe destacar que a la localidad llegaban personas desde todos los puntos de Galicia, e incluso Asturias o Portugal, que ponían rumbo a hacer las Américas. Entre los destinos templados y más residuales de las migraciones galaicas también se encontraban países como Brasil, Cuba o Uruguay.
¿El origen de Buenos Aires está en Vilagarcía?
Buenos Aires ―también llamada Capital Federal por ser sede del gobierno nacional― es la capital y la ciudad más poblada de la República Argentina. Al igual que sucede con el origen del nombre de otras capitales de América Latina, Buenos Aires debe su designio a la devoción católica. De hecho, el nombre que se eligió para su primera fundación en el año 1536 (tuvo otra en 1580) fue Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Según cuenta la historia, el conquistador español Pedro de Mendoza habría nombrada así a la ciudad en honor a la patrona de los navegantes sevillanos ― o conforme a otras versiones, a la Virgen sarda Bonaira (Virgen del Buen Aire), que originariamente pertenece a la ciudad de Cagliari, en Italia.
Sin embargo, en Galicia existe otra historia, a caballo entre el mito y la realidad, que situaría en Vilagarcía de Arousa el origen del nombre de la capital argentina. Tal y como sucede con otros lugares de América Latina, resulta habitual encontrar en el callejero y toponímico extranjero una retahíla de nombres exportados desde España. Hay que remontarse hasta el siglo XVI para conocer el relato que explicaría la relación con la localidad gallega, pues en esta época existía en Vilagarcía una pequeña iglesia, que debido a su buena fama, era muy frecuentada por marineros locales y de los pueblo aledaños. En el año 1645, un matrimonio de la zona había donado una imagen del Santo Cristo (creada por el escultor Juan Hortas) en agradecimiento por haber atendido sus rezos y salvado a su descendiente durante un terrible naufragio. Por esa razón, muchos navegantes acudían a la capilla para pedirle al Cristo "buen aire" en las idas y venidas al mar.
La devoción por el Santo Cristo del Buen Aire era tal, que según cuenta esta leyenda, los marineros que fueron en la expedición con Pedro de Menzoda llevaron una réplica exacta de la figura y los tripulantes del sur hicieron lo propio con Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Después, una vez en tierra, todos ellos construirían un templo que pasaría a ser conocido como la "Capilla de los Buenos Aires", en honor a ambas imágenes. Según esta versión de la historia, la ciudad argentina habría adquirido este nombre tras su fundación. Lo más curioso de todo es que en la segunda fundación de la ciudad, Juan de Garay terminó rebautizando el territorio como Ciudad de la Trinidad y fue su nombre oficial hasta hace poco más de dos décadas.
El legado gallego en Argentina
El legado gallego en Argentina perdura más allá del paso del tiempo. Las huellas de la emigración siguen vigentes varios siglos después de que los primeros aventureros cruzasen el charco en busca de una vida mejor haciendo las Américas. De hecho, en la actualidad, los gallegos y sus descendientes constituyen cerca de un 14% de la población total argentina. Tan sólo en la zona de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, se estima que el 65% de los descendientes de españoles son gallegos.
Más allá del componente poblacional, la capital argentina alberga un gran número de instituciones civiles de carácter gallego: en total suman 700 instituciones que a su vez se agrupan en 83, dos menos que el total en España y que representan la quinta parte de las instituciones gallegas en el extranjero. Cabe destacar que a lo largo del tiempo los emigrantes gallegos se han organizado en asociaciones y sociedades locales, tales como la Federación de Sociedades Gallegas, Agrarias y Culturales fundada en 1921, o la Biblioteca Galega do Bos Aires ya en el año 2007. Una de las asociaciones más importantes es el Centro Gallego de Buenos Aires, destacada en los campos de la Medicina, Cultura y Acción Social. De hecho, este centro llegó a tener alrededor de 120.000 socios, siendo la mutual más importante del continente americano.