Tesoros ocultos a simple vista se reparten por todo el callejero de la localidad costera de Vilanova de Arousa. Sin lugar a dudas, las visitas culturales encuentran uno de sus máximos exponentes en este rincón del Salnés: desde conjuntos arquitectónicos dedicados a los personajes de las grandes obras de Valle-Inclán hasta la propia casa-museo del genio del esperpento o el idílico jardín del Pazo de Vista Real, antigua propiedad del clan de los Charlines y hoy convertida en centro de formación con una zona vitivinícola explotada por la reconocida bodega Condes de Albarei.
De entre todo este catálogo histórico existente en Vilanova de Arousa, una de las joyas arqueológicas más desconocidas del patrimonio local lo conforma la denominada Torre de Cálogo, el último vestigio en pie del antiguo Monasterio benedictino de San Cipriano, fundado por San Fructuoso en el siglo VII y destruido más tarde a consecuencia de los ataques normandos en la ría de Arousa entre los siglos IX y X.
Un poco más sobre su historia
Situada sobre un montículo con vistas a la ría de Arousa, la riqueza patrimonial de la Torre de Calógo resulta indiscutible a día de hoy. Cabe recordar que la orden religiosa de San Benito pertenece a la iglesia católica y está dedicada a la contemplación. Fue fundada por Benito de Nursia y dictada por este a principios del siglo VI, para la abadía de Montecassino, al sur de Roma. En Vilanova de Arousa, esta torre supone el único resto que permanece intacto del antiguo monasterio benedictino de San Cipriano de Cálogo.
De base cuadrada, la estructura está formada por sillares de granito. En arquitectura se llama sillares a aquellas piedras labradas destinadas a la construcción, generalmente cuadradas o de forma rectangular, que tienen un acabado fino con la cara alisada a la vista. En lo alto de la torre se mantiene una espadaña con dos arcos de medio punto en los que tiempo atrás se habrían colocado las campanas. En un pirmer vistazo también se pueden apreciar los restos conservados de una escalinata exterior de ascenso hasta el campanario.
Hay expertos que también relacionan esta torre vilanovesa con otras fortalezas ubicadas a lo largo de la costa gallega, en terrenos como los de A Lanzada, Cambados, con la torre de San Sadurniño, o Catoira y sus tan reconocidas Torres de Oeste. Al tratarse de una estructura independiente del resto de edificios monasteriales, se cree que la Torre de Cálogo podría haber formado parte de este arcaico sistema defensivo para controlar la llegada de buques enemigos por mar.
Otros tesoros ocultos
A pesar de tratarse de un enclave donde se concentran siglos de historia, en el entorno de la Torre de Cálogo apenas se han realizado intervenciones arqueológicas. En la década de los noventa se llevó a cabo una actuación encabezada por el arqueólogo vilagarciano Vicente Caramés que sacó a la luz una capilla sepulcral perteneciente a un hidalgo vilanovés. Sin embargo, resulta importante señalar un hallazgo más reciente y de gran importancia a nivel gallego: un documento datado en el año 946 en el cual se recoge una donación al monasterio. Su relevancia recae en una líneas en las cuales se hace mención a los peregrinos de Santiago de Compostela, convirtiéndose en la referencia más antigua hasta la fecha del Camino de Santiago por la comarca do Salnés.
El Pergamino Gundiliano es un documento escrito en latín en el siglo XII por San Martín Pinario en Santiago, aunque según se cree se trataría de una copia del original. Si bien ya se conocía la existencia de dicho manuscrito en la historiografía gallega, no ha sido hasta hace un par de años cuando los expertos han puesto el ojo en un párrafo del texto que constata la presencia de peregrinos en la Edad Media en Vilanova de Arousa. En una parte de la donación del noble al monasterio benedictino puede leerse: "añadimos también al mismo monasterio lo relacionado con el sustento y vestimenta de los frades, los pobres y los peregrinos que llegan del centro de la propia villa de Cálogo".