Símbolos del patrimonio y la identidad del rural gallego, los pazos constituyen en la actualidad el testimonio vivo de una parte de la historia más señorial de nuestro territorio. En la comarca do Salnés esta arquitectura pétrea y solariega se distribuye a lo largo y ancho de sus nueve municipios, con una infinidad de casas solariegas ocupando nuevos quehaceres ―tales como hoteles, bodegas y espacios para eventos― o resistiendo a duras penas el abandono y el paso del tiempo. En el caso particular de la localidad de Sanxenxo, el municipio más turístico de las Rías Baixas alberga en sus límites un total de ocho construcciones nobles repletas de vida e historia. De entre todas ellas, resulta especialmente relevante el caso del Pazo de Miraflores, una joya arquitectónica del siglo XVII que en el pasado llegó a acoger la residencia de verano de la familia de la ilustre escritora gallega Emilia Pardo Bazán (A Coruña 1851-Madrid 1921).
Situado en un entorno semiurbano del lugar de A Florida, el Pazo de Miraflores se alza majestuoso con la mirada fija en la ría de Pontevedra. La casa solariega en cuestión hunde sus raíces en el siglo XVII, en una antiguo y pequeño edificio adosado a una torre de la misma época. Lo cierto es que tan sólo un siglo más tarde de su construcción, este monumental conjunto arquitectónico en Sanxenxo pasó a estar formado por una estructura de dos plantas que desde entonces luce en su fachada los escudos de armas de las familias propietarias y otros elementos decorativos tales como gárgolas y pináculos.
Breve historia del Pazo-Torre de Miraflores
La historia del Pazo-Torre de Miraflores empezó a escribirse sobre la ladera del monte Ventureira hace ya varios siglos y aunque se conocen pocos datos sobre la fecha exacta de su construcción, se sabe que ya en el siglo XVII existía el cuerpo de la torre sobre el que se ha ido creando todo un legado histórico y patrimonial. Y según se dice, habría sido Don Diego Sarmiento de Valladores, Inquisidor General del siglo XVII, el fundador de la misma. Lo cierto es que el torreón era utilizado antaño como una atalaya para vigiliar la gran extensión marítima-terrestre que se desplegaba sobre el estuario de la ría de Pontevedra. Con el tiempo, la torre fue añadiendo otros edificios a su cuerpo hasta dar lugar a un imponente conjunto arquitectónico en forma de tradicional pazo gallego.
La silueta más conocida del Pazo de Miraflores se dibuja sobre una planta rectangular con bajo y dos pisos, exhibiendo en su cara principal una fachada orientada al mediodía y coronada por la heráldica de los Sarmiento, Valladares, Bazán y Salgado, algunas de las familias nobles que disfrutaron de la propiedad a lo largo del tiempo. También, adosado en el lateral derecho del edificio se encuentra un gran portalón almenado con cruz, el cual da todavía acceso a un pequeño patio en el que una escalinata de piedra conduce directamente al huerto y la vivienda. Dicha construcción en piedra y unos exteriores repletos de frondosa vegetación convirtieron al lugar en musa e inspiración para la novelista y dramaturga gallega. De hecho, la propiedad sanxenxina se mantuvo en manos de la familia Pardo Bazán hasta bien entrado el siglo XX. Al heredar el pazo la hija de la escritora, María de las Nieves (Blanca), quien encontrándose viuda del Marqués de Cabalcanti y sin hijos decidió vender la propiedad la Rafaela Osorio de Moscoso, Duquesa de Terranova y Marquesa de Poza, cuyo linaje aún mantiene el dominio del Pazo de Miraflores.
Es importante destacar asimismo que antaño la propiedad abarcaba una superficie mucho mayor que la actual, la cual ronda los 2.566 metros cuadrados de parcela ―hasta 353m² de los mismos se corresponden con el edificio principal. Tal y como explicamos, los terrenos del Pazo de Miraflores alcanzaban en el pasado la playa da Carabuxeira, si bien en la actualidad la finca ha quedado reducida únicamente a la plantación de viñedo que recorre la ladera del monte hasta el edificio. En estas zonas verdes también se conservan el cruceiro, hórreo y palomar, tres de los elementos más emblemáticos de las antiguas casas solariegas en Galicia. Además, en el interior de la vivienda, especialmente en el comedor principal, todavía se conservan varios muebles que colocó allí la propia escritora durante sus largas estancias veraniegas en Sanxenxo.
En la literatura de Emilia Pardo Bazán
Podría decirse de Emilia Pardo Bazán que fue una de las primeras veranenates ilustres del turístico municipio de Sanxenxo. El Pazo de Miraflores era ya en el siglo XVIII propiedad de la familia materna de la escritora. Un rincón evocador y misterioso enmarcado en el corazón de las Rías Baixas donde Emilia pasó tantos y tantos veranos de su infancia y juventud, marcándole no sólo a nivel personal sino también en su prosa y literatura. En el año 1890 la escritora coruñesa escribió una obra sobre la España del siglo XIX, descrita con naturalismo a través de un personaje en conflicto con sus supuestos orígenes judíos. En esa obra, títulada Una Cristiana, Pardo Bazán describió O Salnés como "la comarca más pintoresca que soñarse puede". Su residencia de verano en Sanxenxo la introdujo de pleno en el paisaje de una costa bañada por el Atlántico que la propia escritora en sus Apuntes autobiográficos (1886) ya había reseñado como "una comarca encantadora si las hay en el país gallego… presa en los cerúleos brazos de un mar digno de las costas europeas".
Lo cierto es que el pensamiento creativo de Emilia Pardo Bazán nunca dejó de evocar la imagen costumbrista y los diferentes escenarios que rodeaban a uno de sus grandes lugares de inspiración, tan presente implícita o explícitamente en muchas de sus célebres obras: el Pazo de Miraflores. Sanxenxo era a ojos de la escritora coruñesa ese Portodor literario de La Sirena Negra (1908), un pequeño pueblo de pescadores en el que poder perderse entre un mar de calma e imaginación. Aquella fue una de las últimas novelas publicadas por Pardo Bazán antes de su muerte, todo un reflejo de la geografía del Salnés y la vida cotidiana de los habitantes de la localidad sanxexina. En la actualidad, una escultura de la escritora y una de sus frases más relevantes grabada a sus pies recuerdan el fuerte vínculo de la coruñesa con este rincón del sur de Galicia: "El sitio en que se hizo la Torre de Miraflores produce en mí tal efecto,que creí sinceramente que no existía en el mundo tierra más bonita".