¿Por qué Pontevedra "é boa vila"?
Nos vamos hasta el siglo XIV para descubrir por qué la capital del Lérez "da de beber a quien pasa"
4 noviembre, 2020 06:00La ciudad del Lérez tiene un apodo muy conocido, tanto que incluso existen unas letras "tamaño gigante" en la céntrica Praza da Ferraría que sorprenden a los peregrinos que cruzan la ciudad. Pero pocos vecinos saben por qué se llama así a Pontevedra, y la verdad es que es una historia que se remonta varios siglos.
La bonne ville de Pontevedra
El verdadero origen de esta frase está en unos escritos del cronista francés Jean de Froissart en siglo XIV. Acompañando al Duque de Lancaster en su guerra de los cien años, Froissart tuvo la fortuna de visitar muchas ciudades gallegas.
Tras el desembarco en el puerto de A Coruña en 1386, las tropas fueron tomando Galicia de norte a sur. Cuando iban a llegar a Pontevedra, cuenta el francés, la villa envió varios emisarios para "rendirse" ante el Duque, del que acatarían todas las órdenes si este prometía no asaltar ni saquear la ciudad.
Así sucedió, pues Pontevedra fue de las pocas ciudades que se libró del ataque inglés gracias a la negociación. Cuando logran atravesar (pacíficamente) la ciudad, por su "magnífico emplazamiento" y su "esplendor económico", el cronista decide que Pontevedra merece el calificativo de bonne ville (buena villa).
Así fue como conoció Pontevedra, una ciudad rebelde que a él le pareció una bonne ville (buena villa) por la hospitalidad de su gente.
Da de beber a quen pasa
Más tarde, se escribió una canción popular que rezaba que "Pontevedra é boa vila, da de beber a quen pasa. A fonte da Ferraría , San Bartolomé na praza". A la descripción del francés se añadió un "guiño" a la cantidad de fuentes que Pontevedra dispuso para los peregrinos que emprendían el Camino Portugués.
Actualmente, la fuente de la que habla la canción se encuentra en los jardines que unen la plaza con el Convento de San Francisco, pero no siempre estuvo ahí. Originariamente, la fuente se instaló en la misma plaza, frente a la puerta por la que entraban los peregrinos a la villa amurallada (puerta de Trabancas), por eso "daba de beber a quien pasase". La fuente fue desmantelada por orden del gobernador civil Quiñones de León, pero se pudo reconstruir a principios del siglo XX.