La memoria histórica está más de actualidad que nunca con la aprobación de la nueva ley en España, cuya premisa principal es que "el olvido no es opción para una democracia". En este texto legislativo se contemplan diversas acciones para la reparación y el respeto de las víctimas del franquismo, como la apertura de investigaciones sobre la violación de derechos humanos que se produjeron aquellos años en nuestro país.
Uno de los puntos que más se apreciará a simple vista, si se cumple con lo dispuesto en la ley, será la retirada de símbolos y monumentos que enaltezcan la dictadura. El artículo 35 dice así: "Se consideran elementos contrarios a la memoria democrática las edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública".
A día de hoy todavía hay multitud de ellos en ciudades y pueblos españoles, aunque en la versión de 2007 de la Ley de Memoria Histórica ya se establecía la obligatoriedad de quitarlos. Sin embargo, muchos ayuntamientos se negaron a ello.
¿Qué diferencia se introduce ahora? Si no se lleva a cabo la "retirada o eliminación" de esos elementos (que se recopilarán en un catálogo elaborado por la Administración General del Estado y el resto de las administraciones públicas), con la nueva legislación se podrán imponer "multas coercitivas, hasta diez sucesivas por períodos de un mes y en cuantía de 200 a 1.000 euros".
En la provincia de Pontevedra, al igual que en muchos otros lugares de España, se puede encontrar esta simbología, aunque hay acciones para comenzar a eliminarla. Por ejemplo, la Diputación lanzó el pasado año una línea de ayudas para subvencionar económicamente los trabajos de retirada de estos elementos en varios concellos.
Fachada del edificio de aduanas de Vigo
La ciudad de Vigo presenta escasos símbolos franquistas tan explícitos como el de la Aduana, al lado de la Alameda. El escudo con el águila sigue a día de hoy presente en la fachada del edificio. La imagen de este ave se remonta a la época de los Reyes Católicos y representa a San Juan, mientras que en el "lenguaje" heráldico significa respeto y poder. El régimen franquista lo incorporó a su bandera en 1938.
Hasta hace un año también lucía en el instituto Santa Irene, en Plaza América, pero se accedió a su cubrición con una estampa de metacrilato con el símbolo del escudo de España.
Cruz de O Castro
El símbolo franquista que más polémica ha causado en la historia de la ciudad de Vigo es la cruz del monte de O Castro. 12 imponentes metros de hormigón, acompañados por un gran conjunto de escalinatas y jardines en memoria de El Caudillo. Este monumento no se retirará con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática porque no hace una exaltación explícita de la dictadura, ya que con los años se ha ido logrando su reinterpretación y su adaptación.
Es decir, la cruz de O Castro no deja de ser un monumento que fue, en origen, un homenaje al régimen dictatorial. Sin embargo, la lucha de diferentes partidos y colectivos consiguió hitos como la retirada de los lemas franquistas o los símbolos de dicha ideología (el yugo o las flechas). No ha estado exenta de controversia; en 2014 casi sale adelante su derribo, pero el TSXG tumbó la petición al año siguiente.
Hoy, la cruz persiste. Las generaciones posteriores a la dictadura pueden descubrir su significado levemente gracias a una pequeña y única placa en el monumento: "Polos mortos na Guerra Civil".
Avenida Alcalde Portanet
El callejero de la ciudad siempre ensalza a figuras importantes de la historia y la vida local. Por ello, multitud de viales recibieron durante la dictadura el nombre de personalidades del bando nacional, que se han ido cambiando con la Transición. En Vigo ya no queda prácticamente ninguna placa; por ejemplo, la Gran Vía fue Gran Vía del Generalísimo y la calle Progreso se llamó Gonzalo Queipo de Llano por el teniente.
Actualmente queda solo una calle con el nombre de un político franquista y es la avenida de Alcalde Portanet. Fue regidor de Vigo entre 1964 y 1970 y sus comienzos en la política fueron a través de la Falange. Su legado con la ciudad sigue vigente, ya que se le atribuye el mérito de conseguir la instalación de la fábrica de Citroën.
Sede de la Audiencia Provincial de Pontevedra
Al igual que en el caso de la Aduana de Vigo, el edificio de la Audiencia Provincial de Pontevedra o Palacio de la Justicia, ubicado en la ciudad del Lérez, aún luce un escudo con el águila franquista.
Placas del Ministerio de la Vivienda
Si alguna vez te has fijado en los edificios de Vigo puede que hayas visto una pequeña placa negra y plateada; es uno de los vestigios franquistas que más pasan desapercibidos y que más abundan en otras localidades de la provincia de Pontevedra. Estas insignias lucen el yugo y las flechas, iconos del Régimen, y servían para informar de qué inmuebles se habían construido al amparo del Instituto Nacional de la Vivienda y su plan de vivienda de protección oficial.
Fuentes y lavaderos de la provincia
En 2021, según indicó la Diputación de Pontevedra, se concedieron subvenciones a los concellos de Baiona, A Guarda, As Neves, Pazos de Borbén, Ponte Caldelas, Vilagarcía y Salceda de Caselas para retirar símbolos franquistas del espacio público.
En la mayoría de los casos, las retiradas de esta simbología correspondían a elementos relacionados con la Falange (FET y de las Jons) y también con las Juntas de Acción Municipal (JAM), grupos dependientes de la Falange formados en barrios y pequeñas poblaciones. Por ejemplo, en Baiona recibieron 2.032,63 euros para eliminar simbología de tres fuentes de titularidad municipal: la fuente de Alférez Barreiro, la de Subida da Roca y la de San Antón.
Otro ejemplo fue Pazos de Borbén, que recibirá 943 euros para retirar el símbolo de la Falanxe de un lugar especialmente simbólico: el balcón de la fachada principal de la antigua Casa do Concello.