Situado en uno de los extremos de la comarca de Caldas, entre la costa y las tierras altas de la provincia de Pontevedra, el municipio de Moraña ofrece al viajero una interesante mezcla de historia, arquitectura y naturaleza. Dentro de sus límites también se encuentra una de las capillas marianas más visitadas de Galicia: el Santuario dos Milagres de Amil. Según cuenta la leyenda, un humilde labrador llamado Sebastián de Castro se encomendó a la Virgen para no perder la cosecha que mantenía a su familia en un momento de gran sequía. Sin mayor explicación que el cumplimiento de su deseo, de un pequeño canal de la finca empezó a brotar el agua suficiente para bañar todo el terreno. En ese mismo lugar se construiría poco después una fuente conocida aún hoy como "Fonte da Rozavella": todo un testimonio vivo de la fe y la devoción de los habitantes de esta región.
La tradición de la peregrinación a este rincón de Moraña hunde sus raíces en el milagro del manantial que brotó en el siglo XVIII. Si bien es cierto que se trata de una experiencia devota que puede disfrutarse en cualquier época del año, es durante el mes de septiembre cuando el lugar se llena de un ambiente especial coincidiendo con la famosa Romería de los Milagros de Amil, un festejo que atrae cada año a multitudes de fieles y visitantes que vienen de todas partes para honrar a la Virgen, buscar su protección divina y ver cumplidas sus peticiones.
Sobre el milagro y la leyenda
Hay que remontarse hasta el último cuarto del siglo XVIII para descubrir el origen de uno de los santuarios más visitados y emblemáticos de la provincia de Pontevedra. Una antigua historieta protagonizada por un labrador gallego es el punto de partida de varios siglos de devoción y peregrinación a este templo morañés situado en lugar de Ruibal. Era un domingo de septiembre, uno de los meses de mayor estiaje en Galicia, cuando el campesino Sebastián de Castro decidió encomendarse a la Virgen ante la dificultad de conseguir agua para mantener a sus animales y cultivos en un momento de gran sequía.
Como su petición fue escuchada y un manantial de agua empezó a brotar en sus terrenos para cubrir tal necesidad; el hombre, en agradecimiento, decidió mandar tallar una imagen de la Virgen de los Milagros en el año 1780. La imagen de la recién bautizada Virgen se mantuvo presidiendo la fuente da Rozavella hasta la creación de la capilla de estilo neoclásico. El rumor del milagro se extendió rápidamente más allá de la comarca de Caldas y el peregrinaje a la zona se convirtió en una constante durante años. Por esa razón, en el año 1892, se construyó el Santuario dos Milagres de Amil.
La iglesia en cuestión es una verdadera joya arquitectónica. El edificio principal destaca por tener una planta octogonal y unos muros de sillería de granito que combinan en una estructura elegante que remata con una cubierta de dos aguas realizada con pizarra. La fachada principal del templo religioso cuenta con dos imponentes columnas de fuste que flanquean un pórtico rematado en un frontón de forma triangular, presidido por un reloj en su parte central. Al alzar la vista podemos apreciar cómo la parte alta de la capilla se encuentra coronada por un campanario de dos cuerpos. Para acceder al interior del templo, los visitantes tendrán que ascender primero a través de una escalinata de piedra en cuya parte baja se sitúa la famosa fuente de Rozavella.
La Romería de los Milagros de Amil
La famosa Romería de los Milagros de Amil se celebra cada año el domingo siguiente al día 8 de septiembre, atrayendo al festejo a miles de peregrinos llegados desde toda Galicia para vivir una experiencia completa de devoción y cultura gallega. La noche previa a la romería resulta realmente especial ya que tiene lugar una procesión nocturna en la que los fieles acompañan a la Virgen con la luz de las velas hasta el santuario para escuchar la primera misa del día.
Otro de los momentos más emocionantes de esta fiesta centenaria sucede después de la misa solemne: una procesión alrededor de la iglesia en la que los devotos transportan la imagen de la Virgen adornada con flores y mantones de manila, mientras otros fieles recorren el trayecto de rodillas, descalzos o incluso encadenados. Antiguamente, era muy común que algunas personas fuesen llevadas en el interior de ataúdes durante la procesión, aunque se trata de una tradición cada vez menos realizada.
Con todo, la Romería de los Milagros de Amil es un evento que va más allá de la religiosidad, ya que conforma una oportunidad única para disfrutar de la gastronomía y la música tradicional gallega. En los alrededores del santuario se sitúan numerosos puestos de venta de velas, comida y bebida donde los visitantes pueden degustar platos y productos típicos de la región. Además, los grupos de gaitas llenan el entorno con sus melodías tradicionales durante el día, dando paso al anochecer a las verbenas amenizadas por las diferentes orquestas.