Historia del funicular de Valga: un elemento único de la industria cerámica en Galicia
Puesto en marcha en el año 1927 por la pujante empresa Novo y Sierra, este antiguo y entonces avanzado sistema de transporte aéreo conectaba la antigua Mina de Mercedes con las instalaciones de la fábrica de ladrillos
17 octubre, 2023 05:00Situado en las proximidades del estuario del río Ulla y perteneciente a la comarca de Caldas, la localidad de Valga alberga entre sus límites un enorme patrimonio cultural, natural y paisajístico digno de recorrer y descubrir con calma. El paisaje de este municipio pontevedrés se extiende a través de frondosos bosques de ribera y amplias praderas donde sus habitantes siempre han sabido aprovechar para su desarrollo económico toda la riqueza de una tierra fértil. De hecho, las orillas de la ría de Arousa y el Ulla han sido tradicionalmente utilizadas para la extracción de arcillas y la producción de cerámica. Una herencia industrial de la que todavía hoy se conservan algunas huellas visibles en forma de fábricas centenarias o antiguas canteras que experimentan ahora una segunda vida en forma de lagos o lagunas.
Uno de los elementos más singulares de este patrimonio industrial valgués se encuentra en la parroquia de Santa Cristina de Campaña y fue declarado hace sólo unos años como Bien de Interés Cultural. El viejo funicular de Valga conforma en la actualidad un ejemplo excepcional dentro de la industria cerámica en Galicia, pues aunque existieron otros complejos similares repartidos por todo el territorio, como los de las minas de Viveiro y Monforte, a día de hoy sólo el de Valga mantiene intacta su estructura (al menos en el tramo comprendido entre la vía ferroviaria y el río) y un legado histórico que empezó a escribirse ya en el año 1927.
El origen del funicular de Valga
En la década de los años 20, la empresa Escudero & Cía se estableció en Valga para iniciarse en la actividad industrial a través de una pequeña instalación para la producción de teja y ladrillo en el lugar de A Gandara y que más tarde habría dado paso al transporte de mercancía en vagonetas. La compañía cesureña se encontraba asociaba en aquella época con la emblemática Novo y Sierra, la cual solicitaría en 1927 el permiso de explotación de caolín y arcilla de la sociedad anterior así como en otros terrenos de esta parroquia. De hecho, Novo y Sierra ocupaba una posición bastante relevante en el sector de la cerámica gallega gracias en gran medida a su industrialización precoz (hornos de cocción continuada, utilización de energía mecánica de vapor, gas y electricidad, etc).
Con el objetivo de seguir ampliando su producción, la pujante empresa valguesa apostó entonces por la creación de un curioso sistema de transporte aéreo de materiales que conectaba las barreras de la Mina Mercedes ―hoy laguna de Mercedes o Santa Cristina― con la emblemática fábrica de cerámica Novo y Sierra así como el puerto fluvial sobre el río Ulla a lo largo de 1,1 kilómetros de recorrido. La puesta en marcha del funicular y el embarcado supuso para la entidad una gran mejoría en la cadena de producción de cerámica y en la actualidad está considerado un bien patrimonial único en su naturaleza en toda la región. Tal y como apuntaron desde la Xunta de Galicia tras la declaración del complejo como Bien de Interés Cultural, se trata del "único ejemplo que puede ser conservado de una tipología industrial muy presente y relevante en Galicia, la de la producción cerámica, y tomando en consideración su origen en 1927, hacen que sea un ejemplo excepcional en la comunidad autónoma, del cual existieron otros ejemplos que no se conservan”.
¿Cómo funcionaba este sistema de transporte?
Si bien en la actualidad los restos que se conservan de la línea de transporte tan sólo comprenden el tramo entre el río Ulla y las vías del tren, el funicular de Valga estaba compuesto en su origen por siete torres ―cuatro de ellas todavía están completas― y una pequeña zona de embarcadero situado en uno de los márgenes del Ulla. Construidas según el sistema alemán Bleichert (empresa alemana líder en todo el mundo en la fabricación de teleféricos y construcciones para el transporte por cable),la mecánica de este sistema de transportes en suspensión resultaba realmente avanzada y efectiva para la época, pues dichas torres permitían la circulación de ida y vuelta entre los diferentes puntos de producción y aprovisionamiento con una carga de más de 300 kilogramos.
Además, el conjunto valgués también contaba con un sistema modular con el cual se podía cambiar tanto la altura como la anchura de dichas torres para adaptarlas a las posibles necesidades geográficas. De hecho, las cuatro estructuras que se conservan varían en altura entre los cinco y los 7 metros. Sobre la zona del puerto fluvial cabe destacar que en el entorno todavía se puede divisar un antiguo sistema de soporte del material cerámico, con un pilar central que antaño sostenía la última de las ruedas del sistema de giro. Lo cierto es que este método de transporte industrial hizo que la empresa de Novo y Sierra alcanzase una posición privilegiada respecto a otras entidades competidoras, ya que el funicular logró acelerar todos los procesos de producción y ocuparse de un mayor volumen de mercancía, lo que les permitía dar respuesta de manera rápida y eficaz a la creciente demanda de materiales de construcción.