Ya a mediados del siglo XIX se desarrollaba en la ciudad una importante actividad editorial, que llega hasta nuestros días de la mano de empresas tan grandes y conocidas como Galaxia o Xerais. Tan importante era y es la industria editorial que en la ciudad olívica nació el libro que da sentido a la festividad del día de las Letras Gallegas, pues fue el 17 de mayo de 1863 cuando se publicó Cantares gallegos, de Rosalía de Castro en la imprenta viguesa de Juan Compañel.

Juan Compañel y La Oliva

En el número 12 de la Rúa Real de Vigo todavía se puede identificar el edificio en el que el santiagués Juan Compañel estableció su imprenta. Hijo del también impresor Francisco Luis Compañel, aprendió el oficio gracias a la empresa que sus padres fundaron en Santiago de Compostela.

Después de que la imprenta que regentaba su madre cerrase en 1851, Juan Compañel se trasladó a Vigo y comenzó allí su actividad editorial indpendiente. En 1856 funda la Imprenta Compañel, donde se editará con la ayuda de los hermanos Chao el periódico La Oliva, marcadamente progresista. De hecho, este periódico era tan contrario al régimen que tuvieron que cambiarle el nombre solo un año después de su primera edición porque fue prohibida su distribución, y pasó a llamarse El Miño.

Rúa Real 12, antigua Imprenta Compañel blioteca.galiciana.gal

Manuel Murguía es uno de los más asiduos colaboradores del periódico que Compañel dirige, y así es como el editor y Rosalía de Castro, esposa de Murguía, se conocen. En este mismo edificio se publicaron varios libros de Murguía pero, sin duda alguna, el título más famoso jamás publicado en la Imprenta Compañel sería Cantares Gallegos.

Con la proclamación de la Primera República en 1873 y la marcha de Compañel a Cuba, muere su proyecto editorial. El periódico se empezó a llamar entonces en La Concordia (1973-1924) y acabó convirtiéndose en El Pueblo gallego (1924-1979).

Edición en gallego en tiempos de prohibiciones

Más allá del movimiento periodístico de la ciudad de Vigo, muy importante desde la época de Compañel, cabe destacar que en la ciudad siempre se ha dado especial relevancia a la literatura gallega. Esta es la razón de la fundación de la Editorial Galaxia el 25 de julio de 1950.

En Santiago de Compostela y bajo la presidencia de Ramón Otero Pedrayo se reunía el "núcleo principal de la resistencia cultural y política del galeguismo", con el fin de fundar una editorial que recuperase la lengua y la cultura gallegas. Obligados al exilio o a la clandestinidad, aquellos que fundaron la editorial lo hicieron convencidos de que jugarían un papel importantísimo para la defensa del idioma.

Asamblea fundacional de Galaxia. Santiago de Compostela, 1950 Editorial Galaxia

Existen en el mismo momento varios proyectos de edición en gallego, sobre todo en el exilio, de manos de autores tan conocidos como Castelao o Luis Seoane, además de la Editorial Monterrey, también creada en Vigo, que editaba principalmente libros bibliófilos. A pesar de estas significativas iniciativas, la viguesa Galaxia se consolida como la más fuerte apuesta editorial gallega en aquel momento, liderazgo que lleva 70 años manteniendo.

El fin de la dictadura y la declaración del gallego como idioma cooficial

Probablemente fuese la apertura del régimen franquista lo que propició que se creasen más editoriales en Vigo y sus alrededores, y en el año 1963 nace Ediciones Castrelos. Aunque tiene el miso fin que Galaxia de promover la lectura en gallego, esta editorial también publica en castellano, como es el caso de la colección Cuadernos de arte gallego sobre el patrimonio artístico y cultural de Galicia.

Con la llegada de las autonomías y la recuperación de la enseñanza en gallego nace en 1979 Edicións Xerais de Galicia, especializada en libros de texto. Más tarde, en 1984, se funda también Nova Galicia Edicións, con el objectivo de recuperar documentos históricos como hizo con el periódico A Nosa Terra. A día de hoy, en Vigo siguen proliferando las editoriales más o menos conocidas, y en sus alrededores podemos referirnos a empresas tan importantes como Kalandraka o Cumio en la vecina Pontevedra.