En la parroquia redondelana de Cesantes, presidiendo la ensenada de San Simón, nos encontramos con la isla homónima que, a pesar de su pequeño tamaño -el conjunto de San Simón y San Antón mide 250 metros de ancho y 84 de largo-, cuenta con una extensa historia ya que ha sido utilizada para gran variedad de cometidos.
Los "secretos" que alberga San Simón hablan de un pasado de atrocidades. Piratas, saqueos, enfermedad, presos y muerte son palabras que definen la historia de este pequeño archipiélago de la ría de Vigo, cuya realidad actual dista mucho de los acontecimientos que en ella se vivieron.
Actualmente, la isla se encuentra deshabitada y desde 1999 es considerada como un Bien de Interés Cultural con categoría de "Sitio histórico". Hacemos un pequeño recorrido por la historia de la isla de San Simón.
Religión y saqueos piratas
Desde muy atrás en el tiempo hay constancia de que en la isla de San Simón se instalaron varias comunidades religiosas, probablemente por su privilegiada ubicación y por la belleza de su entorno. Los primeros que residieron en la isla fueron los benedictinos, siendo la isla un antiguo centro monástico. Entre el siglo XII y el XIII los caballeros templarios se asentarían en San Simón y construirían una pequeña ermita.
En 1370, la corona de Castilla y León cede San Simón a la diócesis de Tui, con la intención de recompensarlos por su fidelidad. Después de un siglo de abandono, la orden de los pascualinos se asentaría en la isla, donde permanecerían hasta 1583.
Una vez superado su papel religioso, la paz se terminaría en la isla en torno al 1589, cuando fue saqueada por varios corsarios ingleses, entre los que, por supuesto, se encontraba el famoso "pirata" Francis Drake. Después de haber sido derrotado en la batalla de A Coruña, el corsario arrasó todo lo que se encontró a su paso en la ría de Vigo.
En el siglo XVIII la ensenada de San Simón sería la ubicación de la batalla de Rande. Holanda e Inglaterra cargaron contra la corona de Castilla, un conflicto enmarcado en el contexto de la Guerra de sucesión española. La isla de San Simón, como la mayoría de su entorno, también sufriría las consecuencias de las acciones llevadas a cabo por las tropas inglesas.
Julio Verne situaría al Nautilus muy cerca de la Isla de San Simón en su novela Veinte mil leguas de viaje submarino. Por ello, hoy en día hay una escultura del escritor, conmemorando esta "visita literaria".
Cuarentenas en la isla
Entre los años 1596 y 1601, los monjes benedictinos de Poio utilizarían la isla como refugio de la peste, que afectó especialmente a la zona de Pontevedra. Lo cierto es que, el papel de la isla de San Simón en los siglos siguientes estaría muy relacionado con las enfermedades infecciosas.
En 1838 la isla sería acondicionada como lazareto o "leprosería" marítima, para controlar infecciones, aislar a pacientes de epidemias mortales y altamente contagiosas y servir como lugar de paso para que los tripulantes de barcos que tenían como destino las costas gallegas hiciesen cuarentena en ella.
En este periodo se unieron la isla de San Simón y San Antón con un puente para mejorar las condiciones y los servicios del lugar y poder llevar a cabo de manera correcta una función sanitaria. San Simón acogía el control de barcos, con las cuarentenas, y a San Antón iban los enfermos muy contagiosos o para los que no había cura conocida.
El lazareto sería clausurado definitivamente en 1927 ante las mejoras sanitarias de la época y al haber un mayor control de las epidemias.
Guerra Civil española
La Guerra Civil trajo consigo el periodo más oscuro de la isla, a partir de 1936 San Simón sería utilizada como campo de concentración y exterminio, algunos la consideraban el centro penitenciario más temibles del régimen. En el año 1941 murieron en ella unas 250 personas. Todo el mundo sabía que de San Simón "era imposible salir vivo".
Las pésimas condiciones inhumanas en las que se encontraban los presos políticos de San Simón y la gran cantidad de fusilamientos que se llevaron a cabo allí hasta el año 1948 permanecen en el recuerdo de la isla y de los familiares de las víctimas.
San Simón en la posguerra
Irónicamente, años más tarde, en la posguerra, San Simón sería escogida por la familia Franco como destino vacacional.
En 1950 un accidente provocó la muerte de 43 miembros de la guardia de Franco cuando volvían a tierra de la isla en barco. Uno de ellos cayó al agua y la mayoría de los pasajeros se desplazaron a la popa de la embarcación, provocando la descompensación de la misma y haciéndola volcar. La mayoría no sabían nadar por lo que fueron muchos los que fallecieron a pesar de la poca profundidad de la ensenada.
Después de los hechos la isla fue clausurada, y no sería hasta 1955 cuando volvería a ser utilizada como centro de formación de huérfanos y marineros durante casi diez años.
Actualidad: A Illa do pensamento
En 1999 las islas de San Simón y San Antón fueron declaradas Bien de Interés Cultural en consecuencia con su historia, fundamental en la realidad de Galicia. Las islas fueron sometidas a un laborioso proceso de reconstrucción y rehabilitación, poniendo el foco en la naturaleza del entorno y manteniendo su interesante arquitectura.
La biodiversidad es uno de los puntos fuertes de San Simón, ya que cuenta con un "ecosistema único" que lo cataloga como una Zona de Especial Protección de los Valores Naturales y Lugar de Importancia Comunitaria en la Red Natura 2000.
Desde el comienzo del nuevo siglo, se ha primado la cultura entre las actividades que se han llevado a San Simón. La isla es un centro de recuperación de la memoria histórica, y lo que se busca es atraer a intelectuales, creadores, artistas y pensadores, para que encuentren en ella un rincón de inspiración.
En San Simón se han llevado a cabo talleres fotográficos, presentaciones, premios literarios como el Premio Xerais o el Premio Merlín, conciertos y festivales, entre otros muchos eventos y actividades. Por ello, la isla de San Simón ha sido rebautizada como A illa do pensamento, con la intención de que se convierta en un foco de actividad cultural.
A pesar de la intención de reconvertir este pequeño rincón de Galicia es fundamental, tanto para las instituciones como para los habitantes de la zona, que el terrible pasado de San Simón no quede en el olvido, ya que forma parte de su historia y de la de aquellos que sufrieron.