Empezamos en las Islas Cíes y acabamos en El Manco de Lepanto repasando todo aquello que nos convierte en vigueses. Playas, tortilla, tabaco de batea y alguna que otra fiesta son algunos de los signos que hacen que alguien pueda decir, con total seguridad, que ha crecido en la ciudad olívica.
Aquí están todas las cosas que hemos vivido las últimas generaciones de orgullosos vigueses. Y tú, ¿conoces la lista al completo? Si se nos ha olvidado alguna, ¡déjanos un comentario al final de la página!
La mejor playa del mundo está en las Islas Cíes
Empezamos el listado con algo que los vigueses de adopción también podrán tachar: el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como la mejor del mundo hace casi quince años y desde entonces es indiscutible. Lo cierto es que para los vigueses el ranking nos es lo más importante, las Islas Cíes son el paraíso y quien lo niegue les oirá exponer la retahíla de maravillas naturales que se pueden disfrutar en ellas.
Dejando a un lado el calificativo de "mejor del mundo", las Islas Cíes cuentan con varias playas preciosas en las que tumbarse a disfrutar de un "long, lazy summer day" (largo y ocioso día de verano). Hayas crecido en Vigo o no, deberías conocer los largos y blancos arenales de las Islas Atlánticas.
Las cuestas cansan a cualquier edad
Esta es otra de las cosas que vigueses y "extranjeros" saben si han pasado un tiempo en la ciudad: las prisas nunca fueron buenas, pero menos a la hora de enfrentarse a las pendientes de Vigo. Algunas son ahora más fáciles de salvar gracias a proyectos como las rampas de Gran Vía, ascensores o escaleras mecánicas, pero las cuestas viguesas se han ganado ellas solitas su fama.
Todos los vigueses han sentido pena en alguna ocasión por esos turistas que desembarcan de los cruceros en el muelle junto a la Estación Marítima y siguen su mapa hasta O Castro sin conocer la pendiente a la que se enfrentan. Valientes, agotados y con unos gemelos que no tienen ni los futbolistas: así son los vigueses.
Vigo no era la ciudad de las luces
Abel Caballero ha logrado poner a Vigo en el mapa español y todos sabemos por qué. Si algo hace que se hable de la ciudad en todos los canales de televisión del país son los millones de luces led que iluminan la ciudad olívica cada Navidad.
No obstante, esto no siempre fue así, pues hasta un par de años después de que Caballero ganase las elecciones ni siquiera había árbol en la Puerta del Sol. Desde el 2017 la Navidad viguesa dio un salto de calidad y cada año las luces son más grandes, más numerosas, más brillantes y más atractivas.
El centro comercial A Laxe no abrió Vigo al mar
Con su inauguración en el año 2008, el centro comercial A Laxe culminaba uno de los proyectos más ambiciosos de la ciudad: ‘Abrir Vigo al mar’. Tras casi veinte años de obras, se construía un centro comercial que impedía la vista al mar de muchos vecinos del Casco Vello, por lo que nunca se entendió como una "apertura" al Atlántico. El color casi negro del material con el que se construyó tampoco ayuda a pensar que A Laxe se vaya a integrar algún día en el paisaje portuario.
Junto al edificio de la Xunta en Plaza de la Estrella, estos son los puntos más discutidos del proyecto. Sin embargo, los cambios en el tráfico rodado sí fueron beneficiosos para los vecinos, que disfrutan desde los 90 de un paseo de Montero Ríos peatonal al trasladar el tráfico hacia los túneles de Beiramar.
El 10 y el 11 van a Samil
De vitrasas va la cosa, pues con esos números nos referimos a las líneas que llevan desde el centro a la playa más conocida de Vigo. Durante todo el año es posible viajar desde Policarpo Sanz hasta Samil en el 10 y desde Gran Vía hasta el Vao en el 11.
En verano se refuerzan los transportes hacia la zona de playas con varios autobuses, raro es el vigués que no ha hecho cola al sol en Plaza América para coger el C4C hasta la playa de la Sirenita. También es raro aquel que haya cogido el primero que pasa y no ha tenido que esperar a la siguiente frecuencia porque ya no cabía ni un alfiler.
Has saltado al mar desde el puente de Toralla
Aunque ahora esté prohibido, todos los vigueses han visto a alguien saltar desde el puente que une la playa del Vao con la isla de Toralla. Parece una locura y probablemente lo sea, de ahí la prohibición, pero lo cierto es que en los días de marea alta el salto estaba amparado por varios metros de profundidad si uno se colocaba en el centro del puente.
Construido en los años 60, este puente fue privado hasta el año 1990, momento en el que se revisa la concesión y se permite el acceso peatonal a la isla. Desde entonces siempre ha habido algún grupo de adolescentes con poco sentido del peligro lanzándose al agua, aunque (que sepamos) jamás nadie lo ha hecho de cabeza. A día de hoy nadie puede ya hacer esta insensatez, pues más de una vez la Policía Local se ha "paseado" por la zona para disuadir a los jóvenes.
Había un Burger King en Urzaiz
En un edificio del centro de la ciudad con una majestuosa entrada habitó durante años una franquicia de Burger King, donde cientos de jóvenes quedaban para merendar los fines de semana. El local, que hoy alberga un local de hostelería, gozaba de un espacio privilegiado en la espina dorsal de la ciudad.
A la cadena "reina" se sumó en la misma calle un establecimiento de McDonald’s, que triunfó en sus primeros años y que cerró sus puertas sin previo aviso en 2016 "por motivos empresariales". Las malas lenguas llegaron a decir que el alquiler del local era demasiado caro, lo cual no extraña a nadie porque es un edificio ciertamente espectacular.
Con tus amigos quedas en "La Farola"
Emblemática, altísima y en el punto más estratégico del centro de Vigo. Así es la "Farola", que en realidad es un enorme banco de piedra sobre el que varios brazos de hierro conforman un "enjambre de farolas". Obra de Jenaro de la Fuente, es sin duda el monumento más conocido de la ciudad, aunque solo sea por su localización.
En la entrada de la calle Príncipe, centro comercial abierto y la calle peatonal más concurrida de la ciudad, esta singular farola ha resultado ser el idóneo punto de encuentro para todos los vigueses.
Has visto sin periódico la escultura de Príncipe
A unos metros de La Farola encontramos una curiosa estatua, homenaje a un histórico repartidor de periódicos de la ciudad de Vigo. Manuel Castro destacó por su curiosa forma de "transportar" los diarios: bajo el brazo izquierdo llevaba varios ejemplares, sobre el dedo índice de la mano derecha llevaba otro. Difícil de creer, pero quienes conocieron al mítico Castro reconocen haberlo visto hacerlo muchas veces.
Por esta razón la estatua que hay en la entrada de la calle Príncipe lleva un periódico "flotando" sobre el índice de la mano derecha… o no. Desde su inauguración en 2011 varios vándalos han encontrado gracioso robarle el diario al repartidor, por lo que ha tenido que ser repuesto en numerosas ocasiones.
El Celta nunca se rinde
Si algo caracteriza al Celta es la afouteza, el tesón y el empeño, a pesar de que estas cualidades nunca lo han llevado hasta el final de la carrera. Ha llegado a semifinales de Europa League, a la final de la Copa del Rey e incluso ha jugado en Liga de Campeones, pero el "celtiña" nunca ha logrado ninguno de esos títulos, ni tampoco el de Liga. Solo tiene en su haber una Intertoto, siendo de hecho el único club gallego con un trofeo europeo. No hay títulos más allá de esa Intertoto, tal y como recuerdan y repiten constantemente los aficionados de cierto equipo de Segunda B, que justo hace unos días acaba de conseguir no bajar al cuarto escalafón del fútbol español.
Lo que sí recuerdan con enorme cariño los vigueses es que a finales de los 90 el equipo vivió su etapa dorada, con nombres tan recordados como el de "el zar" Mostovoi, Mazinho, Revivo, Makélélé, Gudelj, Gustavo López, Patxi Salinas, Michel Salgado o Karpin. Aquel Celta llegó a lo más alto de la historia del club, convirtiéndose en un "EuroCelta" que pocos olvidarán. Hace cuatro años, en 2017, el Celta volvió a rozar la gloria y quedarse a las puertas de una final de competición europea al perder en semifinales de Europa League contra el Manchester United.
La tortilla más famosa es la del Carballo
El Bar Carballo cuenta con la tortilla más recomendada de la ciudad olívica; muchos asegurarán que, sin duda, es la más sabrosa, aunque hace algunos años que le ha salido muy buena competencia. El Cosmos, el San Amaro o el Brillante ya pueden agenciarse el título de "mejor tortilla" y seguro que a nadie le parecería mal.
Lo que no se puede negar es que la del Carballo es la más conocida, así como sus empanadillas fritas, el "maridaje" perfecto para la famosa tortilla y otro de los grandes clásicos de la ciudad.
Te has referido al Casco Vello como "vinos"
O incluso sigues haciéndolo, reconozcamos que muy pocos vigueses se refieren a las calles del Casco Vello por su nombre. Si bien "vinos" es más bien toda una zona, podríamos reducirlo a las calles Real y Teófilo Llorente, donde más bares se concentran.
A día de hoy, con la rehabilitación del barrio y la proliferación de nuevos y originales negocios se ha perdido la esencia de aquel nombre, pero Real será toda la vida "la calle de los vinos".
Pasaste por el Choco
Uno de los locales más emblemáticos de Vigo. Con dos plantas y terraza cubierta, situado en la calle Alfonso XIII, este curioso establecimiento vio pasar a varias generaciones de vigueses. En 2015 dijo adiós tras 50 años de actividad, lo que supuso un duro golpe para la ciudad.
Disfrutar de una tarde de juegos de mesa, una copa al anochecer, buena música y chimenea en invierno era posible en este mítico local que, seguro, muchos recuerdan con melancolía.
Has fumado tabaco de batea
Esto nos suena un poco a todos desde la emisión de la serie Fariña, pero la realidad es que a los vigueses no les pilló por sorpresa. El tabaco "de batea" era conocido así porque era el que entraba por la ría y no pagaba impuestos y, aunque se sabía que era ilegal, a nadie le pareció nunca que pudiera ser delito consumirlo.
Los más jóvenes recordarán a algún familiar que compraba cartones de Winston en el desaparecido Mercado de A Pedra, en el Casco Vello, de aquellos que venían sin el sello de Hacienda. Algunos recordarán fumarlo ellos mismos, sin ser muy conscientes de las implicaciones que tenía hacerlo.
Has vivido al menos un San Teleco o un San Pepe
Nos referimos a las celebraciones de los patrones de los ingenieros de telecomunicaciones y los ingenieros industriales de la UVigo, respectivamente. San Teleco es en realidad San Gabriel, el día 29 de septiembre; San Pepe es San José, el 19 de marzo.
Amplias programaciones de torneos de videojuegos, música en directo gracias a DJs locales e incluso un catering con varias opciones para comer y beber ofrecen a los estudiantes de la facultad de Vigo una jornada completísima en la que celebrar su patrón. Todos los vigueses han pasado algún "santo" en el Cuvi, sean o no ingenieros (ni devotos).
La Iguana es el templo del rock
Desde hace treinta años este local de la calle Churruca ha sido el hogar del rock en la ciudad, llegando a albergar conciertos de Green Day, The Offspring, Blink 182, Calamaro, Iván Ferreiro, Manu Chao, Siniestro Total, Dover o Sidonie. También ha visto nacer a grupos vigueses que hoy son conocidos en todo el país, como es el caso de Killer Barbies.
Además de sus conciertos, muchos han ido a disfrutar cualquier noche de viernes de su buena música, siendo de las pocas alternativas de la ciudad en las que suena rock o indie cada fin de semana.
De madrugada se reponen fuerzas frente al Fraga o en La Madrileña de Churruca
Una vez en Churruca es difícil escapar de las empanadillas, porque las preparan desde bien temprano y la calle huele a delicia desde las 4 o 5 de la madrugada. Eso implica que todos los vigueses, al menos una vez en nuestra vida, hayan esperado pacientemente a la apertura de la panadería para degustar un trozo de empanada de jamón y queso como desayuno.
Otra de las opciones para los más hambrientos a altas horas de la madrugada era la hamburguesería que había frente al antiguo Teatro-Cine Fraga. El pequeño local en la calle Uruguay casi llegando a Colón ha cambiado de manos varias veces, pero siempre ha sido un lugar muy socorrido para los vigueses que querían re-cenar antes de volver a casa.
Has estado en El Manco mientras amanecía
El Manco de Lepanto, junto a la zona del ‘scalextric’, es otro de los grandes clásicos de la ciudad olívica. Formó parte de la movida viguesa y su vida se alargó durante décadas hasta que echó el cierre en 2015.
Se trataba de uno de esos locales de los que se salía con gafas de sol, uno de los más longevos de la ciudad y que disfrutaron distintas generaciones de vigueses.
Has oído hablar de "Paco Suspensos"
Aunque pudiera sonar al apodo perfecto para el típico profesor "hueso" de la universidad, Paco Suspensos no tenía nada que ver con la formación universitaria o escolar sino con el momento que tantos jóvenes anhelan al cumplir la mayoría de edad: obtener el permiso de conducir.
Durante años, fue uno de los nombres más temidos por aquellos que estaban tratando de incorporarse al mundo de la conducción. Muchos aseguran que lo conocieron de primera mano (y tuvieron que probar suerte en otra ocasión), otros oyeron hablar de él y algunos pensarán que es una leyenda urbana. Y tú, ¿conociste a Paco Suspensos?