En 1955 un orgulloso Franco inauguraba el que sería el primer rascacielos de Galicia: la Residencia Sanitaria Almirante Vierna. En aquel momento, de hecho, era el tercer edificio más alto de España, solo por detrás del Edificio de Telefónica y de Torre España, ambos en Madrid.
El arquitecto, Martín José Marcide, diseñó un complejo de dieciséis pisos al que se accedía por una larga escalinata. Sus 75 metros de altura lo convertían, en el preciso instante de su inauguración, en "el pirulí". Conocido por los vigueses con este apodo, sería la torre más imponente de la ciudad durante muchos años.
Esta primera imagen, que muchos todavía recuerdan, se acabó convirtiendo en el Hospital Xeral-Cíes de Vigo con la llegada de la democracia. Sus constantes reformas se deshicieron de la escalinata a principios de los 80, con el fin de ampliar el edificio principal para aumentar la oferta de servicios y camas hospitalarias. No obstante, lo que más se recuerda de este rascacielos es su característico tono verdoso de los últimos años.
Aunque parezca que "toda la vida" ha sido ese pirulí aguamarina, la cubierta de cobre verde-azulado se colocó en el año 2000, con el fin de mejorar el aislamiento térmico y acústico del edificio. En aquel momento se convirtió en el punto más visible de toda la ciudad de Vigo, por razones evidentes.
En el año 2015, con la inauguración del Complejo Hospitalario Álvaro Cunqueiro, se cerraron definitivamente las puertas del Xeral, con la intención de utilizar ese espacio para albergar la nueva Ciudad de la Justicia de Vigo.
Vuelta al blanco
Una vez explicado el contexto, entramos de lleno en el proyecto que se está construyendo para ser sede judicial de la ciudad, que se basa en aquella original residencia sanitaria: el pirulí vuelve a ser el pirulí. Con ciertos cambios, como cabe imaginar, porque el espacio debe ser más amplio para alojar 36 unidades judiciales, 2 secciones de la audiencia provincial, la fiscalía del área y la subdirección del Imelga. Además, se dejarán 21 oficinas vacías con vistas a un futuro crecimiento del partido judicial.
El arquitecto Alfonso Penela, diseñador del proyecto, ha querido recuperar la planta original en forma de H y derribar algunos de los edificios delanteros para que el acceso al complejo se haga por una gran plaza. Su idea de "oxigenar la ciudad de Vigo" remata despejando el espacio entorno al antiguo pirulí, con lo que se recuperará su imagen original de gran rascacielos.
Aunque no se pueden disponer zonas verdes en el entorno del edificio, muy presentes en el proyecto original de Marcide, sí se creará una plaza con la que despejar el espacio en el acceso principal. Asimismo, el aljibe que se encontraba en el punto más alto de la torre, se rescata para devolver al edificio su estatus de "símbolo" de la ciudad, pues se coronará con una pirámide acristalada que convertirá su perfil en el de un auténtico rascacielos.
También se recupera el color blanco para todo el complejo, además de disponer enormes ventanales en todos sus edificios. La luminosidad y la estética se unen en este majestuoso proyecto, que no solo devuelve a Vigo su rascacielos primigenio, sino que lo mejora y lo acomoda a las necesidades de los futuros empleados y usuarios.
La gran Ciudad de la Justicia
El complejo que se está construyendo desde 2017 constará, en total, de más de 44.000 metros cuadrados, según afirmaba recientemente la delegada territorial de la Xunta en Vigo, Marta Fernández-Tapias. El parking, con capacidad para 400 vehículos y acceso directo a la torre, dará servicio al total de 500 empleados que "repoblarán" este conjunto de edificios.
La nueva Ciudad de la Justicia, según la propia Xunta de Galicia, "contará con unas instalaciones modernas", en las que se prevé que el juzgado de guardia y el de violencia sobre la mujer sean espacios independientes del resto de unidades judiciales. El edificio principal, por su parte, dispondrá de amplias instalaciones para los colegios de abogados, procuradores y graduados sociales.
Para adaptarse a los tiempos que corren, además, las 31 salas de vistas dispondrán de sistemas de videoconferencia, aunque habrá también varias estancias que se crearán únicamente para comparecencias a distancia. También se construirá una guardería que dé servicio a los empleados del complejo, en la que se pondrán a disposición 42 plazas para ayudar a la conciliación familiar de los trabajadores.
Hace solo un par de meses, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, recordaba que el traslado sería lento y paulatino, en función de la actividad judicial. Lo que está previsto, por el momento, es que se empiece el traslado de servicios a partir de julio. En ese momento, la obra todavía no estará completada, por lo que los empleados de la nueva Ciudad de la Justicia convivirán con los trabajos durante algún tiempo.