Por su valor natural, por su historia o por su importancia científica, algunos de los ejemplares botánicos de la ciudad de Vigo se encuentran especialmente protegidos e incluidos en el Catálogo gallego de árboles singulares, un registro público perteneciente a la Dirección General de Patrimonio Natural de la Xunta de Galicia.
Galicia cuenta con un total de 181 elementos, 143 árboles y 38 formaciones, y Pontevedra es la provincia con más presencia en el Catálogo con 62, con 48 árboles. De ellos, 7 se encuentran en la ciudad de Vigo.
Para visitar estos árboles senlleiros o singulares, no hace falta salir del casco urbano. Plaza de Compostela, Paseo de Alfonso XII, Castrelos y la zona de O Castro son las ubicaciones de estas joyas botánicas que guarda la ciudad.
El Olivo del Paseo de Alfonso XII
Si hablamos de valor histórico y simbólico, el olivo situado en el Paseo de Alfonso XII es, sin duda, el más importante. Cerca de 200 años lo contemplan y se trata del "hijo" del olivo que se alzaba en el atrio de la iglesia de la Colegiata. Las ramas de aquel árbol originario y las torres de la ahora concatedral era lo primero que divisaban los marineros que entraban desde la ría, de ahí que Vigo se conozca como "ciudad olívica".
Símbolo de la paz plantado por los Caballeros monjes Templarios, desapareció al construirse la actual iglesia, pero las ramas de aquel árbol originario fueron recogidas por Manuel Ángel Pereyra que las replantó en la huerta familiar. Posteriormente, ese nuevo olivo se trasladó a su ubicación actual.
Rodeado por una verja metálica adornada con cuatro escudos de la ciudad y una placa conmemorativa, es uno de los símbolos que precisamente aparece en la heráldica de Vigo. Mide 15,70 metros de alto, 3,10 el tronco y la copa tiene unas dimensiones de 15 x 13,5 metros.
Casuarinas de la Plaza de Compostela
Sin salir del centro de la ciudad, en la Plaza de Compostela nos encontramos con dos casuarinas que tienen su origen en Australia y son características por sus delicadas ramas. Las que se pueden admirar en la Alameda superan los 120 años. Los dos ejemplares cuentan con un porte de 16,70 y 21,60; un tronco de 2,68 y 2,62 metros; y una copa de 14,83 y 17 metros, respectivamente.
La Alameda es hoy una de las principales zonas verdes del centro urbano y tiene su origen en una antigua plantación de álamos, de ahí el nombre popular por el que es conocida, y su ubicación actual data de finales del siglo XIX, parte de uno de los ensanches creados en la ciudad. Su diseño es obra de Domingo Rodríguez Sesmero, arquitecto municipal de Vigo de la época.
Ombú del IES O Castro
Se dice que tiene su origen en un indiano que lo trajo de Argentina a finales del siglo XIX y se descubrió cuando se llevaban a cabo las labores de construcción del IES O Castro. Dado su valor histórico y cultural, ya que es el primero de su especie en la provincia de Pontevedra y el tercero de Galicia, condicionó el proyecto del instituto por parte de los arquitectos para protegerlo.
El ombú se ha convertido en una seña de identidad del centro, que desarrolla varias actividades bajo su sombra; desde clases al aire libre a recitales de poesía y fotografías de grupo de las promociones del instituto. Además, la revista del IES O Castro lleva su nombre.
A pesar de que en 2012 se iniciaron los trámites para su catalogación como árbol singular, no fue hasta 2017 cuando se incluyó en el archivo. Para ello, se llevó a cabo una recogida de firmas y la petición tuvo el apoyo de figuras como Manuel Rivas, Luis Tosar o el representante del consulado de Argentina en Vigo. Así, quedaron recogidas sus excepcionales características: porte, dendrometría, significación cultural e interés científico y educativo.
Eucaliptos de Castrelos
Con más de 50 metros de altura, los eucaliptos se encuentran al fondo del jardín principal del Pazo Quiñones de León, a ambos lados del camino que parte desde el palomar hasta el fondo del recinto amurallado.
Los ejemplares provienen de Australia y sus semillas las trajo hasta Galicia Fray Rosendo Salvado, figura principal en la llegada de estos árboles a la Comunidad Autónoma. Fueron plantados en 1872 y quedan 15 ejemplares de la plantación original y se encuentran entre los más antiguos de Galicia.
Uno de estos eucaliptos azules tuvo que ser talado en 2019 por culpa del hongo Armillaria mellea que hizo enfermar las raíces, dada su inestabilidad y el peligro que generaba para los paseantes y trabajadores del parque.
La Camelia Japónica de Castrelos
El vínculo entre Vigo y la camelia es de total simbiosis, una relación que comenzó hace más de 150 años con la llegada de un ejemplar de Camelia Japónica a la ciudad. Se la conoce con el nombre de ‘Matusalén’, por su antigüedad, y esta pionera se encuentra en el parque de Castrelos.
Concretamente, en la parte posterior del Pazo Quiñones de León, y se presenta ante el público en la entrada del jardín geométrico, un emplazamiento que la convierte en un elemento simbólico de este espacio natural y que se encuentra rodeado, también, de un seto de camelia.
El responsable de su aportación al jardín es José Marques Loureiro, de quien se conservan documentos escritos sobre su contribución a la plantación y la fecha más probable de la introducción de ‘Matusalén’ es el 1860.
Tulípero de Virginia de Castrelos
Con casi 35 metros de altura y cerca de 150 años de antigüedad, este tulípero de Virginia fue plantado en los jardines en la segunda mitad del siglo XIX y se trata de uno de los árboles más emblemáticos del parque de Castrelos.
Este árbol de los tulipanes, como también es conocido, es pariente de las magnolias y se caracteriza por sus flores, en forma de tulipán en primavera y con una espectacular imagen en el otoño.
Se encuentra en la pradera del Té, al lado del estanque de patos que guarda en su punto central una maqueta del Pazo de Quiñones de León. Su privilegiada situación y su gran tamaño lo convierte en una de las grandes atracciones del paseo por los jardines interiores.
Haya del parque de Castrelos
Se trata del segundo ejemplar más alto de esta lista de árboles singulares de Vigo después de los eucaliptos, con más de 45 metros de altura y una copa de casi 25. Cuenta con unos 130 años de edad, ya que, a pesar de la ausencia de fuentes informativas precisas, los estudios lo sitúan en el último cuarto del siglo XIX.
En ese tiempo, la finca de la Marquesa de Valladares se convirtió en el jardín que hoy conocemos como parque de Castrelos. Su nombre se debe a la acción de comer sus frutos, según la etimología clásica del griego, ya que sus semillas o hayucos, son un alimento que nos acompaña desde la Prehistoria en toda Europa.