Julio Verne inmortalizó en sus 20.000 leguas de viaje submarino la ría de Vigo, fantaseando sobre el oro de los galeones de Rande. Pero si el Capitán Nemo se adentrara de nuevo en las aguas de la bahía con el Nautilius viviría en sus carnes la novela que continúa la aclamada trilogía del francés al darse cuenta de que La Isla Misteriosa que aparece en sus cartas náuticas ya no existe.
De sobra son conocidas las Islas Cíes como la gran joya de la corona, siendo el Parque Nacional el mejor abrigo ante el océano Atlántico. Unos 25 kilómetros hacia el este se encuentra la isla de San Simón, antiguo lazareto y cárcel durante el franquismo, hoy felizmente reconvertida en oasis de cultura.
Y entre ambas, la más urbana y controvertida de todas ellas, la de Toralla. Un islote unido a la viguesa parroquia de Coruxo por un puente en los años 70, pero reconvertido en urbanización casi privada.
Pero la más meridional de las Rías Baixas cuenta con otra porción de tierra en sus aguas con una historia propia. O más bien contaba. La isla de Samertolameu fue hasta los años 70 uno de los elementos más singulares´ de la costa de Moaña.
Fue entonces cuando se utilizaron los escombros de las obras de la AP-9 a su paso por Rande para rellenar parte de la ensenada de Meira y convertir el pequeño paso de tierra consolidado a mediados de siglo en un istmo.
La isla recibe su nombre de San Bartolomé, santo que cuenta con una pequeña ermita en su punto más alto desde el S. XVII. Más tarde sería un importante centro industrial y pesquero, destacando su fábrica de cuerdas y su puerto.
Paraíso casi desconocido
Hoy en día la isla y los terrenos ganados al mar desde la carretera general que une Cangas y Moaña han sido ampliamente urbanizados sin perder su belleza natural. Las aguas de la ría encuentran la calma en la ensenada que separa Samertolameu de Isamil; mientras que el Monte da Guía es la principal referencia de Vigo, justo enfrente.
Además del puerto pesquero y el parque, la nueva península destaca por su oferta gastronómica. El D’Elvi, O Tolo y O Canario presumen de cocina y vistas a buen precio.
A su vez, la amplía zona de aparcamiento hace que cada vez sean más las caravanas que optan por pasar una tarde en él sin ser consciente de que esos terrenos donde ahora toman el sol antes de bajar a la playa no existían hace medio siglo.
Además, la marea baja permite recorrer caminando los más de 400 metros de ancho desde la playa de Meira, a escasos metros del parque infantil.
"A Illa" como recuerdo
Apenas ha pasado medio siglo desde su desaparición como isla, por lo que su identidad sigue presente en los mayores del lugar. Es habitual escuchar referencias al lugar como "A Illa".
Este carácter especial se conmemora cada año con la feria de "Arte na Illa" organizada por la asociación de vecinos desde comienzos de siglo.
La península del deporte
El nombre de este enclave es bien conocido por los amantes del remo. La Sociedad Deportiva Samertolameu es uno de los clubes históricos de la comunidad, con ocho títulos de la Liga Galega de Traíñas y cuatro Banderas Teresa Herrera. El equipo, que mantiene una rivalidad con la vecina S. D. Tirán, cuenta con su cuartel general en el mismo puerto.
Del equipo de remo nacería en 1979 una sección de atletismo, desligándose en el año 1998 para crear el Clube Atletismo Samertolameu de Moaña. El equipo naranja, que tiene su cuartel general en las vistosas pistas de la playa da Xunqueira, ha llevado a varios atletas de la comarca al podio en los Campeonatos de España o las Ligas Nacionales como filial del Celta Atletismo.
La oferta deportiva de la zona se completa con las pistas de tenis colocadas en su parte más cercana a la desembocadura del río del Barranco do Faro o el circuito de 2 kilómetros que cubre su perímetro, ideal para correr por su planicie.
Proyectos de recuperación
Desde 1992 se alzan las primeras voces pidiendo la recuperación del litoral, especialmente tras el exitoso proceso vivido en A Xunqueira en el nuevo milenio.
En 2010 se llegaría a incluir una partida de medio millón de euros en los Presupuestos Generales del Estado, aunque esta nunca salió del papel. Al año siguiente, el entonces alcalde José Fervenza propondría la construcción de un puente que permitiera recuperar el paso del agua por el terreno ganado al mar.
Esta idea hubiera permitido mejorar el marisqueo en la zona, muy afectado por los fangos que se han acumulado desde la reconversión en península.
En la actualidad ha sido el BNG quien a través del diputado Néstor Rego o la alcaldesa Leticia Santos ha vuelto a poner en el debate público la regeneración de la zona. Sin embargo, el Gobierno central asegura que no tiene ningún plan al respecto, dando carpetazo a las aspiraciones vecinales.