El pasado mes de diciembre, apareció en una de las paredes de la calle Méndez Núñez una obra de street art en la que un hombre con una cicatriz en el ojo sujetaba una copa de balón acompañado por un perro. Al lado, un nombre: Lucio Strada. Fue el primero de una serie de dibujos que han ido apareciendo por los muros la ciudad, muchos de ellos representando a personajes y momentos icónicos de Vigo.
Lo curioso es que, aunque nadie lo sabía, tenían un hilo conductor: un cómic que transforma a Vigo en Vilajiche y del que Lucio Strada es su protagonista, acompañado de otros "actores de reparto" vinculados a la ciudad. Su autor es Iago Losada, diseñador e ilustrador, que puso en marcha este proyecto a finales de 2021, después de un tiempo parado por un accidente en la mano izquierda.
"En un principio quería contar la historia de una ciudad, Vigo, en un cómic a través de los ojos de una persona", explica Iago a Treintayseis. Esa persona es Lucio Strada, una suerte de "alter ego" de su autor, con el que narra la vida en una ciudad, Vilajiche, inspirada en Vigo, pero sin las ataduras a las que somete la realidad.
Así, Iago consigue que se pueda pasear por Vigo, pero desdibujada a su antojo, incluso en el tiempo, logrando un escenario anacrónico, donde se identifican elementos de finales del siglo XX y principios del XXI; por ejemplo, señala el autor, "Lucio pasea por Vilajiche y se puede ver un cartel de un concierto de los Rolling", que hace referencia a la actuación de ‘Sus Satánicas Majestades’ en 1998. Y hay muchas más referencias: La Iguana, las fiestas de Coia o el barco a Cangas, en el que se reconoce la estampa de Bardem y Tosar en Los lunes al sol.
"La realidad tiene su guion, pero te coarta", asegura Iago, que también juega con elementos del presente y un posible futuro, convirtiendo la Casa del Mar en una clínica privada, que el propio Lucio recuerda que aquello antes era un centro de salud. Es decir, ver Vigo desde una realidad paralela, la de Vilajiche, como si se construyese "la Gotham de la ría".
Promoción viral
Iago tenía una preocupación: cómo la gente va a leer algo que no conocen. Así, la mejor forma de ir presentando el cómic fue la de ir regando la ciudad de sus personajes a través de papers, como señala que se denominan, y que adquirió mucha trascendencia a través del que protagonizó Tocho, un clásico vecino de la ciudad con su transistor en mano. A través de él, se comenzó a escuchar el nombre de Lucio Strada y a identificar una misma mano que, posteriormente, decoraba otros muros con la imagen de Madonna con la camiseta del Celta, Tony Lomba o Alf.
"Después del de Tocho y la repercusión que tuvo, abrí el Instagram, que me insistían mucho en que lo hiciese", apunta Iago, que decidió sacar a la calle a más "figurantes" y provocó una pequeña viralización, que entiende que se produce porque son personajes que despiertan empatía y cercanía y, gracias a ellos, tiene la oportunidad de contar que forman parte de un futuro cómic.
El paper de Tocho ha sido, sin duda, el que más recorrido ha tenido, con el propio protagonista sacándose una foto con su retrato, "la metafoto", como la define Iago entre risas, y con la creación de un meme que se ha convertido en un habitual de los grupos de Whatsapp de celtistas, donde sobre el bocadillo que reza "El Logroñés empató en casa!!", aparecen frases como "El Celta B le ganó al Depor!!".
Homenajes locales y "guiños pop"
Lo que más valora el autor es que se convierten en pequeños homenajes de en vida de la ciudad a personajes singulares y populares que forman parte de su historia, "homenajes locales súper merecidos" que en los medios se centran más en la persona retratada, en los años que lleva Tocho con su transistor o en la labor de Tony Lomba durante el confinamiento, cantando canciones desde su balcón para entretener a los vecinos de Bouzas.
Además, otros referentes están grabados en las paredes, "guiños pop" como el de Ginyu, líder de las Fuerzas Especiales de Dragon Ball, creado con fotocopias "de Son Goku", recordando aquella fiebre de los años 90 de intercambiarlas entre los más jóvenes. Aunque el "trabajo" en la calle no es fácil, según reconoce: "Soy un intruso en el mundo del ‘muraleo’, yo me dedico al diseño y a la ilustración", matiza para explicar que no conoce los "códigos" por los que le han llegado a arrancar alguna de sus obras.
Este ejemplo de arte efímero, que dura el tiempo que "la calle quiere", Iago lo realiza en su casa en "dos o tres horas". Primero, hace un borrador en pequeño, después lo traslada a un papel más grande, siempre reciclado, y lo pinta en lápiz para después colorearlo con "acrílicos de supermercado"; después, lo barniza para protegerlo de la lluvia y lo rotula; por último, lo recorta y sale a la calle, con el lugar donde lo encolará bien pensado. "Luego firmas y te vas", concluye.
12 capítulos de 24 páginas
El cómic está en proceso y espera que pueda salir a la venta cuanto antes, "si es en dos meses, mejor que en tres". Son 12 capítulos de 24 páginas, unas 300 en total, que se agruparán en varios números. Los dos primeros capítulos ya están "editados y testeados por amigos y familia".
Para este trabajo, ha estado acompañado de "un colega de aventuras y gran cinéfilo", Alberto Soto, que participa en el guion. Además, siguiendo el estilo americano, del que es un gran admirador, tanto en formato como en los colores, también tiene pensado que cada capítulo tenga dos portadas: una, la "oficial", dibujada por él; y otra alternativa hecha por otro artista que aporte su visión; contará, para ello, con artistas locales, desde grafiteros y diseñadores hasta fotógrafos.
El objetivo es que sea un producto que no solo esté destinado al consumidor habitual de cómics, sino también a aquellos que no conozcan tanto este tipo de obras pero que quieran conocer este Vigo en viñetas, y para una franja amplia de edad, "que le puede gustar a mi padre, pero también a mis amigos".
La cuenta atrás para que Lucio Strada se traslade de los muros al papel ya ha comenzado. El día está apunto de amanecer en Vilajiche, un Vigo fabulado trasladado a las viñetas de un cómic a través de los ojos del "alter ego" de Iago Losada.