En el año 1993, coincidiendo con la quinta celebración del Centenario da Arribada, el casco antiguo de Baiona fue declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico debido al importante legado cultural y patrimonial que albergaba el núcleo de la localidad. Más allá de sus templos, fortificaciones o pazos señoriales, uno de los mayores tesoros que podremos encontrar entre las calles de este municipio pontevedrés se esconde en la icónica Torre del Reloj, en cuya azotea se encuentra la campana más antigua de Galicia.
Esta campana baionesa, datada del siglo XVI, es la única que se conserva en todo el territorio gallego de la etapa renacentista. Según el historiador local Anxo Rodríguez, la pieza en cuestión podría haber formado parte del torreón primigenio del castillo de de Monterreal, uno de los bastiones con mayor historia de las Rías Baixas. Esta hipótesis vendría a corroborar las inscripciones góticas descubiertas a raíz de la restauración del edificio ("esta onra se fizo en la era de mil e quinientos cincoenta I anos") que sitúan la construcción de la misma en 1551, ya que tal y como se recoge en documentos de la época, la campana de la fortaleza fue restaurada en el mismo año y era utilizada por aquel entonces para dar aviso en caso de ataques por mar.
Historia de la torre y la campana
En el callejero de Baiona, la emblemática Torre del Reloj se encuentra situada justo al lado del antiguo ayuntamiento, a la altura del número cuatro de la céntrica Rúa do Reloxo. Se trata de un conjunto arquitectónico muy sencillo, con una planta cuadrada de tres alturas terminada en una falsa cúpula. Sus orígenes se remontan al año 1852, fecha en la que se alzó el edificio como casa consistorial de la ciudad y cuyas dependencias se mantuvieron durante casi un siglo.
Por otra parte, cabe destacar que la maquinaria del reloj que hizo sonar el tiempo durante décadas en Baiona data del año 1861 y su autoría se le atribuye al bilbaino Cándido de Isasmendi. De hecho, según se conoce su creación fue sufragada en aquella época por los baioneses residentes en ultramar. Hace sólo unos años la puesta a punto de esta maquinaria antigua permitió que la Torre del Reloj volviese a marcar las horas. Un aficionado a la relojería, vecino de Ponteareas y conocido como José Higinio Suárez, fue el encargado de dicha reparación. Además, la vinculación del relojero con la torre baionesa le viene de familia, pues había sido el abuelo del mismo, el ebanista José Ramón Suárez, el responsable de dar cuerda y conservar el reloj durante el grueso de la primera mitad del siglo XX.
Sobre la campana más antigua de Galicia es importante subrayar lo inusitada que resulta su conservación a lo largo de cinco siglos. Tal y como han señalado varias voces expertas en la materia, tales como el investigador y periodista vigués Estanislao Fernández de la Cigoña, la frecuencia de uso de estas campanas en épocas pasadas era tan elevada ―se trataba de uno de los principales medios de comunicación― que supone una absoluta proeza que la pieza haya llegado hasta nuestros días sin haber sido refundida y marcada con una nueva fecha.
La rehabilitación de la Torre del Reloj
En el año 2016 el Concello de Baiona adjudicó la rehabilitación de la Torre del Reloj al estudio de arquitectura y consultoría técnica Arquetipos!, con sede en Vigo y Santiago de Compostela y cuya actividad se desarrolla principalmente en el eje atlántico gallego. Antes de su puesta a punto, el interior del edificio ni siquiera conservaba la escalera original, la cual, se presupone, habría sido desechada debido a su mal estado. De todos modos, sí que podía apreciarse una escalinata construida en diferentes épocas con madera de pino semiderruída. Por su parte, tanto la maquinaría del reloj como el péndulo se conservaban apoyados sobre dos vigas de eucalipto.
El proyecto llevado a cabo por Arquetipos! planteaba, entre otras cosas, un lavado de imagen de la fachada principal así como la creación de una nueva escalera interior que respetase los tramos de la original. En los pisos superiores las barandillas se presentan más transparentes y desaparecen asimismo las zonas verticales de los peldaños, lo que permite que la entrada de luz de las ventanas superiores alcance todo el interior de la torre. Con el objetivo de sumar luminosidad también a la planta baja, la entrada principal dispone de un diseño original con ventanal en la propia puerta.