El mar es el verdadero alma de Galicia, un elemento que moldea su identidad y que se entrelaza en cada pedacito de su paisaje litoral, cultura y hasta patrimonio arquitectónico. A lo largo de toda su costa, la milenaria tradición marinera se manifiesta de una manera excepcional en sus pintorescos pueblos de pescadores, cuyo horizonte marino es custodiado por cientos de faros como los emblemáticos centinelas que se alzan en el corazón de las Rías Baixas. Sin embargo, los faros no son los únicos vestigios de esta rica herencia, también los bulliciosos muelles, las embarcaciones tradicionales (dornas, gamelas o traineras), las antiguas carpinterías de ribera e incluso algunos templos costeros reúnen las cualidades más representativas de esta cultura popular. Por otro lado, ya en un ámbito que trasciende a la realidad, la mitología añade una capa de misticismo a la conexión de Galicia con el mar. En el relato popular gallego, un sinnúmero de criaturas fantásticas habita las profundidades oceánicas de la región, siendo la maruxaina, nuestra sirenita gallega, una de las figuras más destacadas de estos relatos.
No es de extrañar por tanto que este bien conocido ser mitológico se encuentre representado de norte a sur del territorio en todo tipo de fiestas, tradiciones y hasta en la otra bandera de Galicia, la de la sirena de Castelao. De hecho, hasta son varios los monumentos dedicados a ella que se reparten por todo el territorio, como en el caso del municipio de Cervo, la isla de Sálvora y hasta la propia ría de Vigo. En esta última, la figura de una sirena emerge sobre las aguas como si de un pequeño islote se tratase, enclavada frente a las costas de Cangas do Morrazo. Se trata de una escultura obra del escultor gallego Manuel Coia Franco, bautizada en su día como El Galeón y más conocida popularmente como La Sirenita.
Un símbolo del puerto de Cangas
Situada a escasos metros de la orilla sobre la conocida como Pedra do Sinal, la escultura de El Galeón conforma una de las obras más representativas de Manuel Coia y uno de los grandes emblemas del Cangas do Morrazo. De hecho, el monumento fue construido para homenajear a todos los trabajadores del puerto de Cangas (cabe señalar que se inauguró un primero de mayo) y rememorar al mismo tiempo el fuerte vínculo de este pueblo con el mar. Esta sirenita de la ría de Vigo alcanza los seis metros de altura sobre el pedestal de piedra en el que reposa, el cual imita el semblante de una quilla hecha en granito. En el caso de la sirena, esta se encuentra elaborada en bronce y custodiada por dos delfines del mismo material a ambos lados del pedrusco. Merece la pena recordar en este punto que dichos arroaces no son siempre visibles desde tierra firme, ya que el conjunto escultórico depende de la marea para ser disfrutado desde su base. Así, en períodos de pleamar, la estructura del monumento queda totalmente oculta bajo las tranquilas aguas de esta ría.
La estatua de la sirena lleva más de dos décadas dibujándose en el horizonte del paseo marítimo de Cangas do Morrazo, frente a las antiguas naves conserveras del muelle de Ojea. El 1 de mayo del año 2001, el monumento se instaló frente a estas costas mientras el grupo de gaitas Maruxía entonaba el emblemático himno gallego en un acto repleto de simbolismos. Con esta especie de galeón sobre las aguas, el artista de la obra quiso reflejar la enorme riqueza que presenta un pueblo marinero del sur de Galicia, dotando a esta embarcación ficticia de una compañera mística y eterna en su tripulación.
La otra sirenita de las Rías Baixas
Enmarcada entre las tranquilas aguas de la ría más extensa de Galicia, la isla de Sálvora también presume de un monumento propio dedicado a la figura e historia de una maruxaina gallega. La realidad es que en este rincón de las Rías Baixas es bien conocida una leyenda que habla de la sirenita gallega que vivió en la ría de Arousa. Según cuenta el relato popular, el histórico linaje de los Mariño de Rianxo o Vilaxoán (en Vilagarcía de Arousa) habría descendido de este ser mitológico. De hecho, el escudo familiar todavía conserva la figura de la sirena en su eje central, la cual se dice que habría tenido un romance hace siglos con un noble caballero en la isla de Sálvora.
Es precisamente por esta razón que en el islote arousano descansa hoy por hoy una sirena esculpida en piedra, en cuyo lateral puede leerse todavía una placa metálica que recuerda el curioso mito: "La sirena de Sálvora tuvo amores con un caballero romano naufragado en la isla. Nació un niño que se llamó Mariño…". En lo que respecta a la épica arousana, el papel del citado caballero señala a Roldán, el sobrino de Carlogmano, quien antes de perecer en la batalla de Roncesvalles habría vivido un ávido romance con la sirenita más famosa de Sálvora.