Todo el que ha crecido en Vigo, tiene una serie de lugares comunes; depende, eso sí, de la generación a la que pertenezcas, pero aunque sea porque te lo han contado mayores o gente más joven, hay cosas que seguro que sabes por el mero hecho de haber crecido aquí.

Desde lo que guardan las islas Cíes, cada día más un secreto a voces, los planes de adolescencia o sitios dónde recargar fuerzas para seguir con la fiesta en esos lugares míticos. Todas aquellas cosas que hacen que crecer en Vigo te marque de mil maneras.

En Treintayseis hemos elaborado una lista que trata de recoger aquellas cosas que han vivido las últimas generaciones de vigueses. Son todas las que están aunque, por supuesto, no están todas las que son, pero por muy poco.

La mejor playa del mundo está en las islas Cíes

Desde siempre, Cíes ha sido el secreto mejor guardado de la ría de Vigo, aunque poco a poco, el foco mediático se ha situado sobre este paraje natural, especialmente cuando el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como la mejor del mundo.

"Una perfecta media luna de arena suave y pálida respaldada por pequeñas dunas que albergan una tranquila laguna de mar cristalino", describía en 2007 el diario británico; nada que no sepa un vigués.

Hoy, las islas Cíes están protegidas contra el turismo masivo gracias a una autorización previa que tienes que solicitar a través de internet para controlar el cupo de gente que puede entrar diariamente gracias al transporte marítimo. Un trámite que se hace necesario para preservarla y que, dentro de cien años, crecer en Vigo signifique saber que el paraíso se encuentra en plena ría.

Las cuestas se subían a pie

Si en algún momento tuvo éxito hacer un ránking de las peores cuestas de Vigo, por algo será. Una ciudad construida sobre una gran colina que desemboca en el mar, hace que los accidentes geográficos asfaltados se convirtieran en serios desniveles que comunican calles y barrios.

Subir desde el puerto hasta la Plaza de España, por ejemplo, es un ejercicio que debería de convalidar haber realizado alguna prueba de esfuerzo sobrehumano, ahora tan de moda. 

Las generaciones más recientes y futuras conocerán otra ciudad, la del Vigo Vertical, de rampas mecánicas y ascensores que facilitan el transporte a pie y salvan grandes desniveles, además de dotar a la ciudad de un modernismo urbano significativo.

Pero teniendo en cuenta que el primer elevador urbano se inauguró en 2015, son muchos los que han crecido en Vigo a base de salvar cuestas gracias a las piernas o al conocimiento de "atajos" para que la subida sea, al menos, más agradable.

Las luces de Vigo no se contaban en millones de led

Desde 2017, la Navidad en Vigo se cuenta en millones de luces led, el turismo se convierte en el gran protagonista de las fiestas y la ciudad se llena de atracciones, figuras luminosas y un mercadillo navideño en la Alameda.

Pero esto no siempre fue así. El árbol de Navidad de la Puerta del Sol llegó dos años después de que Abel Caballero ganase las elecciones; hasta esa fecha, la iluminación navideña no llamaba la atención ni mucho menos era un reclamo para miles de visitantes. 

Villancicos, Papá Noel y la Cabalgata de Reyes y la ilusión de levantarse para abrir los regalos es lo que marcó la Navidad de los que crecieron en Vigo hasta fechas recientes.

El centro comercial A Laxe no abrió Vigo al mar

El proyecto "Abrir Vigo al Mar" tuvo su origen en un convenio firmado por la Autoridad Portuaria, el Concello de Vigo y Zona Franca en 1992. 

A pesar de su nombre, nunca llegó a lograr el objetivo y durante décadas se ha mentado como un proyecto inacabado y que ha quedado en algo que está lejos de lo que se planificó a principios de los años 90.

Su culminación, al menos teórica, llegó en 2008 con la apertura del centro comercial de A Laxe, que también llevó consigo polémica, ya que los vecinos del Casco Vello veían cercenadas sus vistas al mar; el color negro de la estructura tampoco convenció.

Hoy, el centro comercial es un punto de referencia para los que acuden a la zona portuaria, con una amplia oferta de restauración. Además, el proyecto incluyó una peatonalización de Montero Ríos que ahora resulta indispensable en la vida de los vigueses, además de la adecuación de la zona del Náutico. 

El 10 y el 11 van a Samil y el ATSA, a Panxón

Hablar de Vitrasa en Vigo es hacerlo del autobús urbano. Una entrada imprescindible del diccionario del vigués, que se ha pasado media vida en este transporte, muchas veces único modo de poder acercarse a la playa, especialmente para los que carecen de carnet de conducir.

Durante todo el año es posible viajar desde Policarpo Sanz hasta Samil en el 10 y desde Gran Vía hasta el Vao en el 11. En verano se refuerzan los transportes hacia la zona de playas con varios autobuses, raro es el vigués que no ha hecho cola al sol en Plaza América para coger el C4C hasta la playa de la Sirenita. También es raro aquel que haya cogido el primero que pasa y no ha tenido que esperar a la siguiente frecuencia porque ya no cabía ni un alfiler.

Para desplazarse a playas más lejanas, desde Patos hasta las del Val Miñor, el ATSA siempre fue la solución. La parada de la Volvo en Gran Vía o la de la Florida también tendrían su propia entrada en la enciclopedia de muchas generaciones viguesas.

Has saltado al mar desde el puente de Toralla

Acceder a la isla de Toralla siempre ha sido privativo: o vives en alguna de las edificaciones o te han invitado. Pero sus playas ya son accesibles para todos. Mientras varios movimientos sociales luchan para que la isla se abra a los visitantes, al menos en su contorno, para muchos el puente que la une con la zona del Vao fue un trampolín al mar.

Actualmente, está prohibido y conlleva una sanción, pero todo vigués que haya estado en la playa del Vao ha podido ver a múltiples personas aprovechando la profundidad que dotaba al mar los días de marea alta. 

Contruido en los años 60, fue en 1990 cuando el puente pudo ser transitado; y es, desde ese año, cuando comenzó esta práctica, aunque hoy se ve como una auténtica insensatez.

En Urzaiz había un Burger King y un McDonald's

Si hoy las hamburgueserías se concentran en la zona de Rosalía de Castro, las que ofrecen un producto ‘gourmet’, durante un tiempo las dos cadenas más importantes de este producto estaban a pocos metros de distancia, en Urzaiz.

En el número 5 se encontraba el Burger King, que contaba con dos plantas y que era centro de peregrinación de muchos jóvenes. Compartió parte de su vida útil con un McDonald’s que abrió en 1996 más arriba y en la otra acera de Urzaiz, en el número 28, que le robó cierto protagonismo y que cerró sus puertas en 2016 sin previo aviso.

Fueron los dos pioneros en Vigo de dos cadenas de hamburgueserías que, posteriormente, fueron ampliando sus servicios en la zona de playas y en centros comerciales.

Quedabas en las escaleras de la Caja de Ahorros o en La Farola

Aunque hoy son como una parte más del cuerpo, el uso de los teléfonos móviles se normalizó con la llegada del siglo XXI y hasta 2010 no apareció Whatsapp en España. Muchos se preguntarán ¿y cómo se hacía para quedar con la gente? Pues, básicamente, se fijaba un punto de encuentro y una hora, con el consiguiente riesgo de llegar y que ya se hubiesen marchado o acudir a la hora o al lugar equivocado.

Para estas quedadas, la adolescencia de diferentes generaciones acuerda que dos eran los lugares de referencia: las escaleras de la Caja de Ahorros, desaparecidas en 2012 con la reforma de la fachada de la que hoy es el edificio de Abanca, en el cruce de Colón con García Barbón.

Pronto, encontraron un sustituto: la Farola de Urzaiz. La obra de Jenaro Lafuente es uno de los símbolos de la ciudad, aunque para muchos fue el lugar de encuentro con sus amigos.

Te has sentido identificado con el Mítico Jicho

Si hablamos de diccionarios vigueses, términos propios del vigués o lugares comunes, hay una cuenta, primero de Facebook y ahora de Instagram, que ha sido capaz de recopilarlos y transformarlos en contenido para redes. 

Se trata del Mítico Jicho de Vigo, que es capaz de enganchar e hilvanar recuerdos, anécdotas y vivencias de múltiples generaciones. Referencias "populares" desde los ochenta hasta hoy, leyendas urbanas que recorrían las aulas de los institutos, negocios que son puro "viguismo" y palabras que no caen en desuso gracias a los "memes" de esta cuenta, la convierten en una de las más populares de la ciudad.

Has llorado con las oportunidades perdidas del Celta

Desde aquel 20 de abril de 1994, el aficionado del Celta acumula decepciones relacionadas con el ansiado título que falta en sus vitrinas. Si se deja al margen la Copa Intertoto, un torneo que daba acceso a jugar en Europa que el Celta logró en el año 2000, son ya más de 30 años de oportunidades perdidas.

Lo fue el penalti de Alejo aquella noche en el Vicente Calderón; de nuevo ante el Zaragoza, el 30 de junio de 2001 en el Estadio de la Cartuja de Sevilla, quizás más dolorosa por tratarse de un Celta comandado por Mostovoi que se dejó remontar por el equipo aragonés que terminó la temporada rozando el descenso a Segunda División.

Más recientes son las semifinales de la Europa League, en 2017, con el empate en Old Trafford y la ocasión marrada por Beauvue y Guidetti que dejaba al Celta fuera de la  que hubiese sido la primera final europea de su historia. Un año en el que también caía eliminado en las semifinales de la Copa del Rey a manos del Alavés.  

La tortilla más famosa es la del Carballo

Para muchos, la del Carballo es la tortilla más recomendable de Vigo. Lo fue para muchas generaciones, aunque desde hace años, en un hipotético concurso para dilucidar la "mejor tortilla de Vigo", habría múltiples pretendientes para recibir este galardón popular.

El Cosmos, el San Amaro, el Brillante o la Aldeana, entre otros, lucharían por el podio. Pero la del Carballo goza de un nombre que ha marcado a múltiples generaciones, así como sus empanadillas fritas.

Te has referido al Casco Vello como "vinos"

La calle Real, Teófilo Llorente o Eduardo Chao son algunas de esas calles cuyo nombre queda englobado en el conjunto del Casco Vello de Vigo. Una zona también conocida como la zona vieja o "Vinos", especialmente la calle Real, que marca un mapa mental de las calles paralelas como "la zona de abajo de Vinos" y "la parte de arriba de vinos".

El Casco Vello hoy vuelve a ser una zona transitada por los vigueses, especialmente gracias a la apertura de múltiples locales de copas, bares y restaurantes, como Niño Corvo, hoy uno de los grandes referentes de la alta cocina en la ciudad.

Has visto una película en el Fraga

Mientras el Teatro Cine Fraga lucha hoy por encontrar un nuevo papel en la ciudad, tras la venta del inmueble a la Xunta por parte de Abanca, son muchos los que todavía recuerdan como uno de los epicentros de los grandes estrenos en la gran pantalla de Vigo.

Un gran cartel a la derecha de la entrada anunciaba esa película que todos querían ver proyectada en una gran sala con asientos de terciopelo rojo y dispuestos en largas filas horizontales, que dificultaban el paso del que llegaba tarde o quería salir en medio de la proyección.

Una experiencia muy alejada de las salas actuales, pero que la melancolía permite evocar de manera recurrente y, seguramente, edulcorada por el recuerdo.

Has fumado "tabaco de batea"

A pesar de que es un término que regresó con la serie Fariña, lo cierto es que para los vigueses era el tabaco que se fumaba y que se pedía en los bares, como alternativa a las máquinas expendedoras.

Aquellos cartones entraban por la ría y no pagaban impuestos; era, a todas luces, ilegal, pero para aquella época no era más que una compra furtiva más, que gozaba de mucha popularidad entre los vigueses de hace varias décadas. Sí, el más que renombrado "Winston de batea".

El Mercado de A Pedra era el epicentro de la venta de este tabaco, que también se podía conseguir en las barras de los bares, en una suerte de estraperlo socialmente aceptada y conocida.

Has vivido al menos un San Teleco o un San Pepe

San Gabriel, el día 29 de septiembre, y San José, el 19 de marzo, son dos de las fiestas por excelencia de la Universidad de Vigo. Aunque son más conocidas como San Teleco y San Pepe, respectivamente.

Amplias programaciones de torneos de videojuegos, música en directo con DJs y grupos locales e incluso un catering con varias opciones para comer y beber ofrecen a los estudiantes de la facultad de Vigo una jornada completísima en la que celebrar su patrón. Todos los vigueses han pasado algún "santo" en el Cuvi, sean o no ingenieros (ni devotos).

La Iguana es el templo del rock

El rock local, nacional e internacional ha tenido siempre un hogar en Vigo. La Iguana Club, en Churruca, se convirtió en el templo del rock para vigueses y visitantes de otros puntos de España, que llegaban al local como el que lo hace a un lugar sacrosanto. 

La música alternativa hoy tiene también como exponentes La Fábrica de Chocolate o la Sala Radar, pero La Iguana fue durante muchos años el epicentro de la fiesta y la música en Vigo. 

Hoy, tras la prohibición de poder celebrar conciertos, trata de recuperar ese aura que la rodeó durante tantos años, una lucha en la que está implicada su nueva gerente desde hace un año, Martiña Álvarez.

De madrugada, se reponen fuerzas en el Only One, en el Ecos y en La Madrileña

En el progresivo cierre de locales a lo largo de la noche en Churruca, para seguir la fiesta en otras zonas de la ciudad, es necesario reponer fuerzas. También surge esa necesidad antes de regresar a casa, como la parada técnica que se lleva a cabo en un largo viaje.

Sin ir más lejos, en Churruca está La Madrileña, de la que comienza a emanar un sabroso olor hacia las 4 o 5 de la mañana: de su horno salen unas empanadas de jamón y queso que sientan al cuerpo como una buena medicina.

Los hay que son fieles a una idea: subir a Urzaiz para entrar en el Ecos, cafetería que ofrece una amplia selección de bocadillos y platos combinados que sirven de desayuno especial a según qué horas. 

Pero en la memoria de muchos todavía perdura el Only One, un pequeño despacho enfrente del Fraga, donde los bocadillos y hamburguesas que salían de su parrilla convertían la calle en un hervidero de clientes famélicos. 

La noche terminaba en El Manco o en Código de Barras

La noche viguesa ha dicho adiós a muchos locales míticos que, desde los años de la Movida, se convirtieron en auténticos templos de la fiesta en la ciudad. Entre ellos está El Mancho, que encajaba a la perfección en su calle Lepanto. 

Fue centro de reunión de punkis y grafiteros en los ochenta, y siguió siendo lugar de referencia para poner fin a la noche y, sin darse cuenta, salir del local con el sol ya cogiendo sitio en el cielo vigués. Cerró en 2015.

Otras noches, terminaban lejos del núcleo urbano; locales como Código de Barras, en la Avenida de Europa y donde, además, servían también hamburguesas de recena. En esta lista se incluyen otros locales de peregrinación desde el centro, como Public, en Samil, o, para los amantes de la música electrónica, Óxido, en la Avenida de Madrid.

Has oído hablar de "Paco Suspensos"

Si alguien escribiese la mitología de Vigo desde los años ochenta hasta hoy, tendría que incluir a "Paco Suspensos". Oír su nombre era sinónimo de que lo del carnet de conducir tendría que quedar para otra ocasión.

Como a los villanos de las películas, hubo también una versión femenina conocida como "Paca Suspensos". En ambos casos, forman parte de un imaginario popular al que se le han sumado historias paralelas, como la que aseguraba que el examinador era así de duro porque un familiar suyo había sido atropellado.

Hay quienes dicen haber sobrevivido a un examen práctico con él, otros a los que les suena de oídas y muchos para los que se trata de una leyenda urbana.