“Twitter está demostrando ser un territorio hostil para las mujeres, con especial énfasis en aquellas áreas de mayor proyección pública, como la política y la comunicación, que juegan un papel fundamental en las sociedades democráticas”. Esta es una de las principales conclusiones del proyecto Mulleres pontevedresas na rede. Análise do sexismo, misoxinia e discurso do odio en Twitter, que el catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación Xabier Martínez Rolán y la investigadora de la Universidad de A Coruña Teresa Piñeiro realizaron en el marco de la Cátedra Feminismos 4.0 Depo-UVigo.
El estudio, seleccionado en la convocatoria de investigación impulsada por la Universidad de Vigo y la Diputación de Pontevedra, se basó en el análisis de las publicaciones realizadas a lo largo de un año por 50 mujeres de "reconocido prestigio en el ámbito público", 22 de ellas vinculadas a la provincia de Pontevedra, así como las interacciones con sus perfiles de usuarios de esta red social. En total, Rolán y Piñeiro analizaron más de 550.000 tuits, entre los que detectaron 62.560 que contenían insultos y comentarios ofensivos, la mayoría de ellos, el 96%, dirigidos a políticas y periodistas.
“Los resultados son suficientes para preocuparnos como sociedad supuestamente avanzada”, dice Martínez Rolán sobre lo detectado en este “análisis del contenido de la conversación social 2.0”, con el fin de estudiar diferentes manifestaciones del sexismo, la misoginia y el discurso del odio. En este sentido, las conclusiones de este estudio advierten sobre el "sexismo imperante en las redes sociales " y la "normalización del discurso de odio" en las redes sociales.
“Los resultados son como preocuparnos como sociedad supuestamente avanzada”, dice Martínez Rolán sobre lo detectado en este “análisis del contenido de la conversación social 2.0”, con el fin de estudiar diferentes manifestaciones del sexismo, la misoginia y el discurso del odio. En este sentido, las conclusiones de este estudio advierten sobre el "sexismo imperante en los social media " y la "normalización del discurso de odio" en las redes sociales.
Más insultos directos que indirectos
Términos como ‘feminazi’, ‘falsa’, ‘analfabeta’, ‘cerda’ y ‘asquerosa’ fueron algunos de los insultos más frecuentes, de los cuales el 13% tenía un componente sexista y el 96% estaban dirigidos a representantes de la política y la comunicación. En una "especie de intento de atacar a las mujeres que tienen la capacidad de contar historias y presentar diferentes perspectivas", dice Piñeiro, quien también enfatiza el "sentimiento de impunidad" que se da entre los usuarios de las redes sociales.
La mayoría de las alusiones tienen carácter negativo
El proyecto también abarcó "una medición del sentimiento y análisis del discurso" según las categorías establecidas en la pirámide de odio de la Anti-Defamation League, que agrupa los comportamientos nocivos en diferentes categorías. Este análisis se realizó con una "submuestra" compuesta por 666 tweets, todos ellos menciones directas. De esta serie de mensajes, sólo el 15% fueron calificados como "positivos" por los investigadores, mientras que en el 61% de los casos se consideraron negativos. De estos, el 33% estaban dirigidos a las propias mujeres a las que aludían, mientras que el 66% se centraba en el colectivo que representan, lo que supone "un ataque a la profesión", como apunta Rolán.
El 35% de estos mensajes también podrían enmarcarse dentro del llamado "discurso de odio", la mayoría de ellos, el 60%, enmarcados en la categoría en la base de la pirámide de la Anti-Defamation League, que recoge actitudes prejuiciosas, como comentarios bromas insensibles o hirientes ”. El 40% restante estaría en el siguiente paso, lo que corresponde a "actos prejuiciosos, que serían ya insultos más directos, apodos e intentos de ridiculización", dice Piñeiro, quien explica que los siguientes niveles de la pirámide involucrarían también "ataques físicos o cibernéticos que no podemos ver en este estudio". El análisis también mostró que el 6% de estos mensajes tenían características misóginas y el 2% se encuadraría en el llamado "sexismo benevolente".