Llegó el día tan ansiado para muchos y temido para otros: El fin del curso escolar. El pasado 21 de junio se cerraron las aulas de Educación Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional. Tras el inicio de las clases, el 11 de septiembre de 2023, y los pertinentes descansos de Navidad, Semana Santa y Carnaval; el alumnado vigués se dispone ahora a descansar en algunos de los casos, a seguir estudiando, en otros, o a labrarse un futuro laboral. 

Eso sí, por delante queda, para muchos, un tiempo para el disfrute merecido que, sin embargo, trastocará la logística y la organización en muchos hogares. Y es que no siempre es fácil para las familias conciliar los aspectos familiares y laborales. Por ello, muchas se inclinarán por hacer uso de los campamentos, algo que, según los expertos, "no es una mala opción", sobre todo, a la hora de mantener a los menores activos y en un clima de sociabilización. No obstante, no se deberá descuidar tampoco su tiempo libre. 

Antes de decir adiós, muchos de los centros de la ciudad olívica remitieron el pasado viernes a los padres una serie de recomendaciones para el trabajo de los hijos durante el periodo estival. Además, trataron de hacerlo en función de las necesidades de cada escolar: Bien para hacer un repaso general de la materia o para reforzar, principalmente, asignaturas como Matemáticas o Lengua -ortografía, caligrafía, o comprensión lectora-. 

Comienzan las vacaciones, ¿y ahora qué? A continuación, dos expertos en Psicología y Pedagogía abordan cuestiones como el mantenimiento de rutinas en verano, la necesidad de aprender a aburrirse -eso sí, sin caer en la desmotivación- o la importancia de no generar expectativas en torno a lo que serían "unas buenas vacaciones". 

¿Por qué los padres se estresan a la hora de tener a sus hijos en casa?

El psicólogo clínico y familiar Jorge Vicente González explica que pasar más tiempo en familia entraña, como aspecto positivo, la oportunidad de reforzar los lazos familiares, la propia relación de pareja y con los hijos. Es un buen momento para "realizar actividades conjuntas" y crear "espacios para mejorar la comunicación" o "hablar de necesidades" entre todos. Sin embargo, anota el profesional vigués, "esto no siempre se consigue". 

El periodo vacacional se inicia en muchos casos "con estrés" por la presencia de los hijos y la sensación de "no saber qué hacer con ellos". Puede aparecer el conflicto al no gestionarse correctamente las emociones que implica un mayor tiempo en familia y tampoco ayuda a lo anterior la "falta de intimidad" que surge en algunas unidades familiares cuando se incluye en la ecuación a tíos, primos o abuelos. 

En la necesidad de realizar actividades conjuntas -padres e hijos-, coincide Aida Fernández, pedagoga y máster en Psicopedagogía: "La vida que llevan los padres, sus trabajos, no les permite descubrir nuevas formas de pasar tiempo con sus hijos. Parece que juegan un rato con ellos y luego siguen con su vida", lamenta. "Es bueno involucrarse con los niños en sus actividades, unirse más todos. Por ejemplo, ir al museo en familia. Creo que casi nadie hace eso ahora", añade. 

Imagen de unas vacaciones familiares. Shutterstock

No generar expectativas sobre las "vacaciones ideales"

Las expectativas en torno a las "vacaciones ideales" no son del todo positivas según los expertos, que abogan más por un tiempo de calidad familiar que por compararse con otros o pensar en los mejores viajes. No cumplir con esta idealización, según el psicólogo, Jorge Vicente, "genera frustración". En este sentido, prosigue, "hay una presión social de que las vacaciones hay que disfrutarlas, hacer muchas cosas, viajar, descansar... Todo llevado a un 'ser más felices'", explica el terapeuta. "La pregunta sería, ¿por qué tengo que hacer todas esas cosas? Puedo descansar en mi casa simplemente comiéndome un bocadillo tan a gusto con mi familia. ¿Por qué tengo que hacer todo lo que se dice que hay que hacer en unas vacaciones?", añade. 

Mantener rutinas y aprender a hacer tareas del hogar

Aida Fernández considera también fundamental "mantener rutinas" durante el verano y las vacaciones, leer todos los días y acudir a algún taller emocional o sobre dificultades de aprendizaje. En el caso de los más pequeños, para "ayudarles" a aprender a responsabilizarse de sus tareas y para que la vuelta al colegio, en septiembre, "cueste menos", pues no siempre es sencillo para todos. "Pese a tratar de mantener rutinas, lo que es el horario pienso que se puede flexibilizar bastante en vacaciones", señala Fernández. "Hay que dejarles a los niños ese tiempo libre que, durante el curso, no tienen. Los menores con necesidades de aprendizaje deben tener, incluso, más de ese tiempo para desconectar de todo lo que son los estudios", añade. 

Por otro lado, la pedagoga considera que las vacaciones son un buen momento para que los hijos aprendan a desarrollar las tareas más propias del hogar: "Enseñarles a poner la mesa, a que se preocupen de recoger más, a limpiar... Esto les ayudará a ganar independencia y a ser más responsables", opina la profesional. 

Sentirse bien con el "no hacer nada", en el caso de los adultos

Coincide con la pedagoga el psicólogo clínico y familiar, quien puntualiza que la falta de una rutina puede desencadenar en "desmotivación" o "aburrimiento". Más enfocado, en este sentido, en los adultos, el terapeuta advierte de que una "falta de estructura" produce "desorden mental" y puede agravar la depresión o la ansiedad. 

Sin embargo, en lo que tiene que ver con el tiempo libre y las vacaciones de los no tan niños, el psicólogo considera que se deben mantener rutinas mínimas y actividades esenciales, pero, al mismo tiempo, potenciar otras más gustosas o buscar nuevos entretenimientos. Todo lo anterior para lograr "desconectar" tanto del trabajo, como de las redes sociales. "Hay que aprender a sentirse bien con el no hacer nada. Es necesario y está bien. Ayuda a la desconexión y es tiempo para uno mismo, para evadirse de la realidad", concluye Jorge Vicente.