Mónica Cabaleiro, natural de Salvaterra de Miño (Pontevedra), ha demostrado haber nacido con el don de la paciencia, esa gran virtud que algunos ansían pero que pocos poseen, tras montar el segundo puzle más grande del mundo. Nada más y nada menos que 34.600 piezas, mide 1,77 por 5,7 metros y supone un desembolso de cerca de 250 euros.
La salvaterrense asegura que le encantan los puzles desde siempre y que suele montar uno al mes o cada tres meses, dependiendo el tamaño de la pieza y el tiempo libre del que disponga. "Todas las navidades me auto regalo un puzle y cuando llegó la pandemia tenía uno de unas 3.000 piezas pero me lo terminé en una semana. Mis amigos y familiares empezaron con la broma de que a mi ni el puzle más grande del mundo me daría para terminar el confinamiento", cuenta Mónica. Instada por la curiosidad y por seguirles la broma a sus allegados, Cabaleiro comenzó a buscar por internet puzles descomunales hasta que se encontró con "Vida Salvaje".
"Me gustó tanto que a pesar del precio me puse a montarlo, sin saber si sería capaz de terminarlo, cuánto tardaría o qué iba a hacer con semejante bicho", afirma la salvaterrense, entre risas. Finalmente, después de casi un año, el esfuerzo dio sus frutos y Mónica terminó el puzle. "Lo terminé con una sensación agridulce, pero aún queda el más grande", afirma.
Tras enterarse del logro, el Concello de Salvaterra ofreció a Mónica exponer "Vida Salvaje" en las aulas del parque de A Canuda. "El ayuntamiento me mandó un vehículo con un remolque para transportarlo, porque claro, a mi no me cabía en el coche ni podía llevarlo sola, pesa 20 kilos", cuenta. A pesar del tamaño del puzle Mónica asegura que no le supuso un problema a la hora de montarlo, "lo fui haciendo por partes y las iba acumulando encima de una cama que no uso. No fue incómodo".
Lista para el más grande del mundo
Actualmente, Mónica está inmersa en el puzle anterior en tamaño a "Vida Salvaje", con 24.000 piezas. "Aunque tiene menos piezas, son más grandes. Este sí que me está siendo algo más incómodo a la hora de montar, no me cabe en la mesa", cuenta.
La amante de los puzles ya tiene claro que irá a por el más grande del mundo, de 42.000 piezas. Mónica cree que en dos meses tendrá terminado el puzle que está haciendo ahora, del que ya lleva 6.000 piezas.
Sin duda, para 2022 A Canuda tendrá expuesto el puzle más grande del mundo. "Este año lo tendré en casa seguro, terminado no lo creo", señala Mónica, que ahora no tiene tanto tiempo libre para dedicar a su hobby. "Depende de cómo sea el verano, porque luego llega el invierno y hay menos luz natural. Hacer los puzles con luz artificial es más difícil, los tonos azules y los verdes se distinguen mucho peor", remarca.
Sorprendida con la acogida
Mónica asegura que se encuentra muy sorprendida con la acogida y la repercusión que ha tenido "Vida Salvaje". "La gente me dice que soy muy constante, que tengo mucha paciencia. Pero bueno, es solo un puzle, no es la cura contra el cáncer", dice la salvaterrense.
Mónica asegura que de todas formas, este puzle se ha convertido en algo muy especial para ella, aunque su pieza favorita sigue siendo una del monte Fuji que tiene enmarcado en su habitación. "Me encanta la cultura japonesa y fue el único puzle que compré sabiendo que lo iba a enmarcar", cuenta. Lo cierto es que, enmarcar "Vida Salvaje" y colgarlo en el salón sería una tarea realmente complicada, por lo que, por ahora, Mónica prefiere seguir exponiendo sus piezas gigantes en A Canuda, "para que puedan disfrutarlas otros, sobre todo los niños, que les encanta".