El Celta se quedó a las puertas de cerrar un final de temporada excelente en un domingo histórico. Tras la victoria del primer equipo en el Camp Nou, todas las miradas se centraban en el filial en Villanueva de la Serena.
Apoyado por varias peñas celestes que no dudaron en desplazarse hasta Extremadura, el Celta B buscaba el soñado ascenso al fútbol profesional ante la cantera del Athletic de Bilbao, a la que recientemente superó como mayor granero de las grandes ligas europeas. El cuadro de Joseba Etxeberría era uno de los "cocos" de la categoría, pero a partido único todo podía suceder.
Tras una igualada primera parte, la polémica llegaría en el segundo tiempo. Una entrada de Markel a Ewan Urain en el minuto 57 fuera del área provocaría una rigurosa roja. En poco más de diez minutos, el filial bilbaíno aprovechó esa superioridad para adelantarse por medio de Jon Cabo y el propio Urain. Todo un mazazo psicológico.
La entrada de Alfon, Lauti e Iker Losada daría ánimos a un equipo que creyó hasta el final, especialmente tras el gol de libre directo del de Catoria a ocho minutos del final. Sin embargo, el escueto tiempo añadido no daría margen para la remontada y el Celta B se quedaba fuera de la final de ascenso a Segunda División.
Dolor absoluto entre los jugadores
Las imágenes en el terreno de juego tras el encuentro hablan por sí solas. Los jóvenes canteranos rompían a llorar al quedarse a un solo paso de un sueño que ninguno habría imaginado en el mes de octubre cuando empezó la Segunda B más extraña de la historia.
Todos ellos señalaban en sus redes sociales la injusticia de verse eliminados así, por una acción que ni siquiera fue revisada. Sin embargo, todos mostraban el orgullo de haber recorrido ese camino juntos y las esperanzas de nuevos retos para el futuro.
Especialmente emotivos fueron los mensajes de aquellos jugadores cuyo futuro podría estar lejos de Barreiro. Es el caso de Alfon, héroe de la histórica victoria en Riazor, y que al finalizar su cesión podría despedirse.
También los Pampín, Barri, Soni deberán replantear su futuro este verano. El filial celeste vivirá un nuevo cambio generacional, ya que los más consagrados como Fontán o Holsgrove darán el salto directamente al primer equipo.
Baile en los banquillos gallegos
El final de la temporada para los equipos gallegos en Segunda B ha derivado en todo un baile en los puestos de los entrenadores. El primero será el del Celta B, ya que Onésimo Sánchez no ha logrado la confianza de la directiva para afianzar su proyecto.
Como recambio suena con fuerza Yago Iglesias, quien tras cinco años de continuo crecimiento anunció su marcha del Compostela la pasada semana. El técnico gallego de moda también entra en los planes del Deportivo tras el desplante a Rubén de la Barrera, pretendido ahora por Las Palmas. Tampoco parece que Míchel Alonso, pese a su extraordinaria permanencia, vaya a continuar en el Coruxo.