Inicio sin complicaciones para el Celta en su camino copero de esta temporada. Una manita del equipo de Coudet certifica el pase de primera ronda ante un Ebro que no aguantó más de 40 minutos el empuje vigués.
El técnico argentino optaba por una mezcla de titulares habituales -Tapia, Hugo Mallo o Murillo- junto con los Carlos Domínguez, Fontán o Baeza, que vivieron sus primeros minutos de cierta relevancia en varias semanas.
El conjunto zaragozano salía a La Romareda con un 5-3-2 que lograba anular por momentos el conjunto celeste, aunque rápidamente la calidad individual de los vigueses comenzaría a abrir huecos.
Thiago Galhardo, quien tuvo las primeras ocasiones, tendría que retirarse por molestias musculares provocadas por el frío maño en el minuto 20.
Poco después de que Miguel Baeza estrellara un mano a mano ante el portero, Santi Mina cabecearía desde más allá del punto de penalti un balón imposible para Rubén.
El delantero vigués fue abucheado por la afición local dado que un gol suyo con el Valencia ante este mismo rival fue el inicio del camino hacia su título de Copa del Rey en 2019.
Antes del descanso, Renato Tapia conectaría con Augusto Solari para que el argentino marcara un tanto de bellísima factura desde fuera del área.
Tras el descanso el protagonismo lo tendría Franco Cervi. Aunque Okay Yokuslu también despuntó en labores ofensivas, fue el extremo procedente del Benfica el que comenzó a dejar detalles de lo que es capaz con algo de continuidad.
Antes de la hora de partido sentenciaría el encuentro con un doblete de gran calidad. El primero, a un grandísimo pase de Mina que le devolvía la asistencia del primer gol. El segundo, en una acción en el área espectacular tras un taconazo en el control, batiendo al palo largo.
Coudet no quiso asumir más riesgos y retiraría a Santi Mina al ver certificado el pase de la eliminatoria, dando entrada a Brais Méndez, Nolito o un hasta ahora defenestrado Gabri Veiga, quien dejaría unos muy buenos minutos.
En esta recta final y salvo alguna llegada muy puntual del conjunto arlequinado estuvo marcada por el dominio físico de los vigueses. Nolito convertiría el césped en su patio de recreo particular y José Fontán, quien avanzó bastantes metros en su posición, vería recompensado su buen partido con un gol sobre la bocina para certificar la manita.
De esta forma los vigueses inician de la mejor forma posible -salvo por la lesión de Galhardo, a la espera de las pruebas clínicas- en el campo de su verdugo en las finales coperas de 1994 y 2001. Este viernes conocerán el siguiente rival en su largo camino hacia una nueva final en La Cartuja.