La Copa del Rey es ese título que anhela la afición del Celta para decorar sus vitrinas, ausentes de trofeos de importancia y que más cerca ha tenido de poder exponer para sus aficionados. Tres finales, cuatro si atendemos a los orígenes del club, que situaron cerca de llevarse la Copa a Vigo, pero que no fructificaron y que, especialmente en la última ocasión, ocurrió de una manera especialmente dolorosa.
Siguiendo un hilo temporal, habría que trasladarse a la que disputó en 1908 el por entonces Vigo Foot-Ball Club, germen del Vigo Sporting Club y, 15 años más tarde, del Celta tras la fusión con el Real Club Fortuna de Vigo. Aquella competición se disputó a partido único entre los dos equipos inscritos: el vigués como campeón de Galicia, y el Madrid Foot-Ball Club como ganador de la región Centro.
En un embarrado campo de Madrid situado en una explanada al lado de la extinta plaza de toros de la Fuente del Berro, donde hoy se ubica la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Vigo Foot-ball Club perdió ante los locales por 2-1.
1948, el Celta de Zamora
Cuarenta años después, el torneo llamado en la época Copa del Generalísimo, supuso la primera oportunidad para el Celta de lograr un título y alzarse con la ansiada copa. El lugar fue también la capital, en este caso en el campo de Chamartín. Aquel equipo entrenado por Zamora en la primera de sus tres etapas en el club, y que logró ser cuarto esa temporada 1947-48, se enfrentó al Sevilla, al que casualmente superó en la clasificación liguera final, pero cayó derrotado por 4-1; en las crónicas se hace hincapié del buen fútbol de ambos equipos y de un detalle que lastró a los vigueses: la lesión de su portero Simón. Al no existir todavía los cambios, tuvo que ser un defensa celeste, Alonso, el que ocupara la portería.
El Celta, con el goleador Pahiño y Miguel Muñoz en el equipo, caía en su primera final "oficial" tras un recorrido a lo largo de la competición en el que dejó por el camino al Racing de Ferrol, Club Ferrol en aquella época, y al Atlético de Madrid, con un empate a cinco goles en el Metropolitano y victoria en casa. El Espanyol de Barcelona fue el último escollo para alcanzar la final.
1994, la final del penalti de Alejo
La segunda oportunidad llegó un 20 de abril de 1994 en el estadio Vicente Calderón. El Celta de Chechu Rojo se plantó en la final ante el Zaragoza de Víctor Fernández, que se sentaría en el banquillo celeste cuatro años después.
Al final de los 90 minutos, el partido llegó con empate a cero, y tras la prórroga la final se tuvo que resolver en penaltis. Como ingrediente dramático, se llegó al último lanzamiento con un pleno de aciertos por parte de ambos equipos. Por parte del Celta, habían anotado Andrijasevic, Gudelj, Dadíe y Losada, que había entrado en el campo por Salva, delantero zaragozano que tuvo la gran ocasión celeste en un remate de cabeza en el minuto 88 que salvó espectacularmente el portero del Zaragoza, Andoni Cedrún.
Higuera marcó el quinto penalti del Zaragoza y toda la responsabilidad recayó en Alejo, que pateó el balón para terminar en las manos de Cedrún. El sueño de la Copa se escapaba en el último segundo, pasada la medianoche de aquel 20 de abril.
2001, el EuroCelta sin premio
La final de Sevilla en 2001 es, con la semifinal perdida en Old Trafford, una de las derrotas más dolorosas de la historia del Celta. El rival volvía a ser el Zaragoza, y Víctor Fernández volvía a sentarse en uno de los banquillos, en este caso el celeste.
El Celta llegaba como gran favorito tras eliminar al Barcelona en semifinales. Aquel EuroCelta era conocido por desplegar un fútbol que encandilaba en Europa y contaba con jugadores de la talla de Mostovoi, Karpin y Gustavo López. El ’10’ ruso fue el encargado de ilusionar a todo Vigo con un gol en el minuto 4, pero tras dos tantos en un cuarto de hora, el Zaragoza llegó al final de la primera parte con ventaja en el marcador.
Un resultado que redondearía ya en el tiempo añadido Yordi para los maños, que golpeaba el sueño de toda una afición que hoy todavía entiende que el fútbol le debe algo al Celta tras aquella cruel derrota.
El muro de los octavos y dos semifinales
Como si la depresión le hubiese alcanzado, el equipo celeste no volvió a pasar más allá de octavos de final hasta la temporada 2009-2010. El equipo en Segunda División regaló una gran eliminatoria en cuartos de final contra el Atlético de Madrid, en la que sacó un empate a uno del Calderón con un gol de Trashorras nada más arrancar el partido en un encuentro en el que el equipo que dirigía Eusebio superó en juego a los rojiblancos con ocasiones claras de Vila, Michu y Aspas. La vuelta en Balaídos terminó con victoria del Atlético por 0-1 con gol de Forlán.
Tras varias temporadas chocando con el muro de los octavos de final, el sueño de la Copa cobró forma en la temporada 2015-2016. Tras dejar por el camino a Almería, Cádiz y Atlético de Madrid, el Celta de Berizzo se plantó en las semifinales, donde cayó con estrépito ante el Sevilla de Unai Emery, con un 4-0 en la ida en el Sánchez Pizjuán que dejó la eliminatoria sentenciada.
Repitió semifinales la temporada siguiente, en la que el equipo de Berizzo, en la que sería la última temporada del técnico argentino en el banquillo, también alcanzó la penúltima ronda en la Europa League ante el Manchester United. De hecho, el Celta afrontó en el mes de febrero de 2017 las semifinales ante el Alavés y una semana después los cuartos de final ante el Shakhtar Donetsk. En los dos partidos de la eliminatoria de Copa ante el equipo vitoriano no fue capaz de marcar, algo que sí logró su rival en Mendizorroza, lo que dejó al equipo a las puertas de otra final.
Un quebradero de cabeza los dos últimos años
Tras la marcha de Berizzo, la Copa de nuevo ha sido un quebradero de cabeza, especialmente las dos últimas temporadas en las que ha viajado a las Islas Baleares para encontrar la derrota en ambas ocasiones. Especialmente duro fue el resultado ante el Ibiza, en segunda ronda, con un sonrojante 5-2; ante el Atlético Baleares, la pasada campaña, perdió 2-1.
El equipo de Carlos Carvalhal tiene la ocasión de poner en práctica todo lo entrenado en este parón poco habitual de las competiciones nacionales. El técnico portugués ya avanzó que en este tiempo trataría de dar forma a sus ideas para que el equipo se adaptase a su idea de juego; los test de esta "pretemporada" hacen confiar en una mejora plausible del juego y de resultados de cara a lo que resta de temporada.
La primera prueba de fuego será en el campo de Urbieta, casa del Gernika, de césped artificial, a las 19:00 horas en donde Carvalhal no podrá contar con Renato Tapia, como anunciaba ayer en rueda de prensa tras sufrir un problema en el tobillo.
El de hoy puede ser el comienzo del camino para terminar con la maldición de la Copa del Rey y para rematar los fastos del Centenario a lo grande.