Esta era una jornada que, seguramente, no tenía que haberse jugado. Con el drama de la DANA todavía en el ambiente, el apoyo a las víctimas y las críticas a La Liga por no suspender la competición han sido una constante.
Lo fue en los prolegómenos del encuentro en Balaídos, donde se vivió un minuto de silencio marcado por la grada de fondo medio vacía en señal de protesta y solidaridad.
Una vez que el balón se puso en marcha, el Celta tardó sólo 7 minutos en golpear al equipo de Bordalás. El Getafe había salido con una presión alta y parecía que estaba consiguiendo maniatar a los vigueses, pero un arranque de Iago Aspas, acompañado por la suerte de un rebote, lo dejó en línea de fondo en lo que parecía un balón que no iba a ninún lado.
El de Moaña forzó un centro con la derecha que superó a David Soria para que apareciese Douvikas con la cabeza para empujar el balón al fondo de la portería. El griego, titular tras golear también en Copa, anotaba su segundo gol en Liga.
Tras el gol, el Getafe trató de revivir, especialmente de la mano de Uche, un mediocentro reconvertido a delantero, que se vio frenado constantemente por un inmenso Starfelt; también lo intentaba Carles Pérez, cedido por el Celta a los azulones, que demostró todo lo que se vio en Vigo de él: desbordante y rápido pero con poca claridad para los metros finales.
El Celta tuvo otras dos ocasiones en los pies de Mingueza, de nuevo destacado, y otra de Douvikas, que estrelló en el cuerpo de Soria.
El panorama del Celta se fue aclarando en la segunda parte, especialmente con la expulsión de Berrocal. Con 10, el Getafe perdió fuelle y su sistema de presión se vio afectado, mientras los de Giráldez pudieron sentenciar en varias ocasiones, con un disparo al palo de Aspas y un gol anulado a Borja Iglesias incluido.
A pesar de que los azulones apretaron hasta el final, el Celta se llevó una victoria importante en casa, donde no ganaba desde la jornada 5, y contra un rival que no se les da nada bien y al que no vencían desde la temporada 2020-2021.