
El Celta posa el día de la despedida de la grada de Gol.
Cómo hemos cambiado: un año del adiós al Celta de Benítez y la bienvenida al de Giráldez
El 12 de marzo del pasado año se produjo el relevo en el banquillo del club celeste que ha cambiado la situación del equipo, pasando de mirar con preocupación el descenso a volver a pensar en Europa
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A las 14:06 del 12 de marzo de 2024, el Celta publicaba en sus redes sociales que Rafa Benítez era destituido. Durante toda la mañana, el cese del entrenador madrileño fue un secreto a voces, casi igual que ocurrió el mes de junio anterior con su llegada.
Secreto a voces era, también, el que sería su sustituto. A pesar de que surgieron varios nombres en las horas en la que el banquillo del Celta se quedó vacío, todo apuntaba a un técnico de la casa que estaba brillando en el equipo filial y que apostaba por un fútbol que, a priori, se identificaba más con lo que gustaba en el celtismo.
Fue un minuto antes de las 16:00 horas de ese 12 de marzo de 2024 cuando el Celta, de nuevo en sus redes sociales, hacía oficial el nombramiento de Claudio Giráldez como técnico del primer equipo.
Aquel martes comenzó a correr el tiempo que, 365 días después, ha dado la razón a la apuesta por el entrenador de O Porriño. De hecho, se estrenó con victoria en el Sánchez Pizjuán sólo 6 días después ante el Sevilla; un partido en el que Claudio desplegó algunas de las líneas que hoy han convertido al Celta en un equipo reconocible y "de autor".
El legado de Giráldez es el olvido de Benítez
Un año después de su llegada, parece que nadie se acuerda de la breve etapa de Benítez. Las decisiones de Giráldez han ido dándole peso en el vestuario, entre la afición y de cara al exterior, pero también han remarcado los errores de Benítez, a pesar de que él deslizó desde Inglaterra que todo lo bueno que estaba pasando ya lo había planteado él. Lo cierto es que la cantera sí que valía para el primer equipo, Iago Aspas no estaba tan al final de su carrera futbolística y la apuesta por un juego más vertical y ofensivo trajo más réditos que la opción más defensiva.
El último partido de Rafa Benítez en el banquillo celeste fue en el Bernabéu, otro de sus inertes pasos por la Liga española tras triunfar en el Valencia. De allí salió con un 4-0 en contra y sentenciado; era la jornada 28 y el Celta se anclaba a la decimoséptima posición mientras que el Cádiz, que marcaba el descenso, le recortaba dos puntos.
A escasos días de jugarse la jornada 28 de esta temporada, el Celta mira hacia arriba más que hacia abajo. Tras afrontar en el primer mes de 2025 la peor racha desde la llegada de Giráldez al banquillo, el último mes suma la mejor de los últimos años, con cinco partidos sin perder, tres victorias en casa y dos empates fuera. El equipo es noveno, a 10 puntos del descenso.
Mirando a las raices... y a Pucela
El último partido ganado ha supuesto, además, la número 500 como local en un día en el que el club ha vuelto a dejar claro que el cambio en el último año también se ve fuera del campo. Este Celta es un equipo que se arraiga en la tradición, en las raíces de la cultura gallega y que trata de abarcarla de manera general sobre el césped de su estadio. Lo ha hecho con música, tradicional y moderna, y el pasado sábado, con la reivindicación del Entroido gallego, que precisamente ayer obtuvo el reconocimiento de BIC (Bien de Interés Cultural).
La visita a Valladolid de este sábado a las 14:00 horas llega en un momento dulce y una victoria en Pucela ante un equipo casi desahuciado, a 11 puntos de la permanencia, podría decantar el objetivo para final de temporada y volver a pensar, años después, más en Europa que en una permanencia sufrida una temporada más.
Un cambio obra y gracia de Claudio Giráldez, que ha hecho las veces de aquel estilista del programa de la televisión llamado Cambio radical pero con un equipo de fútbol y un club que se ha visto reforzado en su apuesta por la gente de la casa.