No hubo final de temporada feliz para el Celta Baloncesto. Las pupilas de Cristina Cantero se enfrentaban al "grupo de la muerte" en la fase final de ascenso a Liga Endesa. Conscientes del reto, se plantaban en Leganés tras cuajar una gran fase regular de menos a más, siendo cuartas clasificadas.
El jueves por la noche se estrenaban ante el Barcelona, favorita a priori. Pese a dominar con contundencia, desperdiciaban una renta de más de 15 puntos en la recta final del encuentro para caer por un cruel 66-69.
En la jornada del viernes, las célticas acusaban el golpe anímico y ante un dudoso arbitraje irían a remolque durante todo el partido contra Alcobendas. El resultado final, de 66-51, confirmaba su segunda derrota y ya no jugarían el tercer partido del domingo.
A la tercera no fue la vencida
Tras la ausencia obligada el año pasado por la pandemia, Madrid era la nueva sede de una fase final y una oportunidad de oro para que el nuevo equipo vengase a los anteriores. En 2018, con un equipo tremendamente joven, se quedaron a un solo triple de vencer al Valencia en su casa (54-51) en una final de infarto.
Al año siguiente y pese a imponer su ley durante la temporada regular, llegaban a Tenerife con la plantilla muy afectada por las lesiones e incluso lastrada anímicamente.
Vigo, volcado con ellas
La eliminación en esta fase de ascenso ha supuesto un jarro de agua fría para toda la ciudad. Se trataba del tercer asalto fallido para un equipo que esta misma semana era recibido por Zona Franca y recibía el apoyo de todo el celtismo.
Además, mediante un convenio de colaboración con el Concello, mostraban a algunas de sus jugadores con los proyectos del Vigo Vertical, conjugando los valores del equipo con los de la ciudad.