El sábado pasado, el Trasnos Béisbol Club, el equipo de béisbol de Vigo, lograba una victoria clave en Gijón que le ha dado acceso a la fase de ascenso a la División de Honor, la máxima categoría nacional. Pero no todo son buenas noticias para el equipo vigués. Lo han conseguido sin contar con instalaciones en las que entrenar y disputar sus partidos.
Un problema que viene de lejos, y es que Trasnos no ha tenido un campo para competir desde hace cinco años. "Somos el único club de 38 que juegan la liga nacional que carece de instalaciones", cuenta Fernando Rodríguez, entrenador y presidente del club. En 2006 se habilitó el campo de As Plantas, en Bembrive, para los Halcones, el otro equipo de béisbol que tuvo la ciudad, pero no se invirtió en su mantenimiento, por lo que se convirtió en un espacio impracticable para el deporte. Los Halcones, por cierto, fue el equipo más importante del béisbol gallego, el único que logró ascender a la máxima categoría y que por falta de instalaciones, corrió la peor de las suertes.
A finales de 2020, Trasnos corría el mismo peligro: el de caer en el olvido. Por la pandemia, tuvieron que dejar de utilizar el campo del Marcote para sus entrenamientos. La preparación durante meses se paralizó, salvo para los lanzadores, el puesto más importante de un equipo de béisbol. "Corríamos en Castrelos o en la playa, para al menos mantener el físico, pero no podíamos lanzar", asegura Fernando. Desde finales de marzo, pudieron recuperar su lugar de entrenamiento, aunque las condiciones allí nunca fueron las óptimas. "Es como si un equipo de fútbol 11 entrena en uno de fútbol sala", concreta.
Un terreno que no tienen asegurado, "puede ser que nos dure hasta mañana o hasta Navidad". Para los partidos, lograron un campo en A Coruña, gracias a la gestión de la Federación Gallega de Béisbol y a la Xunta de Galicia. Y, en estas circunstancias, sacaron adelante un año muy complicado, al que le han puesto un primer broche de oro con la clasificación para la disputa de la fase de ascenso. Los últimos años, también habían compaginado con otra sede mucho más lejana: Oviedo.
Apoyar a todos los deportes por igual
El presidente de Trasnos lanza un mensaje a las instituciones. "Se supone que deben apoyar a todos los deportes por igual, sólo pedimos un poco de empatía con nosotros. Vemos que se invierten cientos de miles de euros en reformas de otras instalaciones, pero deberían priorizar. Nosotros no tenemos donde jugar". Desde el club, aseguran que sólo necesitan un terreno con la infraestructura necesaria para la práctica de su deporte, "un lugar donde podamos entrenar y jugar y luego ir mejorando las deficiencias que tenga".
En el horizonte más próximo está, de momento, Valencia. Allí se disputará, del 30 de septiembre al 3 de octubre, la fase de ascenso. El mismo lugar donde se celebró en 2019, también con Trasnos luchando por un hueco en la máxima categoría, cuando quedaron quintos. "Esa es una buena noticia, ya conocemos el campo, y vamos con la intención, al menos, de lograr entrar en semifinales". Es decir, estar entre los cuatro primeros; el ascenso se lo juegan 8 equipos, los primeros de los 6 grupos que forman parte de la liga y los dos mejores segundos. Sólo subirá de categoría uno: el que gane ese breve torneo.
"Si estos dos meses trabajamos bien, podemos soñar con el ascenso, es nuestra ilusión después de un campeonato que ha sido el que más trabajo nos ha costado". Para ello, cuenta con "un gran grupo en lo personal" en el que casi el 80% vienen de categorías inferiores y que, al no ser profesionales, tendrán que sacrificar las vacaciones para preparar la cita. "La experiencia es un grado, y eso nos puede faltar, pero se puede suplir con ilusión".
Lo dice con conocimiento de causa. Fernando Rodríguez tiene una amplia experiencia como entrenador; lo fue en Barcelona, ciudad desde la que regresó a Vigo, donde sus éxitos todavía tienen presencia nacional. De hecho, la Federación Española ha vuelto a contar con él para ayudar a dirigir la selección española sub-12 en el Europeo de la categoría.
El último cartucho
Una ilusión que juega sus últimos cartuchos, a la espera de una llamada de las instituciones para que su situación dé un vuelco. "Ascendamos o no, nuestro futuro es incierto, después de un año en el que decidimos seguir adelante. Pensar más allá, es una quimera", cuenta Fernando, que se confiesa "cansado" de las promesas que llevan años recibiendo, mientras las soluciones no llegan a un club que vive de formar jugadores en el entorno hostil en el que sobreviven los deportes minoritarios.
"No pedimos más dinero, con lo que tenemos vamos tirando. Sólo pedimos de unas instalaciones, es hipernecesario". Trasnos sigue esperando la llamada que cambie el rumbo para que el béisbol en Vigo no vuelva a sufrir la pérdida de un equipo campeón que sueña con la élite.