Borja Martínez lleva toda la vida practicando deporte de competición, desde el atletismo de pequeño hasta el fútbol de adolescente, pero su verdadera pasión nace cuando conoce el culturismo. A sus 42 años, Borja tiene un físico envidiable, una salud de hierro y una disciplina que muchos querrían para sí mismos; ha sido dos veces campeón de Europa, tres campeón de España y actualmente cuenta con el título de Mister Olympia. "El culturismo es una forma de vida", dice, "es tener una vida dedicada por y para esto: no consiste solo en hacer dieta, es comer bien y tener rutinas de entrenamiento y comidas".
Actualmente, Borja se encuentra a punto de conseguir un carné profesional que le abriría las puertas a competir en Estados Unidos y cuenta con marcas y promotores que lo ayudan en su carrera como deportista. Además de competir, trabaja en un centro de fitness de Vigo en el que trata de "recuperar la figura del gimnasio de barrio", organizando grupos de entrenamiento en los que actúa como un entrenador personal "a precios más asequibles".
Explica que, en su día a día, entrena a atletas que compiten en culturismo, "e incluso tengo a una chica que es de las mejores de España y de Europa". No obstante, también entrena a un gran número de personas que no dedican su vida al deporte y lo practican por salud. "Cualquier deporte, con cualquier peso, puede ser lesivo si no ejecutas bien la técnica: mi papel es enseñarte a utilizar la sala de un gimnasio ayudándote a entrenar y enseñándote a comer, no solo para evitar lesiones sino para que tenga un resultado", explica.
Martínez, que también es nutricionista, ofrece planes completos para todo aquel que esté dispuesto a "sacar el máximo rendimiento" de una sala de fitness. "Intento que el entrenamiento sea un espacio social, que la gente haga comunidad y que venga a entrenar en grupo en el horario que pueda, no solo por comodidad sino también por precio, porque el entrenamiento personal no es apto para todos los bolsillos".
Robots del fitness
El culturista vigués reconoce que en esta disciplina los meses previos a la competición "te conviertes en un robot" porque estás obligado a ingerir un número concreto de calorías cada cierto tiempo, dividiendo los macronutrientes en porcentajes muy controlados, además de entrenar con rutinas específicas. "Yo trato de flexibilizarlo un poco, esto es un deporte individual y por lo tanto depende de ti mismo y de tu fuerza de voluntad, por eso trato de escuchar a mi organismo".
De este modo, explica que en los meses previos a la competición él come unas seis o siete veces al día, cada 3 o 4 horas. "Juego mucho con los hidratos, las grasas y las proteínas y las organizo en función del entrenamiento, que suele ser en doble sesión diaria". Borja dice que hace un entrenamiento cardiovascular en ayunas y otro antes de acostarse todos los días durante los cuatro o cinco meses previos al campeonato. "También necesito entrenar fuerza casi a diario porque, por mi metabolismo, enseguida me quedo ‘pequeñito’, así que necesito estimular el músculo".
Aunque confiesa que es muy "metódico" con su salud, también reconoce que se puede "permitir ciertos lujos" fuera del periodo pre-competición. "Mi metabolismo basal, es decir, lo que quemo solo por levantarme y respirar, es de unas 4.000 kcal diarias, por lo que nunca he dejado de comerme una pizza cuando me apetece". No obstante, trata de cuidarse "al máximo" y está muy pendiente de que su salud, tanto metabólica como hormonal, estén siempre a punto: "tomo vitaminas a diario, como antioxidantes o protectores articulares que me ayudan a estar bien".
Un deporte rodeado de críticas y tabúes
La competición, además de exigir una preparación física muy dura, requiere mucha fortaleza mental "porque la valoración es completamente subjetiva: juzgan tu simetría, la dureza de tus músculos, las líneas de tu cuerpo… Los jueces valoran si les gustas o no". Borja explica que, para él, lo más importante es "hacer bien el trabajo previo" para llegar a ese escenario siendo una persona compensada, "pero cuando te subes nunca sabes qué va a pasar".
A todo esto se suma que el culturismo es, posiblemente, una de las disciplinas deportivas más criticadas en todo el mundo. "Ningún deporte está libre de las críticas, pero en Galicia yo creo que nos cuesta entender un deporte que obliga a ser estricto con la dieta porque nos gusta más comer y beber que tener esa rutina", dice Borja Martínez. "He tenido muchos encontronazos y en cuanto empieza el verano me señalan incluso en la playa: está muy mal visto ser un tío lleno de venas subido a un escenario".
Borja reconoce que, tras 25 años en el mundo del culturismo, ha visto de todo. "Cuando se habla de deporte de élite o deporte de alto rendimiento muchas veces parece que está unido al uso de sustancias que mejoran el rendimiento, aunque no siempre es así", destaca el culturista gallego.
Para él, lejos de las sustancias a las que está ligada su disciplina y muchos otros deportes, lo más importante para ganar una competición es tener un buen equilibrio entre nutrición, entrenamiento y descanso. "De qué sirve llevar tu cuerpo al límite: hay que escucharlo, alimentarlo y descansar, no puedes entrenar y no dormir porque tendrás problemas de nervios, de articulaciones o incluso de humor", reconoce. Borja ha logrado su físico de campeón con mucha disciplina, una dieta que se ha convertido en un estilo de vida y una vida que se nutre de la buena comunidad que ha sabido forjar en sus entrenamientos.
Tras más de 20 años dedicado al deporte de competición, Borja tiene la máxima de "no hacer caso a los envidiosos, que son muchos" y disfrutar de lo que más le gusta sin escuchar las críticas "porque siempre las va a haber". Ahora, a escasos cuatro meses de su siguiente competición, se seguirá preparando en Vigo como mejor sabe hacerlo: con buen humor, escuchando a su cuerpo y con muchas ganas de romper todos los tabúes que rodean el deporte que le apasiona.