En el mes de mayo, José Carlos Otero conoció a través de internet un nuevo deporte de raqueta que comenzaba a tener recorrido en España. Con origen en Estados Unidos, el pickleball despertó su interés, así que se puso en contacto con las federaciones española, madrileña y andaluza para ahondar más y conocerlo en profundidad con el objetivo de traerlo a Galicia.
De la mano de varios amigos, formaron Apiga, la Asociación de Pickleball de Galicia, y en el mes de junio asistieron a un curso de formación para convertirse en monitores. En dos meses, comenzaron a poner en marcha este nuevo deporte en Galicia: con epicentro en Pontevedra, lanzaron varias iniciativas para darlo a conocer con motivo de las fiestas de la Peregrina; en el Parque de Verano pontevedrés pusieron en marcha cursos de formación y se organizó el primer torneo con 40 participantes. Un desarrollo tan veloz como lo está siendo el del pickleball en el país, aunque su origen se remonta a 1965.
El origen del pickleball
Su nacimiento llegó de la mano de un congresista estadounidense, Joel Pritchard, y su amigo, Bill Bell, durante un fin de semana de verano. Según cuentan, para entretener a sus familias, se juntaron alrededor de una pista antigua de bádminton y con una red, raquetas de ping pong y una pelota de plástico con perforaciones dieron los primeros pasos de este deporte. Pritchard y Bell le enseñaron el juego a Barney McCallum y entre los tres crearon las primeras reglas.
Sobre el nombre elegido, hay dos versiones; por un lado, según Joan, la esposa del congresista, se refiere al bote que tiene como remeros a los descartados por otras embarcaciones, pickle boat en inglés. Pero más curiosa y aceptada es la que hace referencia al perro de la familia Pritchard, llamado Pickles, al que le gustaba perseguir las pelotas mientras ellos jugaban. De hecho, Joan asegura que ese cocker spaniel no llegó a su casa hasta 1967, dos años después de inventar el deporte, aunque es posible que durante ese espacio de tiempo no hubiesen elegido un nombre "oficial" para su práctica.
Una mezcla de otros deportes de raqueta
El pickleball es un deporte de raqueta que mezcla otros ya existentes, como el tenis, el pádel o el tenis de mesa, de los que hereda diferentes aspectos como, por ejemplo, el estilo de juego de reflejos y golpes cortos del tenis de mesa o la capacidad de enganchar que demostró el pádel desde el primer momento. De hecho, explica José Carlos a Treintayseis, el pickleball "se va a poner al nivel del pádel", pero cree que todavía es necesario darlo más a conocer para lograr lo que este deporte tan de moda y tan masivo ha conseguido en los últimos años.
"Tiene muchas ventajas con respecto al pádel, como las pistas para practicarlo, porque vale con cualquier superficie llana y dura y las líneas no cuesta nada pintarlas o delimitarlas", destaca, al igual que la red, que "puede ser portátil y la montas en un minuto". El pickleball, además, "permite peloteos muy largos, que eso engancha mucho a la gente, y cuenta con un nivel de frustración muy bajo, ya que a los diez minutos de empezar, ya puedes estar peloteando tranquilamente". José Carlos resalta también el "mínimo riesgo de lesiones" y la "facilidad" para jugar tanto individual como dobles.
Las palas con las que se practica también son muy similares a las del pádel en tamaño y superficie de golpeo, con un mango corto, pero sin agujeros, aunque las pelotas están hechas de plástico muy rígido y perforadas, lo que hace que "no adquieran velocidad". Un deporte, en resumen, que se presenta como una alternativa para todas las edades, fácil de practicar y apto para las personas con movilidad reducida, pero que también tiene un cariz competitivo para los expertos, por el alto ritmo que puede alcanzar para aquellos que buscan un reto a la hora de practicarlo.
Normas de juego
La pista debe medir 6,10 metros de ancho por 13,41 metros de largo, tanto para partidos individuales como para dobles y destaca la zona de no-volea como uno de sus elementos diferenciadores. Abarca un área de 2,13 metros a ambos lados de la red en la que no se permite golpear la pelota antes de que bote, lo que genera jugadas más largas. Cuando el jugador realiza una volea, no puede ni estar dentro ni pisar esta zona.
En cuanto al saque, el golpeo se realiza por debajo de la cintura desde la línea de fondo, con al menos un pie apoyado en la pista y sin dejar botar la pelota, que deberá pasar por encima de la red y de la zona de no volea hasta el cuadrante diagonalmente opuesto al lugar desde el que se realiza. Es necesario dejar botar la pelota antes de devolverla tanto el que recibe el saque como el que recibe el resto, la conocida como la regla de Doble Bote.
A la hora de sacar, es necesario "cantar" la puntuación con un doble objetivo: que el otro equipo se prepare y ayudar a recordar cuál es el resultado en ese momento. En caso de no hacerlo, puede volver a sacar o, en caso de que el que lo recibe reste el saque, seguir jugando sin que el resultado sea dicho en ese punto. Los partidos de pickleball se juegan a 11 puntos y para ganar es necesaria una diferencia de dos tantos y solo el equipo que saca puede anotar puntos.
Una sola pista pública en Galicia
Por el momento, Galicia cuenta con una sola pista pública de pickleball. El Concello de Soutomaior fue pionero en su construcción, que comenzó el pasado mes de febrero, una obra que, por el momento, es única en Galicia. Pero el crecimiento exponencial que está teniendo en todo el país apunta a que pronto le acompañarán más lugares para seguir con su expansión.
Desde Apiga, ofrecen información a todos aquellos que quieran conocer un poco más el pickleball o realizar desde una jornada de puertas abiertas de cuatro horas de duración o un curso de formación de doce horas durante los fines de semana. Para ello, se puede remitir una carta por correo ordinario al Apartado de correos número 456, código postal 36080, Pontevedra, a través de correo electrónico, en pickleball@gmail.com, o por teléfono, en el 629 83 49 33. Porque lo mejor para engancharse a la moda del pickleball es lanzarse a practicarlo.