"No podemos permitirnos en un contexto como el actual que se produzca una espiral inflacionista, que la subida de los precios implique que se imponga una subida de salarios, una dinámica que no solo es insostenible sino que se retroalimentaría indefinidamente, causando un grave problema para el tejido productivo y dañando a la economía nacional", sostiene Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP).

En Galicia, el precio de los bienes de consumo se ha incrementado un

11% —cifra por encima de la media nacional, que en agosto se desaceleró hasta el 10,5%—.

El encarecimiento de la energía continúa siendo el principal impulsor de la inflación: "Es una consecuencia directa insalvable. Si sube la energía, toda la cadena productiva se ve afectada y termina alcanzando al consumidor y, por supuesto, a las empresas que, en muchos casos llevan meses conteniendo la repercusión de la subida de las materias primas y de la energía a sus productos y servicios finales”, explica Cebreiros.

La guerra de Ucrania como factor externo

Por supuesto, señala, hay muchos factores externos que afectan a los productores gallegos, como la invasión rusa de Ucrania, las consecuencias del bloqueo económico subsiguiente o los problemas de suministro. Desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales también apuntan a la debilidad del euro, que supone un encarecimiento de las importaciones.

La expectativa, tanto de la CEP como de CEOE es que la prolongación de la guerra de Ucrania y las sanciones económicas impuestas a Rusia pueden seguir condicionando la evolución de los precios de algunas materias primas, entre otras, gas, petróleo, cereales o aceites, que a su vez repercuten sobre la composición del precio de otros muchos productos. Por todo ello, la inflación se mantendrá elevada en el corto plazo, aunque irá moderándose.

Entrando en un análisis más desagregado de la inflación, cabe destacar

que dentro del componente subyacente, los precios de los servicios aumentan su ritmo interanual en dos décimas hasta el 4,1%; los precios de los bienes industriales sin productos energéticos incrementan en tres décimas su tasa de variación hasta el 5,6%; y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco aceleran su tasa interanual seis décimas hasta el 12,5%, destacando el aumento de aceites y grasas (24,0%).

Los precios de los alimentos sin elaboración minoran ligeramente su

tasa de variación interanual en 5 décimas hasta el 12,9%. Destaca el incremento de los precios de productos básicos como los cereales, la

leche o los huevos, todos ellos con crecimientos por encima del 20%, o del

pan, la carne de vacuno, carne de ovino, carne de ave, frutas o legumbres y

hortalizas, por encima del 10%.