"Tomarse una caña" es una expresión que casi se ha desprendido de su significado originario, ya es algo que va más allá de beber una cerveza. Se ha transmutado a un acto social, a la altura de "tomarse un café"; incluso los abstemios y los no cafeteros reconocen la invitación como algo desvinculado del propio producto.
Pero lo cierto es que ese "tomarse una caña" es cada vez más caro. El coste de la vida ha ido aumentando, así como el de los bienes esenciales y "el carro de la compra". Muchos son los factores, desde la inflación a la guerra de Ucrania, pasando por la crisis derivada de la pandemia. En algunos casos, los poderes públicos han decidido actuar para luchar contra ese empobrecimiento paulatino de los ciudadanos, pero hay en productos de consumo que parece que la vuelta atrás es cada vez más complicada.
El caso de la cerveza es bastante singular. A pesar de que no está entre los productos que más subieron de precio en estos meses, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que engloba las bebidas alcohólicas y el tabaco, lo cierto es que desde junio del año pasado, la sequía provocó un aumento del precio de la cebada, ingrediente fundamental de la cerveza, y que en la mayor parte de los casos es de origen nacional.
A lo largo de lo que llevamos de 2024, el IPC sobre las bebidas alcohólicas ha aumentado en Galicia desde el 2,5 de enero hasta el 4,8 del mes de julio, una variación de más de 2 puntos, según revelan los datos del INE.
Un 25% en cuatro años
Más allá del precio final, hay que fijarse primero en el de distribución. Según César Sanchez-Ballesteros, presidente de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), el precio de la tarifa de cerveza que se les cobra a los hosteleros ha crecido en un 25% en cuatro años, desde 2020 hasta 2024.
Un aumento que, señala, no ha sido repercutido por el sector de la misma manera, porque supondría que la caña de cerveza costaría alrededor de 5 euros. Mientras al hostelero se le critica y se le plantea la queja, "no se hace lo mismo en el supermercado, por ejemplo", lamenta el presidente de los hosteleros de la provincia.
En esta subida, indica, ha sido fundamental la crisis energética. Aunque, matiza, "la luz subió de precio y volvió a bajar; la cerveza ha subido y se ha mantenido en el mismo precio, lo mismo que con ciertos refrescos", donde el aumento es del 15%.
Caña a 5 euros, ¿quién la consumiría?
Juanjo Figueroa, presidente de la asociación Casco Vello Hostelería y Comercio, corrobora estos datos. "El precio lógico de la caña de cerveza debería de ser 5 euros, pero ¿quién la consumiría a ese precio?", se pregunta. Actualmente, tanto en el Casco Vello como en el centro de la ciudad, el precio de la caña oscila entre los 2,5 y los 3 euros, aunque siempre depende "de las zonas y de cómo cada uno gestiona su negocio".
La subida de la tarifa se ha soportado por los hosteleros, reconoce Juanjo, "con el esfuerzo que le ponemos y por volumen", pero reconoce que cada vez les han ido recortando el margen de ganancia. "Como a cualquier vecino de Vigo, también nos han subido la luz y el agua; el hostelero tiene la espalda hecha a todas estas subidas", explica. "Hacemos un esfuerzo brutal para poder, al menos, empatar".
Y es que "levantar la verja es muy caro, ya que supone el sueldo de los empleados, la electricidad" y se hace imposible lograr "los márgenes de antes". "Hay que concienciar a la gente, que es normal que exijan mucho en el pincho que les pones, en el precio de la cerveza, pero el hostelero hace todos los esfuerzos que puede para mantener los precios, que han subido mucho, especialmente desde la pandemia", razona.
Una media de 2,80 euros
Según nos alejamos del centro de la ciudad, los precios se ajustan más y se puede tomar una caña por menos de 2,50 euros. Pero en un paseo por los locales y terrazas de las calles más céntricas, se hace casi imposible bajar de ese precio.
"El precio medio es de 2,80 euros la caña, quizás más con una tapa más elaborada, pero por debajo de 2,50 es complicado encontrarla", expone Rubén Pérez, presidente de la Asociación Zona Náutico, que explica que, a pesar de que muchos hosteleros han facturado igual o un poco más que el año pasado, los márgenes de beneficios han sido menores.
Que la caña cueste más no hace que se deje de tomar, pero sí que "antes se tomaban dos y ahora, no", puntualiza Rubén. Algo que también señala Juanjo Figueroa: "Ahora la gente va con más calma, también con la comida. Controlan más el gasto, y es normal, porque cada vez la gente tiene menos nivel adquisitivo. Antes había más alegría, pero ahora se consume con más ciudado".