Fibras 100% compostables, tratadas con aguas termales de Caldas de Reis y acompañadas de un packaging totalmente biodegradable. Así son ―a grandes rasgos―los productos ecológicos de Ibérica de Esponjas Vegetales, una empresa agro-forestal de Galicia pionera en el cultivo de Esponjas vegetales de luffa para uso cosmético y de limpieza. Tras más de una década en el sector, la entidad gallega ha logrado posicionarse como una de las más grandes a nivel europeo en cuanto al "cultivo, manipulación y transformación" de esta fibra vegetal.
Hasta hace apenas unos años, la mayoría de esponjas y estropajos del mercado solían estar fabricados a base de materiales sintéticos con un alto coste para el medioambiente y aún hoy en día las alternativas son una pequeña minoría. Para esta empresa pontevedresa, iniciarse en la producción de esponjas vegetales supuso toda una carrera de fondo que empezó a ver sus frutos tras el boom de los productos ecológicos.
Todo sobre la planta de luffa
Ahora bien, llegados a este punto muchos se estarán preguntando: ¿qué es exactamente la luffa y para qué sirve? La respuesta es muy sencilla. La luffa es una planta tropical originaria del sudeste asiático, de la familia de las cucurbitáceas y a la que pertenecen otros frutos más conocidos como el calabacín, el pepino o incluso la calabaza.
Cuando esta planta da su fruto, además de servir como alimento y contar con múltiples beneficios, el material fibroso que se obtiene permite su utilización como esponja vegetal y exfoliante natural para el cuerpo. Este complejo proceso requiere que las esponjas sean tratadas en aguas termales a unos 43º, lo que permite limpiar y ablandar las fibras para obtener unos resultados de la mayor calidad posible.
De Caldas de Reis para el mundo
Caldas de Reis cuenta desde el año 2010 con plantaciones de luffa 100% sostenibles. "Cultivamos con respeto a la naturaleza, sin explotar a la planta o a los suelos donde se cultiva", señala la empresa. Y es por ello que la producción se realiza sin ningún químico de por medio, respetando el entorno y evitando dejar residuos tóxicos. Después, los "residuos naturales" que se generan vuelven a ser "incorporados al proceso de cultivo una vez compostados".
En la actualidad, Ibérica de Esponjas Naturales mantiene plantaciones en otros países como Portugal, Colombia o Egipto, y entre sus previsiones se encuentra el seguir expandiendo los horizontes productivos. Eso sí, el centro de transformación e investigación continúa situado en la villa termal de Caldas de Reis, en Pontevedra.
Parte del éxito de este proyecto, según sostienen desde la firma gallega, es que disponen de "una genética propia que nos permite obtener distintas intensidades de fibra". Esto se traduce, por poner algún ejemplo, en fibras extremadamente blandas ideales para pieles sensibles o con algún tipo de daño cutáneo. De hecho, hace unos meses la empresa logró las patentes en Europa, China y Canadá de estos estropajos compostables.
Cada producto de esponjas vegetales de luffa dispone de una serie de características y beneficios para tanto para el cuerpo como para el medio. Estimulan la circulación sanguínea, previenen la celulitis o el enquistado capilar y eliminan las pieles muertas, entre otras cosas. Además, se tratan de productos totalmente "naturales, biodegradables, más duraderos y producidos de forma artesanal".
Esta línea sostenible de la empresa también se cumple en lo que respecta a los envíos. Estos se realizan cuidando que no haya ninguna partícula o adhesivo plástico. "Empleamos cajas de cartón FSC con cinta adhesiva biodegradable de fécula vegetal", asegura la empresa en su web. En definitiva, un packaging sin rellenos ni elementos innecesarios para reducir más si cabe la huella ecológica.