Tras más de 20 años trabajando en el sector textil, inicialmente con marcas y después como proveedora, Elena Hinrichs, viguesa afincada en A Coruña desde hace ocho años, decidió que debía dar un giro a su trayectoria profesional. Su carrera en la industria de la moda le permitió ver de cerca el trabajo realizado en las fábricas textiles de muchos países en distintos continentes, así como la inmensa cantidad de residuos que se generaban; aquello, y pensar en el futuro de sus cuatro hijos, fueron los factores determinante que la animaron a hacer algo diferente.
"Vi la superproducción que hay y el desecho que se genera y me di cuenta de que estaba haciendo algo con lo que no me sentía bien. Fue cuando decidí que debía hacer un cambio", explica Elena.
Aquella actitud, las ganas de cambiar las cosas, y la sensación de que quizás era posible hacer algo distinto, dirigieron a esta joven gallega a un ambicioso y original proyecto donde la sostenibilidad era uno de los ejes fundamentales. Rudi 1944 nació con el objetivo de reducir los residuos de la industria textil, y la innovación, para que el reciclaje fuera óptimo, era uno de los aspectos fundamentales de aquella idea inicial.
"Llevaba bastante tiempo hablando con ingenieros textiles, viendo el tema de los hilos reciclados, viendo cómo funcionaba, y me di cuenta que la solución no iba por ahí, porque aunque es una mejora de la situación, no es la situación óptima. Por ejemplo, con el algodón tienes que usar mucha materia prima nueva; con el poliéster, al final, todo lo que es reciclado de polímeros pues es bastante tóxico y emite bastante toxicidad al ambiente. Aunque dicen que es una solución buena yo seguía pensando que igual había algo mejor", apunta.
Y la idea… llegó
Después de darle muchas vueltas, y a la semana de fallecer su padre en septiembre de 2021, Elena cuenta que estaba durmiendo cuando la idea llegó de repente. "No es el textil donde hay que meter ese residuo sino en construcción. Yo creo que fue mi padre el que me lo envió. Además, sus iniciales coinciden con Recycled Unique Design Items", sostiene. Así, con el nombre de su padre y su fecha de nacimiento comenzó el viaje de Rudi 1944, un proyecto de muebles de diseño fabricados a base de residuos textiles que ya ha despertado la curiosidad y la admiración de numerosas empresas y particulares.
A partir de ahí, "empecé a hacer un montón de pruebas, inicialmente en el garaje de mi casa, hasta que más adelante me lancé con una amiga a constituir la sociedad, un año después. Hice algunos muebles, se los enseñé y nos pusimos las dos manos a la obra", afirma esta emprendedora gallega, que ya tiene varias patentes y ha logrado un producto único e innovador.
Nave y personal
Una de las claves del proyecto es que se pueden reciclar las prendas completas, algo que hasta ahora no se podía hacer técnicamente si el objetivo del reciclaje era la creación de otras prendas textiles. "Hay tejidos que no se pueden reciclar cuando son mezcla de varios sintéticos, por ejemplo, si se mezclan poliamida con modal, con elastano, no se pueden separar esas fibras; no existe todavía tecnología para hacerlo. O partes de las etiquetas… hay muchas partes de las prendas que no que no se pueden procesar para reciclados, y eso es desecho puro y duro siempre, pero nosotros, todo ese material podemos usarlo en nuestros procesos", explica Elen
Llegó entonces el alquiler de la nave, la contratación de personal y "nos lanzamos a la piscina". Actualmente la empresa está en fase de búsqueda de inversores y ha solicitado ya todos los ISOS y certificados para poder ser lo más ecológicos posible, "aunque la Administración no lo pone nada fácil", lamenta Elena, aunque "estamos vendiendo sin problema al cliente final".
Diseño exclusivo y conciencia medioambiental
Según cuenta esta emprendedora gallega, están trabajando también en un prototipo de casa piloto en A Coruña. "Está quedando increíble, los baños, lavabos, bañeras, el sofá de obra, la encimera… todo son elementos que hemos hecho con nuestro material y lo estamos llevando a construcción".
Elena Hinrich asegura que, si bien cualquiera puede acceder a estos muebles de diseño, es fácil pensar que las empresas acabarán siendo sus principales clientes. "Cualquier persona con conciencia medioambiental puede estar interesada pero es verdad que no son muebles baratos, por eso pensamos que pueden encajar bien en las políticas de responsabilidad social de las compañías", explica. Así, una zona de cobro de una firma textil o la recepción de un hotel y su mobiliario podrían demostrar el trabajo de estas firmas en materia de sostenibilidad. "Además, si logramos escalarlo a la empresa, más residuo textil lograremos hacer desaparecer, y ese es nuestro objetivo", añade.
Según cuenta su fundadora, alguna firma multinacional ya le ha echado el ojo a esta fantástica iniciativa sostenible que llegó en forma de un sueño con toda la fuerza de un ser querido. Rudi 1944 ya se ha transformado en un precioso proyecto que apunta a un rotundo éxito empresarial.