A veces es inevitable que la pasión hacía un trabajo no se transmita entre generaciones. Y sino que se lo digan a Cristina Torres Deza, que desde pequeña encontró en la floristería de su madre, Pilita, una auténtica vocación. Aunque probó suerte en otros sectores, Cristina siempre tuvo claro el camino que quería seguir. De hecho, mientras hacía una carrera, casi más por obligación que por gusto, se formaba a la vez como florista y ayudaba a su madre durante las temporadas fuertes. Desde la jubilación, madre e hija han intercambiado los roles y ahora es Pilita la que ayuda en campañas de más ventas.
Mucho ha pasado desde que Picris abriera aquella primera tienda en Portovono en el año 1980. Entre ello un cambio de ubicación y una segunda generación al cargo. Hace dos años la floristería renovó también su imagen corporativa y su local de Sanxenxo. “Necesitaba darle un enfoque más moderno y que se adaptara más a mí” explica Torres Deza. Aunque la filosofía de trabajo de su madre sigue presente en la tienda, basada en la “calidad y la innovación”, pero amoldada a los nuevos tiempos y tendencias.
Al fin y al cabo este es un mundo que no deja de evolucionar y en el que, como recuerda Cristina, “hay que estar formándose continuamente”. Es algo que en Picris tienen muy en cuenta y no pierden la oportunidad de seguir creciendo en el arte floral. “Todos los años hacemos algún curso de formación. El año pasado hicimos 2 o 3 y también fuimos a ferias en Franckfurt, Barcelona y Madrid”. El arte floral es todavía un desconocido para muchos y supone “una posibilidad de futuro como cualquier otra”, reivindica Torres Deza.
El nombre de la tienda es otro de sus aciertos y casualidades más bonitas: Pilita unió los nombre de sus dos hijas más pequeñas, Pilar y Cristina, para crear esta palabra. Casualmente son también los nombres de “las dos floristas de la familia”, madre e hija. Pero el azar no se quedó ahí y es que, de esto se enterarían años después, Picris es además el nombre de una flor silvestre de color amarillo que muchos reconoceríais nada más verla.
Cumplir años en mitad de una pandemia…
Este 2020 la Floristería Picris cumple nada menos que 40 años “compartiendo más que flores”, como ellos mismos explican. Este año pensaban celebrar el aniversario de una forma muy especial, pero la pandemia llegó para frenar todos los planes. Su dueña nos confiesa que en cuanto pueda los pondrá en marcha, como una forma de “dar a conocer y valorar las flores”. Mientras tanto en su página web ofrecen un código promocional por el 40 aniversario.
En Picris están acostumbrados a trabajar y disfrutar dando “el toque emotivo, de color y personal” en bodas y todo tipos de acontecimientos. Así que la Covid-19 supuso un duro golpe también para ellos. La temporada de eventos fue muy floja, “de marzo a noviembre teníamos todos los fines de semanas completos de bodas, y al final se hicieron muy poquitas” cuenta su dueña.
Lo cierto es que en el caso de la compra online sí que han notado un ligero repunte. En verano lanzaron los packs de flores de temporada para entregar a domicilio y la idea está funcionando muy bien. “Yo creo que a mucha gente esto del confinamiento le sirvió para valorar las pequeñas cosas” reflexiona Torres Deza. Y ese es precisamente el lema que desde su floristería han intentando lanzar desde su creación: “No sólo compartimos flores, compartimos emociones, compartimos sensaciones, amistad, consejos”.