Los más nostálgicos recordarán con cariño los videoclubs. Ante una tarde aburrida, bajar a ver las novedades y llevarse un par de pelis era el equivalente de pasar horas buceando por el menú de Netflix. El carnet de socio era el método de suscripción. De hecho, la gran plataforma estadounidense empezó como cadena de alquiler de DVD a través de correo postal. En la ciudad de Vigo los videoclubs han ido desapareciendo poco a poco. Los supervivientes conviven con un mundo muy distinto al de antes, cuando estos locales eran un éxito en los barrios.

Sería mentira decir que el fin de los videoclubs han sido las plataformas de streaming y vídeo bajo demanda, pues su desaparición se remonta algo más atrás. Lo que es cierto es que Internet fue el causante principal de esta "muerte". Con la llegada de la Red a los hogares, la gente empezó a piratear las películas (y la música) que antes consumía de pago; y ante algo gratuito, es difícil competir.

Los que ya no están

Actualmente solo quedan cinco locales que ofrecen servicios de alquiler de películas en Vigo. Todos hacen también la labor de un kiosco para generar beneficios. Sin embargo, la situación no fue siempre así.

El local del Servicer todavía conserva fuera las taquillas de devolución de DVD. Foto: Google Maps

En un pasado lejano, la lista se extendía por todo el callejero: en el 104 de la calle Sanjurjo Badía había un local de grupo Video Tiendas (hoy encontramos en ese lugar una tienda de golosinas), en la Avenida de Travesía de Vigo número 131 estaba el Nokia (antes bar-videoclub, ahora solo ejercen de lo primero), en la Calle Conde de Torrecedeira 56 se encontraba el videoclub Servicer…

En la avenida de Gregorio Espino existía uno con nombre de ciencia ficción: Videoclub Tercera Fase. Otros con un rótulo rimbombante eran el Coliseo (en rúa Estorniño 15) o el Blockbuster (calle Pizarro 81; ahora una administración de Lotería). Solo son algunos de los cerca de cuarenta videoclubes que había en Vigo. Seguramente muchos guardéis un buen recuerdo en alguno de ellos.

El cartel es la última prueba de aquí existió un videoclub. Este se llamaba Videoclip. Foto: Google Maps

Este bajo donde se leen apenas unas letras albergaba el antiguo videoclub Doblada. Foto: Google Maps

Los videoclubs donde todavía puedes alquilar una peli en 2021 son los siguientes:

Cinemanía (Avenida de Buenos Aires)

Cinemania, en Avenida de Buenos Aires número 3. Foto: Google Maps

El local ubicado en el barrio de Teis sobrevive con la venta de comestibles, el alquiler de DVD y, principalmente, con la actividad de su sala de cine. Llevan más de una década abiertos. Ricardo trabaja allí y cuenta que "últimamente no reciben mucha gente", aunque estas semanas alguna visita ocasional aparece por allí y alquila un par de películas. Añade suspirando: "es que con Internet…".

El minicine se encuentra paralizado por la pandemia. Es difícil cumplir las medidas de distanciamiento social en ese pequeño espacio, que solía acoger grupos de 16 personas y donde se proyectaban estrenos en ciertas ocasiones, como en las grandes salas.

Supermarket Videoclub 24H

El local de la calle Barcelona, número 51. Foto: Páxinas Galegas

Esta cadena se encuentra en tres puntos distintos de la ciudad, ubicados en los locales de antiguos videoclubs. Donde antes era Video Futuro, en la calle Venezuela, hoy se asienta un 24 horas de Supermarket Videoclub. En la calle Barcelona podemos encontrar otro, justo donde hace unos años se encontraba el videoclub Fin de Siglo. El último, situado en la calle Portela (en el barrio del Calvario) era un videoclub del grupo Video Tiendas, como el que había en Sanjurjo Badía. Todos complementan su actividad de alquiler de películas con la venta de bebidas, comestibles…

Supervideo Krypton (Avenida de Florida)

El videoclub Krypton mantiene una imagen retro. Está en la avenida Florida, nº49. Foto: Google Maps

Este negocio, que conserva el cartel original de estética noventera, lleva desde 1986 alquilando películas y videojuegos a los vecinos de Vigo. Antonio, el hijo del dueño, nos cuenta que en la mejor etapa del videoclub llegaron a tener "veinte mil" clientes. La demanda era tal que adquirían copias de todas las películas del catálogo; Antonio recuerda que de Indiana Jones tenían hasta 10 DVD del mismo film, dada la cantidad de reservas que gestionaban. Hoy en día, "con Netflix y todo eso", los dueños eligen cuidadosamente qué títulos llevar a la tienda: "solo cogemos los más punteros, vamos a sota, caballo y rey y aun así sigue sin funcionar, pero es lo que hay".

Con todo, Antonio explica que van "tirando" y dice entre risas que él llama a su negocio "el museo". Realmente es cierto: "a veces vienen al videoclub familias para enseñarles a sus hijos cómo era esto", relata. La presencia del Krypton en el barrio es una reliquia de un pasado no tan lejano que las nuevas generaciones ya no conocen.