Antonio y Cristina, propietarios de El Revendible.

Antonio y Cristina, propietarios de El Revendible. Treintayseis

Comercio

Así es El Revendible, uno de los negocios más antiguos de Vigo que lucha contra el paso del tiempo

Publicada
Actualizada

El Revendible abre sus puertas por la tarde a las 16:30 horas. Desde media hora antes, Antonio y Cristina disponen el interior de la tienda para arrancar la jornada vespertina a la vez que atienden a Treintayseis.

"Si te fijas, por esta calle ya han cerrado cuatro negocios", señala Antonio mientras dirige su mirada a un local de enfrente, en la calle Ecuador. Esta tienda dedicada a la venta de pieles de calidad, la reparación de calzado y de bolsos y la factura de cinturones soporta la competencia de internet con la oferta del ojo experto que da la solución adecuada para el producto que maneja.

Este matrimonio es propietario de El Revendible desde hace 30 años; pero el negocio es mucho más antiguo, uno de los más longevos de Vigo: 1907. Esa es la fecha que conocen de manera oficial gracias a un documento que encontraron en una caja fuerte del local que heredaron en Abeleira Menéndez.

El Revendible.

El Revendible. Treintayseis

"Nosotros somos Bermejo y Eulogio, de Ourense. Llevamos 65 años también en esto", incide Antonio al hablar de su procedencia. Desde allí, y con intención de expandir el negocio en Vigo, fue el padre de Cristina, Ireneo Bermejo, el que cogió las riendas en un primer momento tras conocer que se traspasaba el negocio vigués. "Nosotros somos segunda generación", matiza Cristina.

Cambio de ubicación

En diciembre de 2019, los nuevos dueños del edifcio que acogía su primer local les anunciaron que se iba a remozar y que, por tanto, tenían que mudarse. Les dieron tiempo para buscar un nuevo lugar, que encontraron cuando la pandemia acechaba. Se trasladaron a la calle Ecuador en mayo de 2020, aunque compatibilizaron los dos locales durante un tiempo. 

"Aún es hoy el día que gente de aquí, de Vigo, nos dicen que pensaron que habíamos cerrado, y han pasado ya casi cinco años", lamenta Cristina. Un cliente que es fiel, de toda la vida, y que proviene de toda la provincia. "Trabajamos con mucho artesano que nos pide por teléfono, trabajamos por encargo. Mucha gente confía en nosotros y nos conoce; además, hay cosas que trabajamos nosotros y que queda muy poca gente que lo trabaje, como las pieles", añade Antonio.

Elementos del taller de El Revendible.

Elementos del taller de El Revendible. Treintayseis

Además, cuentan también con nueva clientela: gente joven que, gracias a el regreso de lo vintage, les lleva una cazadora de piel de sus padres o un bolso de su abuela para ponerlo a punto. También los hay que llevan una prenda que, tras estar guardada en una bolsa de un trastero durante años, es casi irreparable. "Si es que la pandemia dio lugar a abrir muchos armarios y entonces aparecieron joyas", comentan entre risas.

"A este tipo de prendas se les restaura un poco de color, un poco de hidratación y están felices con las cazadoras como nuevas que se acaban de llevar", añade Antonio.

En su día a día actual está la apuesta por el producto de calidad y su conocimiento para batirse en duelo con realidades de hoy en día, como el consumismo, que hace que se apueste más por el precio bajo y la poca duración que por un zapato o una prenda que dure muchos más años, la gran oferta e internet y la venta online.

Interior de El Revendible.

Interior de El Revendible. Treintayseis

"La gente ya no compra el zapato de la calidad de antes, y no lo arreglan porque no le merece la pena. Les cuesta dinero y prefieren comprar un zapato nuevo y olvidarse él", explican. La clave está en la calidad, pero también en el cuidado: "El problema es el mantenimiento. Una cazadora de piel si tú la cuidas, nunca se va a secar, nunca se va a cuartear", sentencia Antonio.

Eso sí, son conscientes de ese cambio en el mercado. "Nosotros tenemos buenos proveedores de pieles, seguimos trabajando con ellos, por eso tenemos una calidad de piel buena", razonan a la hora de hablar del precio. "Tener una buena calidad supone un precio, una cosa va sujeta a la otra. Hay competencia, otras calidades y otros precios, pero nosotros apostamos por esto".

La entrada de la tienda ofrece complementos de moda, como los paraguas, que han trabajado desde siempre, y a los que se han añadido otros productos para diversificar el negocio.

Fachada de El Revendible.

Fachada de El Revendible. Treintayseis

Fuera, el cartel sigue siendo el mismo que se identificaba a pocos metros de la Puerta del Sol. Un nombre, El Revendible, que les vino heredado; la razón la desconocen, pero Antonio considera que puede venir de que, antes, a principios de siglo, "había un mercado de segunda mano muy importante". Es decir, el intercambio de productos y la venta de otros para conseguir dinero sería el origen de su nombre.

Suena una alarma, que avisa de que ha llegado la hora de levantar la verja. El Revendible seguirá abriendo sus puertas para luchar contra el tiempo.