"Siempre he tenido un objetivo: sentirme cada vez más libre". Esta frase resume la trayectoria profesional de Liliana Lorenzo, una gallega de 32 años, nacida en Ponte Caldelas, que se lanzó a la aventura para conseguirlo y a la que el tiempo le ha dado la razón.

El caso de Liliana no es el de esa niña convencida de lo que quería ser de mayor, en su currículum no hay rastro de una vocación más allá que la de aprender e ir descubriendo cuáles eran sus habilidades; paso a paso ha ido encontrando su lugar en el mundo, aunque el camino lo sigue recorriendo. "Es algo que me pasa cada poco tiempo, preguntarme qué hago, a dónde voy... me he ido adaptando, eligiendo qué hago y qué no, porque ya no vale encajar en el presente al ritmo que avanzan las cosas", explica a Treintayseis.

Especialmente, en el campo del marketing digital, en el que se mueve desde hace años, aunque sus comienzos fueron casi por casualidad: "Trabajaba en una empresa familiar, pequeña, y un día me propusieron gestionar las redes sociales". Era el año 2014 y reconoce que pronto fue consciente de que se le daba "muy bien", aunque tardó más tiempo en "poner en palabras" que se dedicaba al marketing.

Punto de inflexión

En esa empresa, donde estaba "muy contenta", supuso un punto de inflexión tras proponerles la posibilidad de hacer su labor con las redes sociales desde casa o mientras viajaba. "Hay que estar en la oficina", se encontró como respuesta; eran tiempos previos a la pandemia, en los que el teletrabajo sonaba muy ajeno. "Antes, para trabajar en remoto solo era posible si eras autónomo o en otras culturas, como la americana", explica Liliana.

Como la única posibilidad de cumplir ese objetivo de "sentirse cada vez más libre" era hacerse freelance, recuperó los contactos que había hecho durante sus años de trabajo y dijo "sí" a todo lo que le ofrecían durante un año. "Quería crear un porfolio que me permitiese llegar a trabajar donde quisiese", asegura, aunque eso supuso jornadas de 15 horas e ir adaptándose a un nuevo rol: el de ser su propia jefa.

Mientras, los mensajes de la gente cercana eran comunes: "eso es muy difícil". La respuesta, "confiad en mí". "Mi madre me decía que me iba a poner mala por trabajar todo el día y que a ver cuándo iba a verla", recuerda riéndose porque ella "había cruzado el charco" hasta Cangas y su madre vivía en Vigo. "Emprender no es fácil, tienes que lidiar con muchas cosas y el mercado laboral de freelance es difícil, eres la primera de la que prescinden si las cosas van mal", razona.

Acto Voltaje

Pero en el caso de Liliana, las cosas salieron bien. Muy bien. Hace cuatro años se dio de alta como autónoma y montó su primer proyecto, una consultora de negocio y estrategia digital que en 4 meses estaba facturando 200.000 euros. Cuando finalizó, "por la volatilidad de los negocios", reordenó sus ideas y lo aprendido para lanzar ahora su nuevo proyecto: Acto Voltaje, una compañía itinerante que diseña marcas, metodologías de trabajo y planes de comunicación.

"Se estaban haciendo campañas de marketing digital sobre algo vacío, lo que provocaba que se copase el mercado y subiesen los precios, pero sin aportar", explica Liliana. Una actividad que aumentó en la pandemia, cuando las empresas se vieron en la "obligación" de comunicar y de activar sus procesos digitales, pero con la progresiva vuelta a la normalidad, "pasado el aluvión", se ha abierto un "nuevo panorama" en el que algunas "se han ido un poco asustadas" de este nuevo mundo digital.

Así, en Acto Voltaje busca proyectar lo imborrable, permanecer más allá de las tendencias y trabajar con empresas que tengan recorrido, que lleven tiempo aportando al mercado pero a las que les ha faltado las herramientas necesarias para comunicarlo bien, para hacérselo llegar a los consumidores, a su público. Una esencia que tiene base en el amor por su tierra y sus orígenes: "Lo importante está ahí y no nos damos cuenta".

Una autocaravana para trabajar sin ataduras

Actualmente, la vida de Liliana se acerca a lo que siempre ha buscado. Tras alcanzar la estabilidad económica y profesional, en mayo del año pasado se hizo con una autocaravana con la que puede viajar sin dejar de lado su trabajo. Dejar unos días su casa y lanzarse a la aventura, un plan que no hace sola: le acompañan su pareja, una perra y tres cobayas. "Tiene sus beneficios y su parte mala, como entrar en una reunión desde un bar sin conexión wifi y enganchada a la red del móvil", aunque compensa la sensación de "máxima libertad". "Trabajar en una oficina tiene sus cosas buenas, también, pero si tienes la oportunidad de elegir", reflexiona Liliana.

Espacio de trabajo en la autocaravana. Foto: Cedida

Su trayectoria también le ha servido para encontrar un reconocimiento en su red social favorita, LinkedIn, que comenzó a usar hace 10 años. "Empecé a publicar cosas sin expectativas y a la gente le fueron pareciendo interesantes", reconoce de un portal donde encuentra "información, inspiración, formación" y en el que han nacido "un 95% de mis mayores relaciones", tanto personales como profesionales, así como la oportunidad de dar charlas. "Es un canal muy bueno para amplificar los mensajes", reconoce, aunque huye de "los mensajes de azucarillo" para enseñar que se puede llegar, pero que hace falta comenzar desde abajo.

Top Voice 2022 Next Gen

De hecho, LinkedIn la ha reconocido como Top Voice 2022 Next Gen, una "voz autorizada" dentro de la red social y enmarcada en una nueva generación de emprendedores. "Supone un orgullo enorme, una palmada en la espalda y un abrazo muy grande con el que la red me premia", además de hacerle "un hueco" para que su mensaje llegue a más gente y que puedan comprobar que "existen otros caminos" a los que nos marcan.

Libertad horaria, sin barreras geográficas ni profesionales y un modelo itinerante, deslocalizado que no pone ataduras al talento, esa es la apuesta de Liliana como nómada digital, fruto de años de trabajo y, sobre todo, de dedicación a conocerse cada día más y mejor, en lo personal y en lo profesional.