No es la primera crisis del sector naval gallego y, probablemente, tampoco será la última, pues como apunta el secretario general de su patronal (Asime), Enrique Mallón, se trata de un sector y una actividad cíclica. "Esto es lo que se suele decir de muchos sectores pero no siempre es cierto, sin embargo, en el naval los ciclos son una realidad".
Dentro de la industria de la ciudad olívica, la construcción y reparación naval es una actividad histórica con más de cinco siglos de tradición, lo que implica que, más allá de los momentos difíciles, existe un conocimiento de la actividad y una trayectoria reconocible y admirada en muchos lugares del mundo. Así, una de sus grandes fortalezas es precisamente el enorme conocimiento y experiencia que hay en esta actividad en Galicia. Además, el sector apunta a la capacidad de adaptación, el trabajo a medida y experiencia en prácticamente cualquier tipología de buques como algunos de sus puntos fuertes. "Tenemos una gama de productos muy amplia, pesqueros, yates, oceanográficos, buques de pasajeros, de apoyo a plataformas petrolíferas, el abanico es prácticamente total", señala Mallón.
El naval constituye un sector clave para Galicia. En 2006 empleaba a 14.000 personas de forma directa. Desde la patronal aseguran que los últimos dos años no han sido buenos. Aún así, el sector empleó a 8.300 trabajadores directos en 2020 (6.600 en construcción y 1.700 en la actividad de reparación y mantenimiento de navíos). Esta cifra supuso una caída del 15% respecto al año anterior. La facturación del sector en Galicia, que también se vio reducida un 15% en 2020, fue de 230 millones de euros. "Creemos que hay posibilidades de volver a niveles de 2006 si las contrataciones funcionan", explica el secretario general de Asime.
El impacto de la crisis sanitaria
El sector ha vivido a los largo de los últimos años distintas crisis. "La caída de los precios del petróleo, por ejemplo, fue un duro golpe para la construcción de buques de apoyo a las plataformas petrolíferas. Además, en los últimos dos o tres años estaba habiendo un importante incremento en la construcción de barcos de transporte de pasajeros y pesqueros y ese crecimiento se ha frenado en seco", subraya Enrique Mallón.
La crisis sanitaria que se vive desde hace ya más de un año, ha mermado notablemente (en el caso de los cruceros se ha paralizado) la actividad del transporte marítimo de pasajeros. En cuanto a la construcción de barcos de pesca, aunque la actividad no se ha frenado, los inversores sí han decidido detener algunas inversiones debido a la desconfianza. En este sentido, "el Covid ha impactado de una manera clara en el sector naval gallego", comenta Mallón.
No obstante, desde la patronal del sector lanzan un mensaje de optimismo en lo que respecta al futuro. "Las vacunas van a suponer un relanzamiento de los cruceros y del transporte de pasajeros, así como de la construcción de pesqueros", destaca su secretario general.
Barreras y la antigua Vulcano
Por otra parte, la crisis de los dos grandes astilleros de la provincia de Pontevedra, Barreras y la antigua Vulcano, se ha visto reflejada en los datos globales del sector.
La sentencia del Tribunal de Conflictos que tumbaba el pasado mes de abril la concesión de los terrenos portuarios a los astilleros San Enrique, nueva propietaria de Vulcano, supuso un mazazo para la actividad del astillero, que comenzaba a ver la luz y que perdió varios contratos por la situación de incertidumbre respecto al futuro de la compañía.
"Creemos que estos terrenos de dominio público se deben destinar a la reparación y construcción naval. Siempre hemos defendido que el sector no está sobredimensionado; no sobran astilleros en Galicia. Entendemos que el Puerto de Vigo necesita una reordenación de espacios, pero se puede hacer hacia otra dirección, sin perjudicar tampoco al sector logístico", añade el secretario general de Asime.
Desde el comité de Vulcano, aseguran que tienen esperanzas de que finalmente se lleve a cabo una extensión de la concesión al nuevo propietario.
El astillero Barreras, que también se encuentra desde hace tiempo en una situación delicada, ha solicitado tanto al Estado como a la Xunta de Galicia una serie de ayudas que podría suponer la reactivación de su actividad y augurarle un futuro próspero. La propia compañía anunció la pasada semana que saldará la deuda que tiene pendiente con la industria auxiliar por la construcción del crucero de lujo Evrima gracias a las ayudas previstas.
En el área de A Coruña, Navantia Ferrol y Fene se han quedado ahora sin actividad a la espera de nueva carga de trabajo que llegará con las fragatas F-110, aunque desde el comité aseguran que se tardará un año y medio en comenzar la actividad.
Los grandes retos del sector
La patronal del sector naval plantea como el principal el fortalecimiento de la capacidad económico-financiera de los astilleros. Además, la digitalización de la industria, en la que se está trabajando es otro de los importantes puntos de mejora.
Los representantes de los trabajadores de la antigua Vulcano señalan como el gran reto de la industria naval las personas. "Es fundamental explorar colaboraciones con las universidades", cuentan desde el comité de Vulcano. Señalan que la construcción de un barco necesita todas las profesiones imaginables, desde informáticos, ingenieros, ceramistas, albañiles… "Es una industria muy interesante pero hay que atraer a los jóvenes para que se formen en ella, sin trabajadores, no hay construcción naval", apunta el comité.
Por otra parte, patronal y trabajadores coinciden en la necesidad de atraer compañías para la fabricación de bienes de equipo. Una industria prácticamente inexistente en la comunidad y en España y que hace que una gran parte de la inversión se vaya fuera del país.
A pesar de la crisis y de la difícil situación de algunas compañías, se espera que el sector naval gallego pueda volver a sus tiempos dorados e incrementar el empleo en la industria de forma notable. Para ellos, el sector asegura que el apoyo de la administración será fundamental, pero la actividad continúa, como han demostrado también recientes contrataciones en la comunidad como el oceanográfico que construirá Freire Shipyard para la estadounidense Mbari. Nodosa y Armón son otros dos de los astilleros gallegos que cuentan con actividad y que optan a importantes contratos.