Daniel Magaz, el CEO de Toldos Porriño, deseaba implantar la semana laboral de cuatro días desde que observó el modelo de los países nórdicos, hace ya algunos años. Este nuevo sistema de trabajo podría ofrecer a sus empleados un día libre más a la semana, permitiendo un descanso más largo y mejorando su calidad de vida.
El nuevo modelo, después de mucha planificación, iba a implantarse el pasado año 2020, pero la pandemia truncó los planes de Magaz. La Covid-19, no obstante, únicamente retrasó sus planes, pues este empresario tenía claro que quería cumplir su objetivo a corto plazo.
Así, el 1 de septiembre de 2021, Toldos Porriño comenzaba el ‘periodo de prueba’ de su nueva jornada laboral: se trabajaría cuatro días a la semana, de lunes a jueves o de martes a viernes, de forma rotativa. "En la empresa somos doce empleados y hemos instaurado un sistema por el que un mes la mitad de la plantilla libra los lunes y el mes siguiente lo hace los viernes, así siempre se alarga el fin de semana un día más".
36 horas, 4 días
Para poder establecer la nueva jornada laboral en Toldos Porriño sin que el cliente viese mermado el servicio, Magaz "reconstruyó" el horario y sus empleados trabajan ahora 36 horas repartidas en cuatro días. "Trabajamos nueve horas diarias y hacemos rotaciones porque al cliente hay que darle el mismo servicio de lunes a viernes", aclara.
Lo más complicado de la implantación del nuevo modelo, de hecho, fue convencer a los trabajadores de que sus condiciones no cambiarían. "Al principio se mostraron reticentes porque les preocupaba que se resintiese el sueldo o que la reducción de horas afectase a las cotizaciones a la Seguridad Social", confiesa el empresario.
"Siempre que el empresario quiere hacer algo el trabajador se pregunta dónde está el ‘pero’, y eso es normal", dice Magaz, "por eso dejamos muy claro desde el principio que nada iba a cambiar en sus contratos en lo que a las condiciones económicas se refiere". Sin embargo, tras constatarse que el sueldo y la cotización se mantendrían, todos estuvieron dispuestos a colaborar para que la nueva organización saliese adelante.
De este modo, desde hace ya casi dos meses, Toldos Porriño ofrece al cliente el mismo servicio, llevado a cabo por empleados más satisfechos con sus condiciones laborales.
¿Más motivación significa más productividad?
Daniel Magaz insiste en que él no es "un vudú empresarial" ni tiene la verdad absoluta sobre lo que es bueno o es malo para cualquier compañía. "Lo que sí puedo decir es que mis empleados están encantados con el nuevo modelo, más motivados", asegura. "Estamos todavía comprobando si esto funciona, pero por el momento, para Toldos Porriño, sí parece haber sido una buena decisión".
El CEO asegura que, desde que fundó la compañía en 2013, sabe que la base de la misma son los empleados: "Quien hace la empresa son los trabajadores, si ellos están contentos todo sale mejor". Reconoce que la productividad no se ha incrementado, "pero tampoco ha disminuido y trabajamos cuatro horas menos a la semana".
Magaz confiesa que "sería atrevido dar lecciones a nadie", pero a él este modelo le está funcionando muy bien. "La idea es que se quede indefinidamente, aunque haremos una valoración cuando llevemos seis meses con este sistema para comprobar qué va bien y qué no". Precisamente para hacer esta prueba, han decidido implantar la semana de cuatro días en temporada baja, "para tener capacidad de corregir rápidamente si se necesita, no querríamos en ningún caso perjudicar al cliente".
Hace ya dos meses que prefirió "priorizar la parte social para renunciar, quizás, a la monetaria" y por el momento parece que ha sabido compaginar ambas y beneficiarse de los cambios impuestos. "El trabajo sigue saliendo a la misma velocidad, los retrasos que tenemos se deben a la crisis de suministros que vive toda la industria, los clientes no han notado que hayamos reducido la semana laboral".
Por el momento, Toldos Porriño es la única empresa gallega con semanas de cuatro días, pero quizás en algunos años este sea el modelo predominante. Aunque él no lo crea, puede que Daniel Magaz sí se esté convirtiendo en un "vudú empresarial" pionero y visionario.