Tras el estallido de la guerra en Ucrania el pasado 24 de febrero, las consecuencias económicas para industrias y empresas se multiplican día tras día. "El granero de europa", como se conoce a este país del Este, es también uno de los principales productores del mundo de aceite de girasol, de donde procede el 70% de la importación española de este producto.
La patronal conservera Anfaco-Cecopesca, adelantó ya hace algo más de una semana que el sector tendría problemas de abastecimiento en aproximadamente un mes, y que resultaba imprescindible barajar alternativas por si la falta de este producto se alargaba en el tiempo.
"Se han solicitado medidas de urgencia a la Administración española que todavía no se han visto respondidas, como el etiquetado y que Italia ha promulgado, y que por tanto nos vemos sin ninguna solución, por el momento. Además, solicitamos que la producción de aceite de oliva no sea objeto de una especulación y ya desarrollamos formulaciones con aceites vegetales sustitutivos", explica Juan Manuel Vieites, secretario general de la patronal conservera.
Además, si la situación ya era complicada hace unos días, la suma del paro en el transporte ha acabado de darle fuerza a la tormenta perfecta que, según la asociación de la industria mar-alimentaria, "ya ha hecho parar algunas fábricas y si no se resuelve, será algo generalizado".
La soja, una posibilidad
El aceite de girasol, que los días posteriores al inicio de la guerra generó la compra compulsiva en muchos supermercados de Galicia, es un elemento de gran relevancia en el proceso de elaboración de numerosos productos del mar. Según señalan desde Anfaco, además de la cobertura de pescados como atún, sardina o filetes de caballa, entre otros, también es un ingrediente clave en la elaboración de salsas como escabeche, tomate o salsa de vieira. Además, en general, la industria de elaborados de pescado y marisco lo utiliza para aquellos productos precocinados, como rebozados o empanados.
Ante esta situación las compañías, con ayuda de la patronal, buscan alternativas a la complicada situación ante la posibilidad de que la realidad en Ucrania no mejore en el corto plazo. Así, el aceite de soja se ha postulado ya como uno de los candidatos a sustituir en algunos procesos al de girasol. Según avanzó ayer el Diario de Pontevedra, la conservera Pescamar, con sede en Poio, habría avanzado ya en este proceso con la compra de este aceite vegetal alternativo. Según explicaban desde la compañía a este medio, su utilización constituye "una subida del 15% en el precio de venta del producto y, además, obliga a cambiar los estuches de las conservas para recoger que se ha modificado uno de los ingredientes".
Respecto a la pobilidad de realizar este cambio generalizado en los procesos de producción de conservas y productos del mar, Juan Manuel Vieites asegura que la clave está en el mercado."Debemos conseguir una producción de conservas en aceite de soja, u otro líquido de cobertura, de alto valor añadido, que el consumidor aprecie y tenga capacidad de compra a fin de mantener el consumo. Veremos posteriormente cómo se posiciona en la categoría de conservas y el lineal. Existirá un proceso de adaptación en el ticket de compra, que ya se está produciendo", sostiene el secretario general de la patronal.
Escasa presencia en la UE
Según explican desde Anfaco, aunque la superficie de soja en la Unión Europea ha aumentado en las últimas campañas, su presencia todavía es reducida. Así, las empresas se verán, previsiblemente, obligadas a importar el producto desde otros países. Los principales productores mundiales de aceite de soja son China, Estados Unidos, Brasil y Argentina.
En cuanto al valor nutricional del producto, tanto el aceite de soja como el de girasol "pueden considerarse alimentos saludables", detaca Vieites, quien asegura que existen dos aspectos fundamentales a considerar como es la "misma composición de los aceites, ricos en grasas poliinsaturadas y bajos en grasas saturadas, y su estabilidad e idoneidad para el proceso de fritura o esterilización".
De todas maneras, esta apreciación debe ponerse en el contexto de que "el consumo de aceite y cualquier otro tipo de alimento, debe realizarse atendiendo a unos criterios de frecuencia y cantidades, adecuadamente descritos a través de las pirámides nutricionales. Los aceites, como cualquier otro tipo de grasa, se caracterizan por un elevado contenido energético y por tanto su empleo debe evitar los excesos. Bajo esas consideraciones, puede sostenerse que estos aceites pueden integrarse en una dieta saludable", añade el secretario general de Anfaco.
Ante esta complicada coyuntura, y según confirman en la patronal del sector conservero, todas las empresas que fabrican referencias en aceite de girasol, obligatoriamente, "están adoptando planes de contingencia y búsqueda de aceites vegetales alternativos. Es una cuestión compleja, ha desaparecido el 70% de origen que proveía dicha materia prima", concluye Juan Manuel Vieites.