Mientras el alquiler de temporada crece, el permanente sufre un descenso en toda Galicia. Una realidad que también afecta a Vigo, donde este año se alcanzó el mínimo histórico de la oferta de pisos en alquiler.
En abril de este año, la ciudad olívica disponía de 360 viviendas para su alquiler; mientras, un mes antes, en el mes de marzo, eran 420 pisos. El descenso de la oferta para alquilar ha provocado un continuado aumento del precio para acceder a una vivienda, que de media se sitúa en 10 euros por metro cuadrado. De hecho, este mes de junio se alcanzó el techo histórico con 10,3 de media en el núcleo urbano,
En el centro de Vigo, en zonas como Arenal y Gran Vía, entre la Plaza de España y el Corte Inglés, el precio aumenta hasta el 11,5 y 11%, según los datos del portal inmobiliario Idealista para el mes de septiembre de este año.
Unos datos que se ratifican con los publicados por el Observatorio da Vivenda de Galicia, actualizados a 30 de septiembre. Vigo es, según el último informe, la ciudad más cara de Galicia para alquilar un piso, con una media de 644,8 euros. Si nos fijamos en los barrios, la zona de Saiáns alcanza los 1.906,3 euros de media y un arco entre los 1.217,9 y los 845,8 euros en Oia; en el centro, el precio medio es de 700 euros.
Situación "complicada"
"La situación en Vigo está complicada porque la primera barrera que te encuentras es que está carísimo", afirma Borja, de 39 años, que señala una gran subida de precios en los últimos siete años, cuando él alquiló el piso en el que vive ahora, en la zona de Camelias: unos 60 metros por 500 euros con garaje, que calcula que hoy ascendería a 700 euros mensuales.
En este caso, Borja es trabajador del sector, en la inmobiliaria Ático Zero, por lo que la fotografía del mercado en la ciudad la tiene perfectamente controlada. "Los precios en muchos casos está 150 y 200 euros por encima del precio que deberían de tener", explica como "opinión personal". Aunque, según está el mercado, "ya no sorprende y lo asumes".
Así, explica que se han alquilado pisos en zonas antes más baratas por precios más elevados. "Al final se alquilan porque la gente está desesperada: los propietarios, en esta situación, se animan y ponen esos precios", concluye.
Todo esto está derivando en que una persona sola se encuentra con "la barrera del alquiler más los gastos", ya que un estudio actualmente ronda los 500 euros. "Parece que te obligan a tener pareja", añade Borja. Y es que, además, en muchos casos hay que sumar otras cantidades que pueden ir desde la fianza de un mes, un depósito, que puede ser de dos meses, y un seguro de impago; sobre este último, Borja destaca que, a pesar de que se le suele exigir al inquilino, realmente es un seguro que debería pagar el arrendador, ya que le protege a él, que aparece como tomador del seguro.
Como punto final a esta fotografía, Borja destaca que, salvo viviendas más "complicadas", como pueden ser las de una tercera planta sin ascensor o aquellas grandes, de 3 o 4 habitaciones, enfocadas a un público familiar, sin garaje y en calles que son "difíciles para aparcar", el resto de pisos se alquilan bastante rápido, "normalmente entre las 3 y 4 primeras visitas".
"Trabajar por y para el piso"
El caso de Antón, de 34 años, tuvo "suerte" a la hora de poder alquilar una vivienda para él solo, por 500 euros en la zona de la Miñoca. "Fue a través de una conocida de mi hermana y no he tenido que pagar seguro, sólo un mes de fianza", explica.
"Pero lo de los pisos es una auténtica locura, yo quiero cambiar porque es un bajo y quiero algo un poco más luminoso, pero no hay manera; como no comparta con alguien, es imposible", añade.
En resumen, sentencia, "es que si quieres vivir solo tienes que trabajar por y para el piso". "Entre alquiler, comida, gastos de agua y luz e internet ahí te va el sueldo, a no ser que trabajes en algo donde cobres mínimo 2.000 euros, que aún te da para ahorrar un poquito, si eres tú solo, claro", concreta.
Antón solicitó el año pasado una ayuda para el alquiler, "que te dicen que te dan la mitad del alquiler, que está genial", pero la realidad no ha sido tan positiva como esperaba. "La ayuda me la dieron toda junta al acabar el año... ¿de qué me vale esa ayuda si no es mes a mes?", se pregunta.
"Aún encima, la tuve que declarar y me 'soplaron' casi mil euros", lamenta.
Ayudas públicas
En el caso de las ayudas, muchas de ellas destinadas a la compra de pisos, además de al alquiler, la Xunta lanzó a principios de mes ayudas para la emancipación; es decir, dinero para los primeros gastos, más allá de los que genera el alquiler. Además, Alfonso Rueda destacó que se está ampliando el parque público de vivienda, que alcanza los 8.000 inmuebles, con el objetivo de destinarlas a la venta o el alquiler para menores de 36 años.
Unas medidas que se suman a los avales del 20% para jóvenes que quieran comprar una vivienda o los bonos de alquiler que, informan desde la Xunta, ya benefician a 4.300 gallegos.
Desde el Gobierno, el delegado en Galicia, Pedro Blanco, anunció ayer la segunda convocatoria del "Bono Alquiler Joven", a la que se destinarán 11,4 millones de euros, lo que eleva la aportación estatal hasta los 34,2 millones, "una aportación sin precendentes".
Además, Blanco puso de manifeisto que se estaba viviendo la "tasa de emancipación más baja de la historia de Galicia".
Vivir sola, "imposible"
Por su parte, Cristina, de 28 años, "todavía" vive con sus padres, en la zona de Rosalía de Castro, una realidad muy frecuente en los últimos años. Tras estar dos años en Irlanda trabajando, regresó hace un año a Vigo y asegura que, al principio, "quería vivir con mis padres, después de un tiempo fuera"; ahora, asegura que va "necesitando vivir sola", pero en este periodo de búsqueda lo ve como algo "imposible". "Es muy difícil encontrar algo decente y que pueda pagar yo sola, si sumas gastos de electricidad, agua, garaje...".
La opción de compartir no es, por el momento, una posibilidad que maneje: "En Irlanda vivía en un piso con otras dos chicas, pero ahora no me planteo irme a compartir otra vez. Para eso estoy en casa de mis padres, que me permite ahorrar y hacer peto, aunque colaboro lo que puedo, ahorrarme un alquiler me permite pensar que tendré un colchón en caso de que encuentre algo que, aunque no se ajuste a mi presupuesto, pueda acceder gastándome más pero teniendo ese dinero por lo que pueda pasar", esgrime.
Además del precio, lo que ha podido ver por el momento no le convence: "Lo que he visto es un poco deprimente; estudios con poca luz que cuestan como un piso con una habitación y exterior. Cosas con una habitación son bastante imposibles", lamenta Cristina, que utiliza portales web para buscar, ya que le parece "más cómodo" gestionárselo ella misma.
En paralelo a su realidad, está la de su hermano, de 31 años. "Se independizó un poco antes de volver yo, como dándome el relevo", explica entre risas. Con su pareja, ambos con sueldos "decentes" y trabajos "más o menos estables", viven en un piso de una habitación, que "no está mal", cerca de la zona de Rosalía y por el que pagan 800 euros, algo que a ella le parece "una pasada" por un piso "con una habitación".