Ha sido durante la rueda de prensa ofrecida por el presidente de la Xunta tras el Consello de hoy cuando ha suscrito las palabras de Carlos Tavares, CEO de Stellantis, en una entrevista concedida al medio francés Les Echos. En ella, el consejero delegado opinaba sobre la nueva legislación europea con respecto al sector de la automoción y la aparente falta de interés de España para asumir los retos de la transición ecológica.
Según recoge EFE, Tavares criticó la posición del Gobierno español porque "se puede decir al mismo tiempo que la lucha contra el cambio climático es una prioridad y que se quiere acabar con los motores térmicos de los vehículos". No obstante, en el sector automovilístico, "hace falta tiempo para que emerja otra industria e inventar nuevas tecnologías". "El señor Tavares ha dicho la verdad: sobre automoción saben las empresas de automoción, no los políticos", secundaba Feijóo.
"Que se imponga un sistema único de montaje y un plazo único de entrega es sorprendente", aseguraba, "y más siendo España la segunda potencia de Europa en ensamblar vehículos". Para Feijóo, es un error que se obligue a la electrificación del sector sin contar con el coste que va a tener para las empresas "y para el ciudadano, porque vivimos un momento en el que se venden menos coches por la crisis del coronavirus y por la crisis de los semiconductores: será un coste muy difícil de asumir".
Por todas estas razones ha reconocido estar "más de acuerdo con Tavares que con el Gobierno", afirmando que el consejero delegado de Stellantis "ha sido lo suficientemente explícito en sus declaraciones" al respecto de la nueva legislación. "España se encuentra en una situación crítica en relación con el sector de la automoción, que es determinante para muchas comunidades autónomas y también para Galicia, sin duda", aseguraba. "La caída del sector de la automoción sería un problema económico de primer nivel para Galicia".
Feijóo ha afeado que tampoco se contase con Stellantis para la implantación en Vigo de la nueva fábrica de baterías, como aseguró también Tavares. "Es verdad que fue una discriminación y una cacicada", reconocía el presidente autonómico.