El proyecto gallego Kersship, que actualmente se acelera en el programa de acompañamiento a emprendedores Sherpa Journeys de Sherpa do Mar, aterriza el sueño de los buques ecoeficientes con un innovador propulsor de proa que reduce las emisiones, minimiza el riesgo de colisión y usa el viento y la inercia para generar energía. El objetivo es construir barcos más seguros y ecológicos y reducir la huella de carbono buscando distintas sinergias.
El futuro del transporte marítimo pasa por el uso de las energías renovables, un objetivo complicado por la falta de espacio a bordo y el implacable entorno marino. Los buques emiten el 13,5% de los gases de efecto invernadero procedentes del transporte en la UE y, con la Agenda 2030 a las puertas, la carrera por la innovación en las autopistas del mar pisa el acelerador. Con ese escenario de fondo nace Kersship.
Esta iniciativa del investigador naval ferrolano Gerardo García, doctorando en la Universidad de A Coruña, consiste en un prototipo para un innovador motor propulsor de proa. Los actuales tienen un único cometido: empujar al buque en las maniobras para atracar o desatracar. Este nuevo modelo tiene doble función: propulsar y generar electricidad. Es similar al sistema KERS de automoción (Kinetic Energy Recovery Sistem, que transforma la energía generada en la frenada en electricidad), pero "aquí las hélices son las ruedas y la carretera sería el mar".
Este nuevo propulsor, que está dirigido a astilleros, armadoras o navieras, consiste en abrir en la proa un agujero y sacar una tubería paralela a la eslora hasta la hélice para canalizar el agua. "Los grandes buques tardan muchísimo en frenar debido a su inercia y este sistema puede mejorar la eficiencia canalizando el agua hacia las hélices generando electricidad durante la maniobra de aproximación a costa". La gestión de la energía resulta muy eficiente, contamina menos y ahorra costes y emisiones de CO2 a la atmósfera entrando en sinergias con otros dispositivos como baterías o velas. Cuanto mayor es la embarcación, más inercia y, por tanto, mayor eficiencia.
Kersship nace como una solución eficiente para cruceros, buques portacontenedores, pesqueros o, incluso, veleros. El mar, el viento, la inercia "trabajan por nosotros". Por ejemplo, un buque como el Juan Sebastián Elcano, que es todo velas, "no necesitaría prácticamente motor diésel", afirma el creador de este novedoso motor propulsor.
Otra de las ventajas de este innovador sistema es que reduce el riesgo de colisión entre grandes buques. Este propulsor de proa podría funcionar como un timón más, una ayuda extra al de popa que mejora la maniobrabilidad en esas situaciones de riesgo donde la inercia de estos colosos del mar ralentiza los movimientos.
Más visibilidad gracias a Sherpa do Mar
Kersship forma parte del programa de acompañamiento Sherpa Journeys. "He recibido contactos gracias al programa y una mayor visibilidad, siendo muy positivo", explica Gerardo García, tras varios años volcado en este proyecto con capacidad, asegura, de captar fondos Next Generation y generar empleo. En este momento, está volcado en aunar esfuerzos e intentar poner de acuerdo a empresas y administraciones para captar fondos. "Confío en mi tecnología. Es mi idea y creo en ella firmemente", remacha.
El próximo paso sería la creación de una oficina multidisciplinar para llevar del papel al ordenador sus cálculos. Y, a partir de ahí, construir ya el prototipo que contribuya a la esperada revolución del transporte marítimo. Una idea que cuenta ya con un reconocimiento, tras hacerse con el Premio Accésit en el Congreso Nacional de Ingeniería Naval de Barcelona en 2016.